Guía cofrade: La levantá (39)

En esta entrega de nuestra Guía Cofrade les hablamos de la levantá y sus diferentes modalidades

17 ene 2017 / 20:23 h - Actualizado: 18 ene 2017 / 09:49 h.
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  • Los costaleros del palio de las Mercedes de Santa Genoveva levantan el paso. / Paco Cazalla
    Los costaleros del palio de las Mercedes de Santa Genoveva levantan el paso. / Paco Cazalla
  • Momento de meter riñones. / Gregorio Barrera
    Momento de meter riñones. / Gregorio Barrera
  • Primero momento de la levantá.
    Primero momento de la levantá.

Amén de una conocida tertulia cofrade así bautizada y con sede en la barriada de Montequinto, el término la levantá hace referencia en el argot cofradiero a ese momento supremo en que los costaleros, apremiados por el último toque del llamador, izan sus cuerpos para levantar las andas procesionales e iniciar una nueva chicotá. El recordado investigador Juan Carrero Rodríguez en su Gran Diccionario de la Semana Santa aclara que el costalero realiza este movimiento en tres tiempos. «Las manos cogidas en la trabajadera de delante, con la musculatura en tensión, en estado de alerta, sin soportar peso» sería el primero. Luego llega el momento de meter riñones coincidiendo con el segundo toque de martillo (en el caso de los pasos de silencio) o tras la voz de aviso del capataz de «a ésta es...». La columna vertebral del costalero se alinea entonces bajo la trabajadera y prepara su cerviz para, con la ayuda del impulso de palanca de las piernas, recibir el peso sobre su costal. En el tercer y definitivo tiempo de la levantá, el costalero, dando un salto, despega sus pies del suelo –en el caso de las levantás al cielo– o simplemente los alinea –caso de las levantás a pulso aliviao– de manera que los zancos del paso se levanten del suelo para, de esa manera, iniciar el movimiento de las andas.

Además de las levantás al cielo y a pulso ésta última también con la variante de a pulso alviao, Emilio Velázquez Mijarra habla en su obra Léxico de capataces y costaleros de un tercer tipo de levantá, la denominada levantá al tambor o a la música, a la que define como «una atrevida combinación de levantá a pulso aliviá y mecía de costero a costero. Ambas acciones son simultáneas, y mientras el paso se levanta se mece desde el suelo a son de alguna conocida marcha que la banda habrá empezado a atacar momentos antes de que suene el martillo».

La invención de este tipo de levantá a la música –que aún hoy practican pasos como el del misterio de las Tres Caídas de la Esperanza de Triana– se concede al célebra capataz sevillano Salvador Dorado El Penitente, quien solía lucir mucho estas levantás en el paso de la Virgen de los Ángeles de la hermandad de Los Negritos.