Guía cofrade: ‘Performance’ (203)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

05 sep 2017 / 08:29 h - Actualizado: 05 sep 2017 / 08:30 h.
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  • El muñidor de la Sagrada Mortaja reproducido como figura de Playmobil. / El Correo
    El muñidor de la Sagrada Mortaja reproducido como figura de Playmobil. / El Correo

El término performance se ha difundido en las artes plásticas a partir de la expresión inglesa performance art con el significado de arte en vivo. Es cierto que la denominación está habitualmente ligada a las expresiones más vanguardistas y, en ese sentido, la Semana Santa sería una antítesis. Pero, paradójicamente, es a la vez una de las más incontestables muestras de arte en vivo que podemos contemplar. Desde otra óptica, la de los innumerables turistas que la miran, sin lugar a dudas que las procesiones, sus cortejos y los ritos que las circundan constituyen elevados ejemplos de performance. Pero también desde la visión religiosa más estricta, la Semana Santa es una performance, una demostración pública de la fe que conserva y se muestra con un guion histórico que, hoy, a ojos del siglo XXI, constituye una suerte de teatro místico sin igual.

Seguramente uno de los ejemplos más sobresalientes de lo que se viene a exponer es la figura del muñidor de la Sagrada Mortaja, teatralizando un cortejo fúnebre en el que no falta ningún elemento. Todo su paso constituye una sofisticada performance que congela el tiempo y la sangre. Desde luego, teatrales son también los nazarenos con ropón negro que preceden a la Canina del Santo Entierro, en lo que constituye una estampa que, a su modo, solo puede darse en un lugar y tiempo exacto, en la tarde del Sábado Santo de Sevilla.

Abriendo la madrugada, el cortejo mudo de El Silencio goza de unos espectadores que no desean perderse un solo ruan; sabedores de que todo el público está invitado a un festín visual que tiene mucho, muchísimo, de puesta en escena. En la exposición del paño de la Verónica que hace la hermandad de Montserrat o en el mismo tránsito de Los Servitas por San Luis a su regreso también hay elementos fundamentales de una performance. Pasa a la vez en la puesta de largo de la Macarena, con su inmensa fuerza como fiesta y rito, o en las oleadas de nazarenos de negro que colman la noche del Lunes Santo. Sí, la Semana Santa es, además de todas las cosas, una inmensa y colosal performance, arte vivo, una manifestación a la que poder acercarse desde innumerables puntos de vista.