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Los reposteros suelen estar confeccionados en terciopelo, raso o tisú. / El Correo
En las fiestas mayores de nuestra ciudad, fundamentalmente durante la Semana Santa o el Corpus, son muchos los que deciden engalanar sus balcones. También lo hacen instituciones como el Ayuntamiento. De esta forma se indica que algo importante estamos celebrando.
Uno de los adornos más comunes para los balcones y ventanas son los reposteros. Se trata de paños, cuadrados o rectangulares, que tienen plasmados emblemas relacionados con la familia a la que pertenecen, la institución o también con motivos religiosos.
Aunque su origen data del siglo XII, no siempre se han utilizado con la misma asiduidad. Comenzaron a utilizarse con mayor frecuencia a partir del siglo XIV, cuando las familias nobiliarias lo usaron como ostentación del linaje familiar. En la actualidad, su uso como elemento decorativo está muy extendido.
Durante la Semana Santa, todos los balcones del Ayuntamiento que dan a la Plaza de San Francisco se engalanan con reposteros. En ellos, podemos ver plasmados el No-Madeja-Do. En el que se coloca en el centro está el escudo de la ciudad. Todos ellos están confeccionados en terciopelo, uno de los tejidos más comunes para los reposteros actuales. Se pueden utilizar también otros tejidos nobles como el raso o el tisú.
Hay localidades de la provincia de Sevilla que son conocidas, entre otras cosas, por los reposteros con los que cuentan sus vecinos. Un claro ejemplo lo encontramos en Cantillana, en la vega sevillana. Allí, para las fiestas de la Pastora Divina o de la Virgen de la Asunción, sus hermanos se esmeran en engalanar sus balcones de la mejor manera posible. Son numerosos los reposteros que encontramos bordados en oro y con una calidad en su ejecución destacable