Guía cofrade: Llamarse (295)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

06 dic 2017 / 10:12 h - Actualizado: 06 dic 2017 / 10:12 h.
"Cofradías","Guía cofrade"
  • Un patero del paso de palio de María Santísima de la Paz se agarra al zanco. / Jesús Barrera
    Un patero del paso de palio de María Santísima de la Paz se agarra al zanco. / Jesús Barrera

Hoy traemos a esta guía de términos cofradieros que viene editando El Correo de Andalucía una palabra propia del léxico de capataces y costaleros: llamarse. Este término se engloba dentro de las voces de mando del capataz a su cuadrilla con intención de corregir ligeramente el rumbo o el encuadre de un paso. Cuando un capataz se percata de que el paso, al andar de frente, varía involuntariamente su trayectoria, desplazándose a la derecha o a la izquierda, éste manda llamarse a uno de los pateros para corregir su rumbo. «Fulano, llámate» es una orden que se repite en numerosas ocasiones a lo largo del recorrido. Emilio Velázquez Mijarra en su libro Léxico de capataces y costaleros define la acción de llamarse como el «sensible desplazamiento de uno de los pateros (secundado a veces por su fijador y por el costalero que lleva al lado) hacia la dirección donde haya sido igualado». De este modo, si el capataz manda llamarse al patero que va en el zanco izquierdo, éste deberá desplazarse un poco hacia la izquierda. A veces el capataz abrevia esta voz de mando pronunciando únicamente el nombre o el apodo del costalero en cuestión, de manera que el patero se llame sólo con oír su nombre. No obstante, en las cofradías de negro suele estar mal visto que a los pateros se les llame por su nombre, de ahí que esta voz de mando se sustituya en esos casos por una orden más genérica: «Derecha alante» o «Izquierda alante». Hay capataces, sin embargo, contrarios por principio a llamar a los costaleros por su nombre debido a que son numerosos los relevos que se producen bajo el paso a lo largo del recorrido para meter a nuevos hombres de refresco, lo que multiplica la posibilidad de que el capataz acabe llamando a un patero que no encuentre en ese momento bajo el paso.