La calle es el escenario principal de nuestra Semana Santa y de las cofradías sale la inmensa mayoría de los términos que se recogen en esta prolija Guía Cofrade. Sin embargo, dentro de los templos existen multitud de referencias, y ésta que traemos hoy es, posiblemente, la más importante, pues los Santos Oficios son la esencia cultual de la Semana Santa. Sin ellos, la celebración de la Pasión de Cristo no tendría ningún sentido, razón por la cual muchos miembros de la autoridad eclesiástica instan a los fieles a no olvidar participar en estas ceremonias, muy anteriores en la historia a las propias procesiones.
Los Santos Oficios son los cultos del Triduo Pascual, que es la conmemoración litúrgica de la pasión, muerte y resurrección del Señor, y se celebran entre el Jueves Santo y el Sábado Santo. En concreto, el Jueves se celebra la institución de la Eucaristía, recordando el sacramento instituido por Cristo en su Última Cena. Un detalle propio de este día es el lavatorio de pies, emulando el gesto de Jesús con sus discípulos en esa ocasión. En la Catedral, durante este culto, el arzobispo lava los pies a doce seminaristas. Después de esta misa, se traslada el Santísimo Sacramento al Sagrario, que, adornado de manera especial dada la ocasión, recibe popularmente el nombre de Monumento. Es costumbre popular visitar estos monumentos y rezar ante ellos en nuestras iglesias y capillas durante toda la jornada del Jueves Santo. De hecho, el atuendo de luto de los sevillanos –con la mantilla como marca en el vestido de la mujer– viene dado por esta costumbre (extendida al Viernes Santo). La misa de la Cena del Señor es una celebración vespertina, y tiene normalmente lugar sobre las cinco de la tarde en la mayoría de los templos sevillanos.
También a esa hora, ya al día siguiente, el Viernes Santo, tiene lugar el segundo de los Santos Oficios, esto es, la celebración de la pasión y muerte de Cristo en la cruz. En esta ocasión destaca el rito de la Adoración a la Cruz, de manera que se besa para «aceptar el sacrificio y el camino mostrado por Jesús».
La última fase del Triduo Pascual tiene lugar el Sábado Santo, en una misa que debe ser nocturna, entre las ocho de la tarde y las doce de la noche. Se trata de la culminación cultual de toda la Semana Santa, que no es otra que la celebración de la Resurrección del Señor, en la Vigilia Pascual.