La guía cofrade: Judas Iscariote (107)

El capítulo 107 de la Guía Cofrade explica la historia del apóstol traidor

27 mar 2017 / 07:01 h - Actualizado: 27 mar 2017 / 07:01 h.
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  • Judas Iscariote, el traidor, da la espalda a la escena en el misterio de la Cena. / J.M. Paisano
    Judas Iscariote, el traidor, da la espalda a la escena en el misterio de la Cena. / J.M. Paisano

Los Misterios de la Sagrada Cena el Domingo de Ramos, la Redención el Lunes Santo y el Prendimiento el Miércoles Santo, traen al recuerdo de la Semana Santa de Sevilla, la presencia en ellos del apóstol traidor, ese que no queda muy claro en los Santos Evangelios de qué forma fue elegido para unirse a los doce, Judas Iscariote.

Un apóstol que resume en su fatídico gesto la perfecta personificación de la traición en los episodios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. La consumación de tal acto le llevaría a conseguir treinta monedas de plata como contraprestación a la entrega del Maestro en el Huerto de los Olivos, hecho que se produciría tras un infame beso traidor. Dicho gesto ha sido tratado largamente en la historia del arte, muy particularmente en Sevilla, a través del ingenio de uno de los grandes imagineros del siglo XX, Antonio Castillo Lastrucci, que acabaría legando a la ciudad una de sus mejores composiciones escenográficas, la del Beso de Judas.

Desde un punto de vista, puramente, evangélico, Judas Iscariote tras abandonar la Última Cena, llevó a los guardias hebreos hacia Getsemaní para que arrestaran a Jesús, siendo el beso en el rostro del Salvador del mundo, el signo elegido para delatarle. Treinta siclos de Tiro, moneda que formaba parte del tesoro del templo, fue el tributo utilizado por el Sanedrín para pagar a Judas. Un apóstol que, inmediatamente, arrepentido del acto que había cometido, decidió devolverlas, algo que no fue aceptado por los sanedritas, lo que provocaría que acabara tirándolas al suelo del templo. Atormentado por lo que había hecho, se quitó la vida ahorcándose en una higuera según se narra en el Evangelio según San Mateo. Paralelamente existe otra versión del final de Judas, que dice que con las treinta monedas que recibió, adquirió un campo, pero «cayendo de cabeza, se reventó por en medio, y todas sus entrañas se derramaron...» (Hechos 1, 18-19), por lo que aquel campo acabaría llamándose Aceldama, que se traduce como Campo de Sangre.