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Antonio Bejarano en una de las vestimentas de la Virgen de Guadalupe de la hermandad de las Aguas. / El Correo
No nos referimos tanto al espacio físico o habitación de una vivienda que tradicionalmente se reserva para guardar la ropa o vestirse, sino al cargo que se genera en el desempeño de esta actividad relacionada con las imágenes consagradas al culto dentro del ámbito interno de una hermandad, una asociación religiosa o una comunidad parroquial.
En Semana Santa de Sevilla se conoce como vestidor a la persona que asume la misión de vestir externamente el aderezo de una Virgen (dolorosa, de Gloria o cristífera), asumiendo la realización del tocado, colocando la saya y dando forma al manto y la toca que cae sobre el mismo y cubre la cabeza de la imagen a modo de sobremanto. Habitualmente esta tarea la realizan en compañía del grupo de priostes y camareras, estas últimas encargadas de mantener a punto la ropa o indumentaria de la Virgen, así como de la colocación de la ropa interior (enaguas, camisón...) previa a la labor del vestidor. En Málaga, por contra, se conoce más con el nombre de arreglador.
En la actualidad Antonio Bejarano, José Manuel Lozano, José Antonio Grande de León, Francisco Carrera Iglesias, Joaquín Gómez o Pepe Aguilar son algunos de los vestidores encargados de resaltar la belleza de las vírgenes. También hay que recordar otros nombres históricos que han marcado una época y un estilo dentro de las hermandades sevillanas, como el siempre recordado Pepe Garduño con la Esperanza Macarena, Pepe Asián, Antonio Fernández o Fernando Morillo con el singular refregador que diseñó para la Esperanza de Triana, y que hace unos años tuvo a bien recuperar el actual vestidor, Francisco Javier Hernández.