«Las opciones de reforma de la Carrera Oficial son poquísimas»

Juan Carlos Cabrera, delegado de Fiestas Mayores. Aún recuerda con pesar esa sensación de «impotencia» que sufrió en la Madrugá del pasado año cuando veía a gente correr sin poder calmarla. Ahora duerme con la conciencia del trabajo cumplido y de los deberes hechos

05 mar 2018 / 08:00 h - Actualizado: 05 mar 2018 / 08:10 h.
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  • Juan Carlos Cabrera, delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla. / Jesús Barrera
    Juan Carlos Cabrera, delegado de Seguridad, Movilidad y Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla. / Jesús Barrera

Admite que la Semana Santa vive un «momento crítico», niega categóricamente un supuesto intervencionismo del Cecop a la hora de planificar recorridos y apuesta por empezar a tomar medidas para limitar los cortejos de la Madrugá.

—A estas alturas, le supongo ya todo un experto en eso que llaman biodinámica y movimientos de masas?

—Por desgracia me he tenido que hacer un experto. Después de vivirlo y con el afán de conocer qué es lo que sucedió, lógicamente he adquirido unos conocimientos que no me hubiera gustado llegar a conocer.

—Vallas antipánico, cámaras de videovigilancia, sistemas de alertas por SMS, aforamientos, megafonía pública, luces leds, gps en los cortejos? En su condición de cofrade ¿se reconoce en esta Semana Santa?

—Sí, totalmente, porque son elementos que no tienen por qué ser utilizados, es más, desearía enormemente que no tuvieran que ser empleados. Por un lado, como cofrade, lo que tenemos que hacer todos los ciudadanos en general es invitar a vivir esta Semana Santa desde la fe y desde la devoción y también desde el disfrute de una fiesta mayor de la ciudad de Sevilla y, en el ámbito de mi responsabilidad municipal, mi tarea y mi obligación es poner las medidas necesarias para reaccionar en caso de incidentes desagradables. No me perdonaría como responsable de Seguridad el no tener estas medidas. En un momento crítico para la Semana Santa como el que estamos viviendo, afortunadamente hay una conciencia crítica, un compromiso y una cohesión por parte de las hermandades, del Consejo y por parte del alcalde. Se dan todos los elementos para que en un momento tan crítico haya un alcalde decidido y valiente que ha afrontado con determinación que hay que proteger a sus ciudadanos y que haya que tomar todas estas medidas. Invitemos a la gente a disfrutar de la Semana Santa y que no se hable de seguridad.

—Hay quien cree que algunas de estas medidas menoscaban la esencia de la celebración religiosa y criminalizan a los espectadores como factores de riesgo?

—Para nada. Vuelvo a repetir que son medidas que, si no ocurre nada, ni siquiera van a ser percibidas. No menoscaban la Semana Santa para nada. Y si tuvieran que ser utilizadas, van a serlo con mucho rigor desde el ámbito de la seguridad y con mucho respeto a toda la Semana Santa. Incluso algunas de estas medidas van destinadas a preservar la esencia de nuestra Semana Santa, que no es ni más ni menos que la continuidad de generación en generación, favoreciendo que no se corte esta transmisión debido a que año tras año se produzcan estos incidentes. Unos incidentes que no vienen de los cofrades, sino de esos espectadores que consideran la Semana Santa como un espectáculo, que no tiene respeto y que no hacen más que dañar esta celebración, poniendo incluso en riesgo a los ciudadanos. Sobre eso sí que hay poner medidas.

—¿Se puede dar finalmente por cerrado el acuerdo con el sector de la hostelería para el cierre de los bares en la Madrugá?

—Sí. Está cerrado y en unos días haremos un comunicado conjunto. Desde aquí agradezco el compromiso que ha tenido el sector con la ciudad y con su Semana Santa. No es una medida sobredimensionada. Estamos hablando de dos horas nada más, anticipar el cierre de las 3.00 a la 1.00, y que sólo afectaría a determinados bares situados en puntos críticos. No quiero que se criminalice el sector de la hostelería como si los incidentes fueran dados por que estén abiertos.

—¿Finalmente cuántas calles del entorno de la Carrera Oficial van a contar con cámaras de videovigilancia?

—Unas 72 calles. La idea es que se perciba esa videovigilancia para garantía de que se está siendo grabado.

—Los afectados por las avalanchas de la Madrugá del pasado año han terminando denunciando al Ayuntamiento por no haber adoptado medidas con anterioridad?

—Sorprende porque, más que los afectados, son los abogados que los representan. Sorprende que cuando se estaba buscando si existía o no una intencionalidad en el origen de estos incidentes, ahora hayan dado un giro absoluto en su estrategia y se quiera repercutir sobre el Ayuntamiento toda la responsabilidad. Creo que estos abogados, algunos de ellos cofrades, están intentando buscar una vía de salida. Es respetable, pero no les entiendo.

—El arzobispo de Sevilla llegó a aseverar que si los sucesos de la Madrugá vuelven a repetirse, sería su final. ¿Comparte su opinión?

—Comparto lo que quiere decir. La Madrugá está tocada y la repetición de estos incidentes la dejaría muy, muy tocada. De ahí que se hayan puesto en práctica todas estas medidas.

—¿Cree que las hermandades de la Madrugá han puesto todo de su parte o esperaba usted algo más de ellas?

—Han puesto de su parte. El Ayuntamiento va a ser siempre respetuoso con la auto organización de las hermandades y del Consejo. Es verdad que sería deseable que haya un punto de encuentro a la hora de tomar decisiones que afecten a un incremento mayor o menor de seguridad. Efectivamente, se ha dado un paso. Y creo que hay que seguir dando pasos. El Consejo así lo ha manifestado y para 2019 habrá un cambio. Creo además que estos pasos deben darse de manera global. Hay que buscar que no haya una unión prácticamente de las seis hermandades de la Madrugá, cuyos cortejos forman un anillo que en cierta forma hay que intentar romper y poner cortafuegos entre uno y otro. Habrá que dar algún paso más en el sentido de limitar los cuerpos de nazarenos o fijar un tope o un porcentaje de la nómina de hermanos porque las calles de Sevilla no dan para más. Es una cuestión física. Ahí está una de las claves en cuanto al orden y al discurrir de una procesión, y en cuanto a que las personas puedan permanecer viviendo discurrir la procesión desde la Cruz de Guía hasta el paso de palio. Y me refiero sobre todo a la Madrugá.

—¿Ha supuesto muchos quebraderos de cabeza planificar el operativo del nuevo Martes Santo?

—No. Lo que pasa que a mi modo de ver sería bueno que en estos casos vayamos de la mano todas las partes para que estas modificaciones no se nos trasladen una vez que se ha llegado ya a los acuerdos. No hay dolores de cabeza. Estamos para servir a la ciudad y a las hermandades.

—Decía el arzobispo en esta Cuaresma que las estaciones de penitencia sin público que las contemplen pierden el 75% de su utilidad. ¿Comparte el mensaje?

—Totalmente de acuerdo. Las estaciones de penitencia tienen una función evangelizadora, son protestaciones de fe y, por tanto, si no hay personas viviendo esa fe en las calles, no tiene sentido la Semana Santa. Las medidas de aforamiento que realizamos en algunos creces pretenden precisamente eso que dice el señor arzobispo, que las hermandades puedan hacer sus estaciones de penitencia desde la normalidad, que la gente pueda vivir esa fe desde el respeto y la tranquilidad, y nunca viendo estampas de nazarenos que son llevados en volandas o arrastrados literalmente.

—¿Las calles aforadas van a ser las mimas este año que en 2017?

—Las mismas. Sí hemos trasladado al hermano mayor de la Amargura que vamos a controlar mejor la calle Santa Ángela de la Cruz para que no vuelvan a repetirse las estampas del año pasado en Alcázares, que la hermandad argumenta que son consecuencia de este aforamiento. Estamos dispuestos a hacer lo que haya que mejorar a petición de las hermandades.

—Hay expertos en seguridad que aseguran que cambiar el trazado de la Carrera Oficial sería cometer un gran error. ¿Qué piensa sobre los planes de reforma de la Carrera?

—Yo vuelvo a repetir que somos respetuosos con lo que el Consejo y las hermandades determinen. Nuestra obligación es adoptar las medidas de seguridad adecuadas. Sí es verdad que había una sobredimensión en la calle Sierpes, por lo que se recomendó al Consejo que hubiera una eliminación de sillas en las vías de evacuación y lo han cumplido. Va a haber también menos personas autorizadas por los titulares de viviendas a la par que se ha sectorizado la calle Sierpes, por lo que ya ningún abonado podrá recorrer nunca más desde el inicio al final de la calle andando, y se ha rebajado de seis a tres años la entrada de niños gratis a la Carrera Oficial. Son medidas que oxigenan un poquito la calle Sierpes. Más complicado es que la Carrera Oficial pudiera discurrir por Tetuán, porque es una zona comercial con grandes multinacionales que no aceptarían tener una semana sin actividad, además de que, en materia de seguridad, no se mejora gran cosa. El Ayuntamiento apoya lo que está diciendo el Consejo que es mejor la calle Sierpes.

—Las alternativas de reforma, pues, son mínimas?

—Poquísimas. La clave es reajustar es sobredimensión que, por suerte, tiene esta ciudad en cuanto a disfrutar esta Semana Santa en las calles con tantas personas concentradas en un momento dado. Comprenderá usted que no es normal que vayamos creciendo, que vayamos disfrutando de la Semana Santa con toda la ciudad en la calle y que por parte de la Administración no se tomen medidas preventivas y paliativas a cualquier tipo de incidencia. No es normal en ninguna ciudad del mundo que el elemento de seguridad no sea ya inherente a la celebración de un evento, y en este caso tan especial como la Semana Santa.

—¿No cree que empieza a cundir un cierto hartazgo en torno a las medidas de seguridad?

—Sobre todo, me preocupa que se hable sólo y exclusivamente de la Semana Santa por el tema de la seguridad porque es un elemento accesorio, inherente, pero de lo que hay que hablar es de la Semana Santa y sus hermandades. Entiendo que estas medidas constituyen algo novedoso, como el año que pusimos el aforamiento con las vallas, que se habló mucho de ese tema. Esta ciudad cuando se da un paso adelante y se introduce alguna novedad, y más en algo tan propio como son las fiestas mayores, es objeto de mucho debate y de muchas conversaciones. Yo pediría que no se hable de seguridad para nada, porque si alguien debe estar preocupado y ocupado por estos asuntos debe ser el delegado, el alcalde y los funcionarios municipales y policías locales. Esperemos que todo este trabajo se vea correspondido con que nuestros ciudadanos disfruten y las hermandades gocen en plenitud de sus estaciones de penitencia.

—Hay quien empieza a percibir cierto intervencionismo del Cecop en la autonomía de las hermandades a la hora de planificar sus itinerarios?

—No, no. Se trata de una sensación falsa y totalmente infundada, porque vamos a respetar siempre la auto organización del Consejo de Hermandades y de las cofradías, y prueba de ello es por lo que he dicho antes que me gustaría llegar a un punto en el que fuéramos de la mano y las decisiones se tomaran una vez que al menos desde los responsables de seguridad den su opinión. Prueba de ello, es que al Calvario se le ha aconsejado y no obligado que pasara de Monsalves, que es una calle oscura, estrecha con 60 bolardos, a una calle amplia e iluminada como es Alfonso XII, y ellos han accedido y lo han visto razonable. Ni hemos entrado ni vamos a intervenir nunca en la organización de una hermandad.