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Decenas de sevillanos rezan a diario a San Judas Tadeo en el atrio de San Antonio Abad. / José Manuel Cabello
San Judas Tadeo es uno de los santos más venerados de la ciudad y está considerado en el catolicismo como el patrono de las causas difíciles y desesperadas, por lo que muchos creyentes acuden a él para pedirle sus intercesión en algún asunto. Buena muestra de ello es el gran número de velas que siempre hay encendidas a San Judas Tadeo en el atrio de la iglesia de San Antonio Abad, sede de la hermandad del Silencio. De forma continua son decenas los creyentes que acuden al atrio de esta iglesia para comprar una vela y encenderla con el deseo de que le conceda su petición.
San Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles de Jesucristo, y en los sagrados evangelios también aparece con los nombres de Tadeo o Judas de Santiago. No hay que confundir a San Judas Tadeo con Judas Iscariote, que fue el apóstol que traicionó a Jesús y lo vendió por un puñado de monedas. San Judas Tadeo fue, según el evangelio de San Juan, uno de los testigos privilegiados de la última cena, momento en el que Jesús instauró la sagrada eucaristía. De San Judas Tadeo, cuya festividad se celebra el 28 de octubre, no hay excesivos datos y ha sido representado, por este motivo, de diversas formas. En alguna iconografía aparece con una maza, ya que según la tradición católica fue martirizado con este elemento. También ha aparecido con un hacha e incluso con una espada. En otras ocasiones se le ha representado con una regla doblada, que es una estilización del sable persa shamsir, ya que también se le atribuye a este arma su decapitación.
Según la tradición oriental había muerto en Líbano mientras que para la occidental evangelizó Mesopotamia, predicó en Persia y fue martirizado en este país (Irán) en el año 62.