Guía cofrade: Resplandor (242)

Prosigue la Guía Cofrade de El Correo para saber de la Semana Santa sevillana tanto como los especialistas de El Correo de Andalucía

13 oct 2017 / 23:35 h - Actualizado: 13 oct 2017 / 23:38 h.
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  • Preseas y cetro realizados por los Hermanos Delgado para la Virgen del Rosario. / Manuel Gómez
    Preseas y cetro realizados por los Hermanos Delgado para la Virgen del Rosario. / Manuel Gómez

La devoción a la Virgen María ha procurado siempre trasladar al adorno la intensidad de su sentimiento: basta con ver cómo visten y coronan sus imágenes al llegar las procesiones de Semana Santa para comprender hasta qué punto es imposible decir más: la joyería, los bordados, los mantos... y las coronas. La corona es, literalmente, el remate material de esa mezcla de piropo y oración con que los feligreses sevillanos le hablan de tú a la Virgen. La belleza de esta pieza de orfebrería o de platería es una síntesis de la que forman parte del bonete o casco, los imperiales que se elevan desde él para unirse en el centro, la bola con su cruz y, alrededor de todo ello, una aureola que se conoce con el nombre de resplandor. Es una adaptación penitencial de un versículo del Apocalipsis de San Juan, el libro que cierra la Biblia y que anuncia el fin de los tiempos. Abriendo su capítulo 12, y después de que el séptimo ángel haya hecho sonar su trompeta, escribe el autor: «Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas». Ese sol que viste a la Virgen queda representado, de esta manera, en ese fulgor dorado o plateado que desprende la corona bajo los palios sevillanos. Además, su significado concepcionista se extiende a haber albergado María en su vientre la nueva luz del mundo, el nuevo sol para la humanidad. Algo muy similar sucede también en las imágenes de gloria, como se puede apreciar igualmente en las abundantes procesiones de la capital hispalense. En esta otra ocasión, el revestimiento de sol de la imagen es mucho más imponente, grande y vistoso, y recibe el nombre de ráfaga.