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La túnica y capa de los nazarenos de la Macarena son de lana de merino. / El Correo
Además de un juez con jurisdicción en un determinado territorio o un cuidador del ganado y de sus pastos, y de las divisiones de estos, el término hace referencia, según recoge el diccionario de la Real Academia de la Lengua, al carnero u oveja con hocico grueso y ancho, la nariz con arrugas transversas y la cabeza y las extremidades cubiertas, como todo el cuerpo, de lana muy fina, corta y rizada. Pero, ¿por qué hablamos de unas cualidades concretas de la cabaña ovina en este rincón cofrade? La razón es muy sencilla: el merino es un tipo de tejido utilizado por muchas hermandades de la Semana Santa para la confección de sus túnicas y capas.
No es un asunto baladí este apartado textil hasta el punto de que la mayoría de las corporaciones, en sus reglas, ponen el acento en el material empleado para el hábito nazareno. Así, por ejemplo, la Macarena establece que los hermanos que participen en la estación de penitencia vestirán «sotana y capa de merino o similar de color crema, con botonadura morada y cíngulo trenzado con cuatro hilos, dos de seda color morado y dos de oro, así como antifaz de terciopelo morado si acompañan al Señor de la Sentencia».
En capítulos anteriores, en estas páginas se han abordado los diferentes hábitos de los nazarenos. Las túnicas pueden ser de cola o de capa; si bien, en el primero de los casos, el ruan es el tejido más utilizado –también hay hermandades que optaron por el raso, como Las Cigarreras–. Sin embargo, en las hermandades de capa, el abanico es algo más amplio, pues al citado merino habría que añadir el terciopelo y el tergal, que es una fibra sintética muy resistente. Incluso hay corporaciones que utilizan otro término, el de lanilla, como La Quinta Angustia, que emplea este material en la confección de los bocamangas, de color crema, de los nazarenos. Un detalle muy característico de esta cofradía del Jueves Santo.
El merino es un tejido noble, junto al terciopelo, y ello tiene su reflejo en el coste del hábito nazareno. En este sentido, su precio final suele rondar los 500 euros aunque depende de otros factores, como el uso o no de terciopelo en los antifaces o de cómo estén confeccionado los escudos puesto que los hay bordados en hilo y en oro. Este tipo de lana no es exclusivo de penitentes; también se emplea en túnicas para las sagradas imágenes.