Patrimonio

La Virgen de la Sede vuelve al altar mayor de la Catedral

Ha sido sometida a un proceso de restauración por Enrique Gutiérrez Carrasquilla

14 ene 2019 / 12:17 h - Actualizado: 14 ene 2019 / 14:40 h.
"Patrimonio"
  • Imagen de la Santa Sede tras su restauración. Foto: F.J. Comas
    Imagen de la Santa Sede tras su restauración. Foto: F.J. Comas

El pasado viernes se trasladó la imagen de la Virgen de la Sede al altar mayor de la Catedral de Sevilla, tras la intervención a la que ha sido sometida la talla en la capilla de San Francisco, que ha servido de taller improvisado al restaurador Enrique Gutiérrez Carrasquilla.

En esta intervención se ha procedido a eliminar la suciedad superficial y el polvo, se han fijado estratos de policromía incidiendo en las zonas de degradación, se ha hecho una limpieza de suciedad superficial y se han eliminado repintes. Además, se han consolidación y sellado algunas fisuras y se ha desensamblado la mitad de la mano derecha de la Virgen, que estaba fracturada, eliminándose los tres clavos de fijación. En esta intervención se han ejecutado varias operaciones de limpieza, ensamblado, reintegraciones cromáticas y de pérdidas, así como pequeñas reconstrucciones, como es el caso del dedo meñique de la mano izquierda del Niño.

La Virgen de la Sede vuelve al altar mayor de la Catedral

En la Catedral desde 1279

La imagen titular de la catedral hispalense es la Virgen de la Sede, que perteneció a la capilla privada de Alfonso X. Procedente del Alcázar de Sevilla, fue trasladada al templo metropolitano con motivo de la celebración de la Natividad de la Virgen en 1279. Desde entonces recibe culto en el altar mayor y da nombre al primer templo de la Archidiócesis, llamado oficialmente Catedral de Santa María de la Sede.

Según algunos autores es una obra anónima vasco-navarra del siglo XIII. Otras fuentes, en cambio, aseguran que presenta una clara influencia francesa del mismo siglo. La Virgen mantiene en su regazo al Niño Jesús, quien con una mano bendice al espectador y con la otra sostiene un globo terráqueo rematado con la cruz, símbolo de Cristo, el Salvador del Mundo. La Virgen sostiene un recipiente con azucenas, alusivas a su pureza. Según se detalla en la información facilitada por el Cabildo, el conjunto es de madera tallada, con el rostro y las manos de ambas figuras, así como los pies del Niño y la corona de la Virgen, policromados. El resto esto cubierto por finas láminas de plata cincelada.