La de Farfán, Castillo y Ojeda

El boceto de la Magdalena que figura a los pies del Cristo de la Buena Muerte y que no pasó la censura eclesiástica por la desnudez del hombro y de parte del pecho izquierdo; el pendón de Sevilla y el baldaquino de la Hiniesta gloriosa, cedidos por el Ayuntamiento; la partitura original de la marcha La Estrella Sublime, de López Farfán, rubricada y dedicada por el músico militar a la cofradía de San Julián; la edición de El Correo de Andalucía del 9 de abril de 1932 con el llamativo y contundente titular en portada de «La Iglesia de San Julián es un montón de escombros»... Hasta un centenar de obras, entre piezas de bordado y orfebrería, insignias de la cofradía y diversa documentación histórica, se reúnen en la exposición La Estrella Sublime: 450 años de la Cofradía de la Hiniesta que, organizada por la corporación de San Julián, puede admirarse hasta el próximo domingo en la sede del Círculo Mercantil.

El frontal del paso de palio, que el pasado 24 de octubre salía en procesión extraordinaria por las calles de la ciudad, recibe a los visitantes en el patio central de la institución. Según su comisario, el profesor de Historia del Arte y teniente de hermano mayor de la Hiniesta, Francisco Ros, «uno de los elementos más llamativos» de la muestra es la recreación de nueve de las túnicas históricas que han vestido los hermanos de esta cofradía en sus cuatro siglos y medio como corporación penitencial. Desde aquella primera, negra de cola con escapulario, que recoge la regla fundacional de 1565, pasando por la de la reforma de 1586 –primera reglamentación de una cofradía en la que se cita que los nazarenos habrán de llevar «capirote alto»–, hasta la túnica que visten en la actualidad los nazarenos del paso de palio, que aparece en 1914 y que supone la última variación histórica en la vestimenta de sus hermanos. Como curiosidad, entre 1931 y 1962, los nazarenos del Cristo vistieron unas túnicas de cola de color azul mecánico con cíngulo granate, una partida de las cuales se vendió a la hermandad de San Esteban «y que hoy día siguen vistiendo sus manigueteros».

En la denominada sala de los enseres, amén de diversas insignias y del manto procesional de la dolorosa, obra juanmanuelina de 1906 bordada originariamente sobre raso azul, se pueden admirar las bambalinas de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso del GranPoder, la de la Virgen de la Encarnación de la hermandad del Santo Crucifijo de Jerez y la propia de la Virgen de la Hiniesta, concebida en origen como un palio de cajón, «una trilogía de palios que Rodríguez Ojeda creó con un mismo modelo». «Las tres figuras claves de la Semana Santa del siglo XX –Castillo Lastrucci como imaginero, Rodríguez Ojeda como bordador y López Farfán como músico– han dejado su particular impronta en la idiosincrasia y en el sello de la cofradía de la Hiniesta», explica Ros, una influencia que está muy presente en la muestra.

En una segunda sala, centrada más en la documentación histórica, se exponen desde las constituciones de la hermandad de la Hiniesta de 1671, hasta el modelo que sirvió a Castillo Lastrucci para sacar de punto a la actual dolorosa, amén de otras curiosidades como los dos proyectos que dibujó Cayetano González para el paso de Cristo, la Medalla al Mérito en el Trabajo concedida por el Gobierno a Castillo poco antes de morir o el vanguardista cartel con que el pintor Manolo Cuervo ha anunciado los actos de una efemérides –el 450 aniversario de la aprobación de la primera regla de penitencia de la cofradía de San Julián– que ya toca a su fin.

APUNTES

Bordados. En la exposición se pueden admirar las bambalinas de los palios del Gran Poder, de la Hiniesta y de la hermandad del Santo Crucifijo de Jerez, «una trilogía de palios que Rodríguez Ojeda creó con un mismo modelo».

Curiosidades. El título de la muestra, La Estrella Sublime, procede de unas coplas de la hermandad de 1819.

Horarios. Se puede visitar hasta el día 15 en la sede social del Círculo Mercantil en horario de 11 a 14 y de 17 a 21 horas.

Catálogo. La hermandad ha editado un catálogo con textos, entre otros, de Andrés Luque Teruel, Jesús Palomero Páramo o Rafael Gómez, que realiza un estudio de la parroquia de San Julián, datándola en la segunda mitad del siglo XIII.