El neogótico es una corriente artística propia de la segunda mitad del siglo XIX, ligada especialmente a la arquitectura, pero que aquí traemos para relacionarla con la configuración de algunos pasos de nuestra Semana Santa. Este estilo se circunscribe dentro de la corriente general del Romanticismo, en el que se trataron de recuperar esencias estéticas de la antigüedad y el medievo, no siempre con brillantez.
En la Semana Santa sevillana, el neogótico lo encontramos principalmente en la hechura de algunos de los pasos más característicos que procesionan por nuestras calles. Sin ninguna duda, el caso más sobresaliente es el de la hermandad del Santo Entierro, cuyos tres pasos son de este estilo artístico. Entre ellos destaca sobremanera el del Cristo Yacente, obra de Antonio del Canto Torralva en 1880. La recuperación de las formas góticas que reinaron en España durante la Baja Edad Media tenían un sentido espiritual de corte eminentemente funerario, e incluso en ocasiones, evocadores del Romanticismo Oscuro de la literatura de la época. En este sentido, el paso de la Canina es todo un referente.
El tercero de los pasos del Santo Entierro, el del Duelo, no sólo es otra obra importante de este neogótico en cuanto a la construcción y decoración del paso en sí. La propia disposición del conjunto escultórico e incluso algunos de los bordados de sus ropajes, recuerdan también las escenografías de las obras pictóricas de esta época de sombras en el arte de finales del siglo XIX.
Otro de los grandes hitos de este estilo es el paso de misterio de la hermandad de Santa Cruz, el que lleva al Cristo de las Misericordias y la Virgen de la Antigua, en el que llaman poderosísimamente la atención los candelabros coronados con la Cruz de Jerusalén.
Por último, cabe mencionar también otra hermandad con sus dos pasos conjuntados bajo este estilo: la Lanzada. En este caso, se trata de estilo neogótico florido, un nuevo revival goticista de mediados del siglo XX. El canasto del inmenso misterio del Miércoles Santo fue diseñado por Luis Jimenez Espinosa y está inspirado en la crestería del Altar Mayor de la Catedral. El paso de la Virgen del Buen Fin tiene este estilo aún más acusado, visible tanto en su palio como en sus interesantes respiraderos. Como curiosidad, se trata de uno de los dos pasos de palio de sevilla con los respiraderos de madera, junto al del Sol.