«Hay que limitar el número de vehículos por hermandad»

Jefe de servicio de Protección Civil y director del 112 en provincia de Sevilla y profundo conocedor del Rocío y la idiosincracia de la romería, comparte el temor de la Matriz a la saturación de los caminos por lo que, advierte, ya están barajando alternativas

29 may 2017 / 22:38 h - Actualizado: 30 may 2017 / 12:22 h.
"Rocío","El Rocío 2017"
  • Antonio Pajuelo, con el Plan Romero 2017 en su despacho. / Jesús Barrera
    Antonio Pajuelo, con el Plan Romero 2017 en su despacho. / Jesús Barrera

¿Qué ha sido lo más difícil de preparar este año?

—Todos los años es bastante complejo ponernos de acuerdo con las hermandades para que nos trasladen los cambios que se producen en sus itinerarios y zonas de acampada. Parece que todos los años el Rocío es igual, que las hermandades salen del mismo sitio y llegan al mismo sitio, pero en medio hay una cantidad de cambios bastante importate. Tanto la Matriz como nosotros intentamos evitar que el cambio de una tenga impacto sobre el resto pero son situaciones cambiantes, el Rocío está vivo y cada hermandad cada año tiene un motivo para hacer un camino distinto.

¿Cuál es el cambio más significativo para este año?

—Estamos ampliando las paradas que se producen en el Vado de Quema y en una finca, que es monte público de la Junta, que se llama Colmenar porque el elevado número de hermandades que transitan por nuestros caminos y el aumento del número de filiales que son designadas tanto por la Matriz como por la Autoridad Eclesiástica, nos obliga a prever nuevos lugares de acampada. Cada filial nueva necesita camino propio y lugares de sesteo y pernocta propios. Entonces, o ampliamos superficies o simplemente no caben.

¿Qué aprendimos del camino del año pasado, tan castigado por la lluvia?

—Que nos pueden ocurrir cosas más allá de lo previsto. La lección aprendida es que este año ya estamos trabajando con establecer en cada punto del camino y de zonas de acampadas vías de evacuación. Los caminos siguen siendo los mismos pero no estaban sometidos a un estudio tan al detalle como el que hemos hecho este año. Todo como consecuencia de que hemos vivido una situación tremendamente apretada, donde tuvimos que cerrar caminos tradicionales y buscar alternativas en vivo y en directo. Hoy en día esas alternativas las tenemos ya y en unas circunstancias sobrevenidas, que no tienen que ser necesariamente lluvia o inundaciones como el año pasado, pueden ser incendios forestales, como cualquier situación o causa medioambiental que nos obligue a modificar itinerarios, tenemos un plan B establecido previamente y no improvisados.

¿Cómo han recibido las hermandades ese anuncio de que en cualquier momento le pueden cambiar el camino?

—Bien. El año pasado ya lo hicimos. Lo que pasa es que lo hicimos a diario y en contacto con cada una de ellas, desde por la noche se le comunicaba lo del día siguiente. Hoy saben que hay un plan B y que en un situación sobrevenida hay ya una hoja de ruta prevista y no improvisada. Esto es bueno para los romeros, para el medio natural en el que nos movemos, para los servicios de emergencias, por supuesto, y para toda la ciudadanía.

La Matriz aseguró la semana pasada que los caminos de Sevilla están saturados. ¿Están trabajando ya en las alternativas?

—En principio, se están haciendo, en la provincia de Sevilla, nuevas zonas de acampada habilitando casi 50 hectáreas entre el Vado de Quema y la finca del Colmenar, en su parte norte y sur. En cuanto a los itinerarios, estamos agotando la capacidad de los caminos que ya existen. Hay que tener en cuenta que hay 64 filiales más 20 no filiales transitando a la vez por los mismos caminos y en un orden determinado. Los horarios marcan el paso de las filiales por cada uno de los pasos singulares. Lo que tenemos en el horizonte sería habilitar nuevos caminos que hoy en día no existen o están cerrados por motivos medioambientales, y así poder darle asistencia a las nuevas hermandades que se incorporan a la nómina.

¿Cómo se hace compatible esta saturación con la protección del Parque Natural?

—Cada vez es más difícil. Por el aumento del número de filiales como por la forma de peregrinar: no es lo mismo la tracción mecánica que lleva una hermandad a la que llevaba hace 20 años o hace 200. Esto tiene un impacto en el medio natural. De todas formas, la legislación del Espacio Natural de Doñana que está elaborando contempla que los tránsitos rocieros forman parte de su identidad y de su historia y que son irrenunciables. Sí es verdad que habrá que limitar, y esto se está haciendo en algunas provincias, el número de vehículos por hermandad. Es decir, podemos llegar hasta cierto límite, pero no sobrepasarlo porque puede tener ese impacto negativo en el espacio natural. Por ahora el tránsito rociero está autorizado, todas las hermandades tienen sus acreditaciones de paso, todos los que forman parte de sus comitivas tienen un control en los puntos de entrada como de salida con la guardería del parque. Las hermandades aumentan su concienciación de que no se puede vincular un daño en el espacio natural de ningún tipo con el movimiento rociero porque podría peligrar su continuidad. Y tanto las hermandades como la Administración apostamos por lo contrario. Yo creo que esta concienciación va a permitir que continuemos con este modelo de romería y habrá que abordar aspectos que puedan ser objeto de debate y de limitación.

¿Cuándo empezarán a limitar los vehículos a motor?

—Existe la posibilidad de poner esa limitación y se hará en un futuro si sigue creciendo el número de comitivas. Todo pasa por una autorización administrativa de Doñana, pasa por un control de la Guardería del Parque, del Seprona, de Medio Ambiente, y hasta ahora pasa solo lo que está autorizado. Ya hemos quitado, que no es poco, todas aquellas personas que se acercaban a las zonas de acampada de las hermandades que no formaban parte de las comitivas, sino que simplemente quieren disfrutar de estos momentos singulares que se producen en los tránsitos de las hermandades por el camino del Rocío. ¿Queda trabajo por hacer? Por supuesto. Y de la mano de las hermandades que son el objeto del movimiento rociero. Pero con las hermandades, con la Matriz como cabeza visible de todas, con el Espacio Natural, con la Consejería de Medio Ambiente, intentaremos alcanzar ese equilibrio que deseamos.

¿Los sucesos de la Madrugá de Sevilla y la agresión a una Virgen en Málaga han condicionado de alguna forma el Plan Romero este año?

—Creo que son dos cosas completamente distintas. La Madrugá de Sevilla ha tenido unas connotaciones que hemos vivido en primera persona –formamos parte del Cecop en Semana Santa y Feria–, y en El Rocío no tiene que producirse nada parecido. Luego, como hemos comentado, los caminos están sujetos a un control de acceso por parte de los cuerpos de Seguridad; no entra nadie que no forme parte de una comitiva y dentro de la fila de una hermandad creo que es impensable que puedan ocurrir incidentes de estas características. Creo que estamos adoptando todas las medidas necesarias, tenemos un terreno con mucho músculo dotado de un número importante de efectivos de seguridad y creo que conseguiremos un Rocío seguro y tranquilo.

¿Ni siquiera en puntos de gran concentración de público, como Vado de Quema o Villamanrique?

—Nadie de nosotros puede transitar por una vía pecuaria, por un monte público, por un camino en un coche, sin autorización por parte de Medio Ambiente. Ahí tenemos un filtro importante: cualquiera no puede entrar.

¿Y el Nivel 4 antiterrorista condiciona de alguna forma el dispositivo?

—Por parte de la Administración del Estado, el número de las fuerzas de Seguridad que participa es creciente, se traen efectivos de otras provincias para garantizar la seguridad y los desplazamientos y blindar estas zonas que estamos diciendo al tránsito exclusivo de hermandades y de romeros. Ahí estamos, a pie de obra y esperamos que el Rocío, que es una peregrinación de carácter religioso, además, ni siqueira lúdico, no sea objeto de atentado de este tipo.