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La imagen del pequeño Zaqueo va en lo alto de la palmera del paso del Señor de la Sagrada Entrada. / Manuel Gómez
Es uno de los personajes secundarios de la Pasión, íntimamente ligado al pasaje de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, como recoge el evangelio de San Lucas (19,1-10): «Entró en Jericó y cruzaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle». En la Semana Santa de Sevilla tiene una única representación en el paso de misterio de la Borriquita de la Archicofradía del Amor. Aparece encaramado a la palmera desde donde, como dicen los evangelios, presencia la llegada de Jesús. Su presencia no siempre es advertida por el público en general y suele despertar bastante entusiasmo entre los más pequeños. A Zaqueo le han cantado poetas con diversa fortuna, es el caso de esta glosa: «Pobre y pequeño Zaqueo de la Borriquita, jardinero fiel, que ya sólo vales para jugar al escondite con los niños que te buscan entre las hojitas de la palmera, el Domingo de Ramos, cuando la brisa te trae aromas de almendras garrapiñadas que tanto te gustan... ¿Quién te cantará saetas, niño travieso que trepas por ese divino tronco?»