Guía cofrade: La espalda de Baltasar (324)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

06 ene 2018 / 21:56 h - Actualizado: 06 ene 2018 / 21:56 h.
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  • Espalda del Rey Baltasar, en la cabalgata de ayer en Sevilla. / Jesús Barrera
    Espalda del Rey Baltasar, en la cabalgata de ayer en Sevilla. / Jesús Barrera

Cuándo aún no había catado siquiera las mieles de sentirse monarca de la ilusión, recién iniciada la senda del mágico cortejo en la previa de la Epifanía, el último de sus Majestades de Oriente ya tenía que soportar un sinfín de instantáneas dirigidas a su chepa. ‘¡La espalda de Baltasar!’, se gritaba en la vieja Híspalis al unísono a través de millones de bits lanzados en forma de sendos tuits, mensajes de whatsapps y de otros cachivaches contemporáneos del demonio. Esa y no otra, es la forma que los jartibles de la ciudad más cofrade del mundo anuncian el arranque de una particular cuaresma: la más auténtica cuenta atrás hacia un nuevo Domingo de Ramos.

Este concepto ha ido ganando fuerza en el último lustro, hasta convertirse en una de las expresiones más pronunciadas de la tarde de Reyes. Tras la recogida de la Cabalgata de Reyes –lo último en entrar es la espalda de Baltasar-, Sevilla se prepara para vivir a tutiplén los precedentes de la pasión de Cristo, aún a semanas del Miércoles de Ceniza. Desde este mismo 6 de enero –amén del quinario del Gran Poder–, ya sin cortapisas navideñas, el almanaque se colma de quinarios, triduos y besapiés, aterrizan en el buzón los anuarios de hermandades y los abonos de las sillas, el costalero desempolva su morcilla, el músico afina la corneta y no son pocos los que se apuntan al gimnasio para entrar en el cinturón de esparto. A pocos se les escapa que la precuaresma es irreductible.

No cabe otro modus vivendi en una ciudad que sigue viviendo por y para la primavera, con un paréntesis invernal de entusiasmo insondable: el de la cofradía de sus Majestades de Oriente, que en este 2018 se ha visto, precisamente, cargada de connotaciones semanasanteras. Las previsiones climáticas retrotrajeron a pasajes de cabildos generales, con expertos meteorólogos por doquier y tiempos de paso de exactitud suiza en la huída de la inclemencia. Hasta hay quién bromeaba con endosarle un palio al mismo Baltasar cuya espalda es también la puerta hacia la estación ilusoria más sevillana del año.