«La devoción a la Virgen del Rocío es un remedio contra la secularización»

Juan Ignacio Reales. Presidente de la Hermandad Matriz / Profesor de Derecho Civil en la Hispalense, Reales se encuentra en el ecuador de su segundo mandato, que concluirá en 2019 con la celebración del centenario de la coronación

31 may 2017 / 08:17 h - Actualizado: 31 may 2017 / 11:53 h.
"El Rocío 2017"
  • El presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales, vive ya su sexta romería como máximo mandatario de la hermandad encargada de la organización de la romería. / Pepo Herrera
    El presidente de la Hermandad Matriz de Almonte, Juan Ignacio Reales, vive ya su sexta romería como máximo mandatario de la hermandad encargada de la organización de la romería. / Pepo Herrera

Dos nuevas hermandades, Cartaya y La Carolina, se incorporan este año a la larga lista de filiales de la Matriz. Ambas han esperado «más de 20 años» para incorporarse con plenos derechos a la gran familia rociera.

—119 filiales y creciendo. ¿Cuántas hermandades ya erigidas canónicamente están a la espera de recibir el título de filial?

—Pues alrededor de cincuenta. Además, con un ritmo muy creciente. Raro es el mes que no recibimos una comunicación de alguna diócesis de España en la que se haya erigido una nueva hermandad del Rocío.

—En tiempos de creciente secularización llama la atención que la Romería del Rocío siga engordando sus números de manera vertiginosa. En los últimos 25 años se han incorporado nada menos que 32 hermandades filiales. ¿Cómo casan estas dos realidades?

—Pues yo creo que de la misma forma que ocurre con otras manifestaciones de la piedad o de la religiosidad popular, como pueda ser la Semana Santa. Son manifestaciones que están por encima y que superan esos momentos de secularización, de laicismo que estamos viviendo. La devoción popular, la devoción arraigada en el pueblo, muy especialmente en Andalucía, supera esas barreras y obstáculos que efectivamente se dan. En el Rocío se pone de manifiesto que, a pesar de los tiempos que corren, la devoción a la Virgen sigue creciendo. Y lo hace además articulándose a través de las hermandades, es decir, dentro del seno de la Iglesia, que es lo que tenemos que procurar. Que ese crecimiento no sea nunca un crecimiento que aleje al Rocío y a los nuevos devotos de lo que es la autenticidad y los orígenes de la devoción rociera.

—¿Diría usted que el Rocío es una eficaz vacuna contra la secularización?

—Sí, efectivamente. El Rocío y la devoción a la Virgen del Rocío es realmente un remedio contra la secularización, porque sin duda, el que tiene devoción a la Virgen del Rocío la tiene a Jesucristo, porque al final la Virgen lo que está ofreciendo en sus manos es al Pastorcito. Todo el mundo llega a Él de una forma o de otra, con más o menos práctica religiosa, con más o menos profundidad. Pero la Virgen de alguna forma siempre es un camino que nos va a llevar a su Hijo.

—Tras la histórica romería del año pasado en la que los peregrinos discurrieron por caminos en condiciones verdaderamente extremas a causa de la lluvia, ¿cómo se presenta este Rocío de 2017?

—Frente a esa excepcionalidad del año pasado, el Rocío de este año en principio se nos presenta dentro de una normalidad muy deseada, que es lo que todos queremos. Aunque también es verdad que el Rocío del año pasado al final dejó un mensaje muy positivo a todo el mundo, y es que pese al sacrificio y al esfuerzo enorme que tuvieron que hacer las hermandades y todos los efectivos del Plan Romero –el trabajo de muchos meses hubo que cambiarlo casi en cuestión de días–, todo el mundo dio lo mejor de sí para adaptarse a las circunstancias y muy especialmente los peregrinos, los devotos de la Virgen. Nadie puso una mala cara, todo el mundo aceptó de buen grado cambios que significaban esfuerzos y sacrificios muy notables, que significaban cambiar caminos por los que una hermandad había transitado durante siglos para transitar por lugares desconocidos y que suponían cierto riesgo. Al final, todo el mundo aceptó estas modificaciones de buen grado y llegó al Rocío con la sonrisa en el rostro del que, a pesar de todo, ha cumplido con su deber para encontrarse con la Virgen en Pentecostés. Ese testimonio que dio el Rocío el año pasado al final queda como algo positivo dentro de la historia de las últimas romerías.

—¿Habrá medidas de seguridad especiales a raíz de los últimos atentados terroristas en el corazón de Europa?

— En esas cuestiones desde luego confiamos plenamente en las Fuerzas de Seguridad del Estado, que no cabe duda que contemplan todas esas posibilidades y están lógicamente preocupadas y ocupadas en la situación que se está viviendo en toda Europa en los últimos tiempos. No nos queda sino confiar en su eficacia. Sin duda van a reforzar todos los dispositivos de seguridad hasta donde sea humanamente posible. Confiamos por tanto en la Guardia Civil, que principalmente tiene encomendada la vigilancia del entorno del santuario, de los caminos y de toda la aldea, y en el resto de Fuerzas de Seguridad del Estado y, por supuesto, también confiamos y pedimos a la Virgen del Rocío que ponga su mano para protegernos a todos.

—¿Qué le parece que la Junta se reserve la opción de cambiar los recorridos de las hermandades en caso de colapso de los caminos?

—Bueno, yo esa novedad únicamente la entiendo en el contexto que se dé alguna circunstancia similar a la del año pasado. Es decir, sólo cuando nos encontráramos ante circunstancias muy excepcionales que supusieran una situación de peligro para los propios peregrinos y hermandades, cuando se den circunstancias no previstas. En esos casos, lógicamente, la administración pública puede tomar decisiones que impliquen cambios de última hora de recorridos. Pero sólo en ese contexto es donde nosotros entendemos esa posibilidad, cuando se den circunstancias muy excepcionales. En años de normalidad, como esperemos que sea éste, no hay por qué cambiar ni habría motivo ni justificación para cambiar los tránsitos en los que se ha trabajado durante muchos meses atrás.

—Con la inauguración, hace sólo unos días, de los dos nuevos accesos por carretera a la aldea ¿se dan por satisfechas sus demandas?

—Sin duda todo es mejorable y siempre serían deseables opciones más ambiciosas, que a lo mejor escapan del mundo del Rocío. Para todos los que transitamos por esta carretera que une Almonte, El Rocío y Matalascañas quizá lo óptimo hubiera sido un desdoble completa de la carretera, pero eso ahora mismo era difícil por las circunstancias económicas que pasamos. Pero sin duda la mejora en los accesos va a tener una repercusión muy positiva no sólo durante la Romería, que por la aglomeración de personas y de vehículos a lo mejor es cuando menos nos vamos a dar cuenta, pero sí en el día a día durante todo el año. Que El Rocío haya pasado a tener tres entradas frente a la única que hasta ahora existía tanto para la entrada como para salida y que obligaba a pasar por tres rotondas, es sin duda una buena noticia para los rocieros.

—¿Se adoptarán este año nuevas medidas para que la procesión de la Virgen transcurra de la forma más lucida posible?

—Hay pocas novedades. Lógicamente ha habido que ubicar los Simpecados de las dos nuevas hermandades. Y se han espaciado un poco más, dentro del margen escaso que ya tenemos en el recorrido de la procesión, los Simpecados de aquellas hermandades que el año pasado vimos que se habían juntado en un espacio muy pequeño, lo que hacía muy difícil que la Virgen pudiera estar detenidamente en todos ellos.

—Después del incidente del año pasado con el Simpecado de Hinojos durante la procesión, ¿se ha limado ya toda posible aspereza?

—Realmente no tenemos ningún problema con una hermandad que para nosotros es muy querida, porque es una hermandad muy antigua y vecina. Es una hermandad filial y, por tanto, es hija nuestra. Desgraciadamente en una procesión tan peculiar como la del Rocío muchas veces se pueden dar esas circunstancias, que no son fruto de una voluntad malintencionada de nadie. Es verdad que en algún momento la procesión se hace difícil y una salve no puede rezarse o acabase como se quisiera. Yo creo que ahí faltó un poco de tacto y de sensibilidad probablemente de todas las partes, por parte de la propia hermandad de Hinojos y quizás también de nosotros, de las personas que en ese momento iban en la procesión. No ocurrió nada que efectivamente fuera cuestión de mala fe o de mala intención, de hecho la salve con mucha dificultad, es cierto, y casi con la Virgen en el suelo, finalmente se rezó ante el Simpecado de Hinojos. Tampoco pasó nada especialmente grave, lo que pasa es que sí es verdad que se creó un disgusto. Creo que con el paso del tiempo, quiero pensar, no ha dejado ninguna secuela y esperemos que este año todo transcurra con normalidad como tiene que ser con todas las hermandades en la procesión de la Virgen.