«Las cofradías deben alejarse de los métodos de la política»

Marcelino Manzano ha cumplido un año al frente de la delegación diocesana de Hermandades, un tiempo en el que, «disgustillos» aparte, este cura «capillita» ha constatado lo que ya sabía: la ingente labor social que realizan las cofradías. El talón de Aquiles sigue siendo la formación

24 ago 2015 / 11:00 h - Actualizado: 24 ago 2015 / 13:34 h.
"Cofradías"
  • El delegado diocesano de Hermandades y párroco de San Vicente posa en las estancias del Palacio Arzobispal. / Pepo Herrera
    El delegado diocesano de Hermandades y párroco de San Vicente posa en las estancias del Palacio Arzobispal. / Pepo Herrera

—¿Se ha llevado muchos desengaños en estos meses?

—No, no, al contrario. Ha sido un año intenso porque el trabajo es muy grande, pero a la vez muy gozoso. Sí que me ha servido para apreciar aún más el trabajo de mi predecesor, Manolo Soria, y el hecho de permanecer catorce años al frente de esta delegación me merece todo el mérito del mundo. Hombre, ha habido algún disgustillo, pero eso va en el cargo.

—¿Hay que tener mucha paciencia con las cofradías?

—Si acaso con las hermandades algo más, porque todo se vive de forma muy pasional en un mundo de sentimientos y emociones, pero luego son también gente muy dispuesta a trabajar. Y la labor que hacen es tremada.

—Usted ya conocía la realidad de las hermandades. ¿Cuál ha sido el mayor descubrimiento que ha hecho en este tiempo?

—Una de las grandes alegrías ha sido esa labor de caridad que a veces no se conoce bien. Todas las hermandades que he visitado, todas, en la medida de sus posibilidades, hacen labor de caridad. Hasta en los pueblos más pequeños y recónditos las hermandades tienen su labor. También he encontrado carencias, por ejemplo en la participación en los cultos, sobre todo en el día a día. Hace falta crecer en participación y también, y este es un leit motiv de la delegación, la cuestión de la formación y el crecimiento en la experiencia de Cristo para poder dar testimonio.

—Confiese. ¿Cuántas veces se tuvo que contener en las pasadas elecciones de la Esperamza de Triana para no paralizar el proceso?

—Yo no tengo capacidad jurídica para suspender las elecciones. Eso correspondería a don Antonio Vergara. Han sido unas elecciones en las que había mucho interés en las dos candidaturas por ganar. Hay cosas que me han disgustado, claro, pero lo importante ahora es mirar hacia adelante. Mimetizar o copiar los métodos de la política civil no nos beneficia, nos perjudica a las hermandades. Tenemos que alejarnos de ese estilo. No nos hace bien. Creo que unas elecciones deben discurrir de forma más tranquila, de forma que no dejen heridas. Somos una comunidad cristana, somos Iglesia y con esas actitudes podemos dar una imagen distorsionada de lo que debe ser una hermandad.

—¿Qué opinión le mereció la idea de fletar autobuses para llevar a los votantes a pie de urna?

—En principio es una idea buena en el sentido de facilitar el desplazamiento a la hermandad a las personas que estén incapacitadas. Me hubiera gustado que hubiera sido una idea institucional, o sea de la hermandad, no de un candidato. Que los dos candidatos se hubieran puesto de acuerdo en hacer esto hubiera sido lo ideal. Y que no sólo se reduzca al día de las elecciones, sino que se extienda al día de la Función Principal, al Jueves Santo por la mañana. ¡Qué idea más bonita que ir con un autobús a por esos hermanos que viven lejos y no tienen medios o tienen dificultad de movilidad! La idea me parece bien, pero siempre que se haga de forma institucional y no solo cuando haya elecciones.

—Las Normas Diocesanas deben estar al caer...

—Creo que ya pronto. No me atrevo a decirle una fecha. Pero que nadie piense que hay razones oscuras para su retraso, simplemente es que las queremos hacer con mucho esmero para recoger la experiencia acumulada desde la publicación de las últimas Normas en el año 97. En estos 18 años las hermandades han cambiado, han crecido y la Iglesia y el mundo también han cambiado. Están muy adelantadas.

—¿Entrarán a regular aspectos como los procesos electorales o la aportación de las hermandades al Fondo Común Diocesano?

—Curiosamente, en la curia hay ahora mismo tres miembros que han sido delegados episcopales diocesanos de Asuntos Jurídicos –don Antonio Vergara, don Teodoro León y don Isacio Siguero– y qué duda cabe que la experiencia de estos años se recogerá en las Normas con idea de ayudar a las hermandades en los procesos electorales, precisando quizás algunas cosas con más detalle con idea de evitar dudas. De la aportación económica, en principio, no se entra a regular nada. Palacio y las hermandades estamos en el mismo banco.

—¿Cómo cree que han encajado las hermandades el decreto que regula las salidas extraodinarias?

—Sinceramente, creo que muy bien. Los cofrades entienden que quizás había un exceso de procesiones y traslados. Eso no quita que haya hermandades que se hayan disgustado por la negativa, sobre todo al principio, pero creo que la acogida ha sido buena.

—¿Es un exceso que una hermandad se plantee cuatro salidas para conmemorar una efemérides?

—Hombre. El espíritu del decreto es prescisamente reducir las salidas para que las que se hagan tengan un gran significado. Si una hermandad pide un número grande de salidas, a lo mejor va en detrimento de todas ellas. Habrá que estudiar el caso.

—¿Qué papel jugarán las hermandades en el Año de la Misericordia?

—Ahora ha salido la carta pastoral del arzobispo con las líneas generales y pronto se presentará el calendario de actos jubilares que vamos a hacer. Estamos también un poco a expensas de lo que el Papa vaya haciendo. Las hermandades van a jugar un papel, pero aún tenemos que sentarnos a ver qué forma le podemos dar conociendo un poco la idiosincrasia de las hermandades y el tono que el arzobispo le quiere dar a esto. Desde luego sí tenemos dos cosas claras: que en los cursos de formación de las hermandades se dará preponderancia al estudio de las obras de misericordia y al redescubrimiento del sacramento de la penitencia y la reconciliación. Sí cabe esperar a lo mejor un gran acto conjunto de las hermandades. En el Año de la Fe tomó la forma de magno Viacrucis. En este caso habrá un acto jubilar pero no sé decirle cómo lo haremos. ¿Habrá procesiones extraordinarias o no? Pues eso depende de la idea que tenga el Consejo episcopal y el vicario espicopal para la Nueva Evangelización, don Adrián Sanabria. Lo que no vamos a hacer es salirnos del tono que marque la Iglesia diocesana.

—¿Tiene el Consejo carta blanca de la autoridad eclesiástica para reformar la Madrugá?

—El vicario general, que es el que tiene la responsabilidad de la organización de la Semana Santa, delega en el Consejo de Hermandades esa responsabilidad. Carta blanca no, simplemente se confía en el Consejo la organización de ese tipo de cosas. Estamos con el Consejo para apoyarlo y ayudarlo en todo, y confiamos en el delegado de la Madrugá, Manuel Nieto. Y sobre todo, confiamos en las hermandades de la Madrugá.

—¿Pueden ser los números clausus una solución a los problemas de la Madrugá?

—Seguro que habrá muchas soluciones antes que recortar la posibilidad de que los hermanos puedan salir de nazarenos. Esa sería una solución muy extrema. ¿Cómo le dices tú a un hermano que no salga con el Señor del Gran Poder, con la Macarena, con la Esperanza de Triana...?

—¿Cómo interpreta el interés del alcalde, Juan Espadas, por redudir la representación municipal en los actos religiosos?

—Esos son cuestiones del ámbito político. Si el Ayuntamiento considera que se debe reducir, yo lo respeto. Lo que quiero es que esos acontecimientos que son tan importantes para Sevilla y para los cristianos católicos de Sevilla, que somos muchos, se desarrollen con el máximo esplendor posible. Porque Sevilla lo merece, lo merecen el Señor y la Virgen y tanta gente creyente que participa en estos acontecimientos.

—Sevilla se quedará en 2016 sin la festividad de San Fernando...

—Eso me entristece como sacerdote y como sevillano. Me entristece. Sevilla le debe mucho a San Fernando y el hecho de que ese día festivo venga bien para otros intereses... En fin, creo que son signos que no se deben perder, ese día festivo. A lo mejor tenemos que potenciar que Sevilla conozca más a San Fernando, su figura de hombre noble, egregio, un hombre santo de grandes virtudes cristianas que fue querido por todos y respetado por los musulmanes, que se enamoró de Sevilla, que quiso ser enterrado en la ciudad y que tenemos además aquí su cuerpo incorrupto, y que fue proclamado santo por aclamación, en fin... A mí me entristece. Ojalá en el futuro eso se pueda cambiar.

—Las hermandades harán suya en Navidad la propuesta del arzobispo de llenar los balcones de la ciudad con colgaduras del Niño Jesús. ¿Es ésta la mejor forma de responder que puede articular el mundo de las cofradías a ciertas provocaciones?

—Es la mejor respuesta, sin duda. Tengo que decir que la propuesta del arzobispo es muy anterior a la aparición de ciertos tuits. Creo que somos muchos los que pensamos que el Dios que nace y sus imágenes son la plasmación de un acontecimiento de gracia y trascendente para la humanidad. Si somos muchos, vamos a demostrarlo, sin pelearnos. Yo seré el primero que ponga el Niño Jesús en el balcón de mi casa de San Vicente. ~