-
El arco del Postigo o Postigo del Aceite, desde la calle Almirantazgo. / José Luis Montero
Según la el diccionario de la Real Academia Española (RAE) en una de sus acepciones Puerta no principal de una ciudad o pueblo. En Sevilla tuvimos varios, hasta doce más uno, aunque ahora, en la actualidad como puertas secundarias o postigos nos quedan tres y con la denominación Postigo sólo uno. El del Aceite. Situado en esa frontera invisible que separa el Arenal del resto de Sevilla. Está datada a principios del Siglo XI en tiempos de Ben Yusuf y desde el Duque de Medinaceli primer morador a la familia Casas, los actuales, según reza en escrituras y después de unos cuantos retoques acabó con la disposición que actualmente la conocemos. Postigo del aceite por razones obvias, une la calle Almirantazgo con la calle Dos de Mayo, calles con tintes militares y belicosos, nada más lejos del carácter de este Postigo. Por un extremo nos encontramos la capillita de la Pura y Limpia, atribuida a Pedro Roldán. Virgen que en los tiempos convulsos del pasado siglo cuentan que se asomó a una ventana de una casa superior para seguir recibiendo oraciones y preservarla así de la ira de la sinrazón de la guerra.
Por el lado de fuera de la muralla puede verse un azulejo de la hermandad del Baratillo donde se ve el Cristo de la Misericordia y la Virgen de la Piedad, misterio del primer paso de la corporación del Arenal. Diseñado por Alfonso Chaves Tejada, ceramista de Bollullos de la Mitación y de la fábrica de Rejano. El diseño corrió a cargo de Antonio Delgado Roig y Alfonso Balbotín. Cuentan que fue bendecido por el párroco del Sagrario, parroquia a la que está adscrita la capilla del Baratillo, don Servando Morgado y, aunque según que fuentes bailan las fechas, nos quedamos con la acogida en la hermandad, 13 de abril de 1943. La curiosidad del azulejo en sí radica en que ocupa a los titulares de la hermandad en proceso de cambio. Ya que la Piedad ya es la actual, obra de Fernández-Andes, y el Cristo aún es el de Pizarro, que actualmente está en El Rubio como Cristo Yacente. Por el lado de Sevilla un escudo municipal inmenso corona la puerta. Y desde el ventanuco de la familia Casas, puedes ver a Dios cargando con su cruz en la Madrugá del Viernes Santo –el Señor del Gran Poder– ante su Purísima Madre.