«He sentido y padecido una intensa campaña de desgaste»

Alberto Gallardo Cordero explica en una dura carta las razones de su cese este viernes como capataz después de 32 años en el martillo del palio de Los Gitanos

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
23 dic 2018 / 14:58 h - Actualizado: 23 dic 2018 / 17:16 h.
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  • La Virgen de las Angustias en un momento de su estación de penitencia la pasada Madrugá. Foto: Teresa Roca.
    La Virgen de las Angustias en un momento de su estación de penitencia la pasada Madrugá. Foto: Teresa Roca.

El que fuera hasta este viernes capataz del palio de la hermandad de Los Gitanos, Alberto Gallardo Cordero, ha publicado un comunicado en el que explica «los días de calvario vividos» y los motivos que, según apunta, han llevado a «diversas personas» de la actual junta de gobierno y «que también pertenecían a la anterior» a cesarle de su cargo al frente del paso de la Virgen de las Angustias después de 32 años de «entrega y servicio» a esta corporación de la Madrugá.

En poco más de dos folios, Gallardo Cordero se dirige «a los hermanos de la hermandad de los Gitanos, a mis costaleros y la Sevilla Cofrade» para «contar la verdad de los hechos acaecidos», pues como señala en los primeros párrafos, «es de justicia que todos la conozcan».

Desde un primer momento, muestra su dolor por cómo se han sucedido los hechos pues, pese a ser consciente de que «nadie ni nada es eterno», entiende que «no merece, ni en el fondo ni en la forma, el trato» dispensado en lo que resume como «una estrategia premeditada» que comenzó «hace unos años». El origen lo sitúa cuando «el entonces diputado mayor de gobierno, Emilio Jiménez,» le propone que «se imponga incluir a José Miguel Gallardo Espinosa [que no pertenece a la familia, pese a compartir apellido], como tercer capataz» de su equipo. Relata en su escrito que la «razón aludida» era «una repentina desconfianza» en su segundo, Joaquín Gallardo; para de inmediato matizar, que «la verdadera razón» era «provocar» su dimisión para «dejarles el terreno libre».

«He sentido y padecido una intensa campaña de desgaste»
Imagen que ilustra el comunicado que ha colgado Alberto Gallardo en sus redes.

Alberto Gallardo expone que desde entonces ha sufrido coacciones y vivido situaciones incómodas. «He sentido y padecido una intensa campaña de desgaste, habitualmente encabezada por Jacobo y Rodrigo Jiménez, delegados de capataces y costaleros, tanto en la anterior junta de gobierno como en el actual, quienes ponen continuamente en duda mi valía como capataz y establecen en reiteradas ocasiones comunicación directa con José Miguel Gallardo Espinosa», describe en el citado comunicado, en el que además asegura haberse sentido «ignorado» y que han «utilizado como excusa» su diabetes «una y otra vez», aunque, como aclara, en sus más de veinte años, «solo una vez» se ha sentido indispuesto delante del paso pero no se fue al hospital «hasta dejar al palio de Nuestra Madre de las Angustias, a las puertas del Santuario».

«Presiones» para dimitir

Igualmente insiste en que «el punto de inflexión» que lleva a su cese se produce «tras este verano», cuando, dice, «José Miguel Gallardo presenta su dimisión», que aunque «no es la primera vez desde que lo impusieron como tercer capataz, sí parece que en esta ocasión es irrevocable».

Continúa su relato con dos reuniones claves en todo este proceso. Una primera en la que cuentan que citan a «diversos costaleros» sin su presencia «para que le expresen discrepancias» con su forma «de llevar la cuadrilla», pese a que «la reunión de incidencias tras la estación de penitencia se produce sin problema alguno». Y un segundo encuentro al que sí es convocado Alberto Gallardo Cordero y que se celebra «con el hermano mayor» y «también aparecen Jacobo y Rodrigo Jiménez». Así explica que transcurrió todo: «Me dicen que por mi enfermedad que ya no puedo seguir de capataz, proponiéndome que anuncie que ésta será mi última Madrugada llevando el palio y que readmita en mi equipo al dimitido José Miguel Gallardo Espinosa, para que una vez que me marche yo, sea él quien se quede como capataz. Eso sí, prometiéndome un homenaje tras mi retirada y que mi hijo, al que el año pasado me impidieron poner en mi equipo tras doce años como costalero, ahora sí, formaría parte del futuro equipo de capataces».

Confiesa que este planteamiento y las posteriores «llamadas de presión», le generaron «un profundo dolor» y más de una pregunta: «¿Cómo es posible que el hermano mayor y la junta de gobierno de mi hermandad usen mi enfermedad como diabético para obligarme a anunciar mi retirada? ¿Acaso dudan de que yo sería el primero en irme a mi casa, no el año que viene sino de manera inmediata, si pensara por un solo instante que mi enfermedad pudiera impedirme realizar correctamente mi labor? ¿Cabe duda acaso de mi amor y el de mi familia, los Gallardo, a nuestra Santísima Virgen de las Angustias y a nuestra hermandad de los Gitanos?»

A lo que el capataz responde: «Un rotundo no. Por mi dignidad y la de mi apellido, por las enseñanzas de mi padre, por nuestra entrega a nuestra hermandad, no puedo ni readmitir en mi equipo a quien por dos veces a presentado la dimisión de sus responsabilidades en el paso de nuestra Bendita Madre, ni aceptar maquillar un cese, fundamentado en camaraderías e intereses personales, con una dimisión justificada en una mentira», concluye su escrito, fechado a «22 de diciembre de 2018», no sin antes «agradecer a toda la familia Gallardo» y «a las personas cabales» que han depositado su confianza en él como capataz principal del palio de la Virgen de las Angustias; así como a sus costaleros «pilar fundamental e indispensable».