Guía Cofrade: La gandinga (120)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

09 abr 2017 / 09:41 h - Actualizado: 09 abr 2017 / 09:42 h.
"Cofradías","Guía cofrade"
  • Los armaos en el convento de San Antonio de Padua. / El Correo
    Los armaos en el convento de San Antonio de Padua. / El Correo

La gandinga es la escolta que cierra la formación de la Centuria. El origen de esta denominación es una muestra más de la vinculación que existe entre los armaos y el barrio de la Macarena, arrabal netamente popular y humilde que ha alcanzado una considerable repercusión universal gracias a la devoción sin igual que despierta la Virgen de la Esperanza (el término Macarena se añade oficialmente como nombre tras la Coronación Canónica firmada por la Santa Sede en el año 1964, por lo que hoy la Virgen es nombrada oficialmente como Esperanza Macarena, tomando así también el nombre de su barrio, aunque su advocación original y el nombre con el que los macarenos la conocen es el de Esperanza. La Macarena es un término con el que los macarenos identifican a la Hermandad en su conjunto, y el nombre con el que suelen identificar a la Virgen la gente normalmente más alejada de la Hermandad. En el seno de ésta siempre es la Virgen de la Esperanza).

El caso es que en los primeros años de vida, y durante bastante tiempo, el comportamiento de la Centuria fue díscolo y poco disciplinado, difuminándose la frontera entre lo que sería una estampa costumbrista y popular y un comportamiento poco deseable. Durante los siglos XVII y XVIII era frecuente la sanción a sus miembros e incluso la suspensión del acompañamiento en la formación de la Cofradía. Dadas las mentalidades de entonces y las penurias existentes, el sentido con que se participaba en la Cofradía estaba muy alejado de lo que hoy podemos ver. Lo cierto es que los mozalbetes del propio barrio eran los que solían salir de armao, a veces a cambio de una cantidad determinada de arrobas de vino, como consta en numerosos y curiosísimos documentos que se conservan en el archivo de la Hermandad. Esta tendencia duró muchos años, acentuándose en unas épocas y rebajándose en otras.

Como la mayoría de los componentes procedían del barrio y del entorno de los Mercados de Abastos de la Plaza de la Feria y de la Plaza de la Encarnación, los más díscolos eran colocados en las últimas filas para procurar que se notara menos su indisciplina. Y en la jerga de los placeros de los Mercados, la gandinga es y era la parte inútil que se deshecha del pollo, es decir, lo que no sirve. De ahí que se conocieran a quienes eran los más indisciplinados que iban al final de la formación y causaban más problemas como la gandinga de la Centuria, término que hoy se ha tornado en cariñoso y en un ejemplo más de la unión que existe con las señas de identidad del propio barrio de la Macarena.