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El nazareno de la Borriquita pide la venia al Consejo en el palquillo de la Campana. / M. Gómez -
Venia por escrito del Silencio.
En este nuevo capítulo de la Guía Cofrade describimos uno de los actos simbólicos de la Semana Santa que tienen que realizar todas las cofradías que hacen estación de penitencia a la Catedral. Al llegar a la plaza de la Campana, donde arranca el trazado común o Carrera Oficial, los cortejos procesionales tienen que seguir una normas estipuladas por el Consejo de General de Hermandades y Cofradías, representado en un espacio acotado que recibe la denominación de patíbulo o palquillo de la Campana. A este recinto se ha de dirigir el diputado mayor de gobierno, el diputado de Cruz de Guía o el nazareno designado para solicitar formalmente el permiso para que la cofradía entre en la Carrera Oficial y continúe con su estación de penitencia hasta la seo hispalense. Este permiso que habitualmente otorga el delegado de día o algún consejero de la institución cofradiera en representación de éste se conoce con el nombre de venia. Se suele decir que una cofradía pide la venia cuando completa este procedimiento que se ha convertido en una imagen significativa del discurrir de los cortejos procesionales durante la celebración de la Semana Santa.
La venia más esperada, también la más fotografiada y captada por los medios de comunicación, es la de la Sagrada Entrada o Borriquita de la hermandad del Amor. Es la primera que se solicita el Domingo de Ramos y con la que se inaugura oficialmente la Carrera Oficial. La corporación designa para este trámite a uno de los niños nazarenos que integra el cortejo. El pequeño porta en su mano una palma rizada y pronuncia de memoria la siguiente fórmula estipulada: «A Dios por el amor. La Primitiva Archicofradía Pontificia y Real Hermandad de Nazarenos de la Sagrada Entrada en Jerusalén, Santísimo Cristo del Amor, Nuestra Señora del Socorro y Santiago Apóstol pide la venia al Consejo de Cofradías para realizar su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral». En este caso, el presidente del Consejo suele conceder esta primera venia. El gesto lo repetirán luego cada una de las cofradías del día y de toda la semana, pues además servirá para controlar el cumplimiento de los horarios de paso de las hermandades, así como cualquier posible incidencia. De todas ellas, la del Silencio es la única que se pide por escrito para respetar su norma de hacer en riguroso silencio toda la estación de penitencia.