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Limpiar plata es uno de los trabajos más comunes en las casas de hermandad, durante la cuaresma. / D. Delgado
Las tardes se intuyen más largas, los olores cambian y también nuestras costumbres gastronómicas. Son algunas de las circunstancias que indican que estamos metidos de lleno en una nueva cuaresma. Eso, y que las casas de hermandad son auténticos hervideros de actividad. Una de las más características: limpiar y preparar todo aquello que forma parte de los pasos de nuestras cofradías, después de un largo año de letargo. En definitiva, limpiar la plata.
En esta ocasión, la guía cofrade El Correo de Andalucía trae a sus páginas un término muy usual para los que acostumbran a realizar estos quehaceres. Y es que, en la ejecución con éxito de este cometido cada uno tiene su receta. Aquí cobra más sentido que nunca eso de cada maestrillo tiene su librillo. Pero sea cual sea la fórmula, siempre se utiliza un líquido cuyo nombre genérico no puede ser más textual: limpia plata. Hay muchas marcas que producen este producto y para esto no hay unanimidad ya que cada uno considera que el que se utiliza en su hermandad es el más efectivo. Normalmente, son los equipos de priostía los encargados de coordinar estos trabajos y de decidir cuál es el limpia plata que se compra.
Como material accesorio también hay distintas posibilidades. Algunos optan por trapos y todavía hay quien para esto utiliza un cepillo de dientes. Lo que está claro es que el agua no es un buen elemento para utilizar en este cometido. Y es que, su uso puede provocar la oxidación del interior de la orfebrería y, a la larga, ocasionar la ruptura de, por ejemplo, un brazo de candelabro.
El consumo de limpia plata crece, y mucho, durante estas fechas. Especialmente, en las droguerías cercanas a las hermandades. En definitiva, el limpia plata es un aliado perfecto para nuestra Semana Santa. ~