«Lo primero, tras tres elecciones consecutivas con candidaturas enfrentadas, será curar heridas»

Santiago Álvarez, candidato a hermano mayor de la Macarena. El ‘teniente’ macareno ha desplegado una intensa actividad en esta campaña. El martes consiguió meter a más de mil personas en el Pabellón de la Navegación, el acto más numeroso en la historia de los procesos electorales de las cofradías

08 nov 2017 / 21:38 h - Actualizado: 09 nov 2017 / 10:53 h.
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  • Dos décadas avalan la experiencia de Santiago Álvarez Ortega en juntas de Gobierno. / El Correo
    Dos décadas avalan la experiencia de Santiago Álvarez Ortega en juntas de Gobierno. / El Correo

La campaña macarena entra en su recta final. A estas alturas es comprensible que el cansancio haga acto de presencia, «aunque la ilusión por alcanzar el objetivo final puede con todo», asegura.

—Hay quien le achaca que su apellido no tiene suficiente estirpe en la hermandad como para empuñar la vara de las capillas?

—No he escuchado nada sobre lo que me refiere; es más, desconocía que hubiese quien pensase que para llegar a ser hermano mayor hubiese que apellidarse de alguna manera en concreto. Pareciese que la hermandad fuese el club privado de algunos. Aunque sí que puedo decirle que soy padre, hermano, tío, sobrino e hijo de hermanos macarenos y que, por poner sólo un ejemplo, conservo documentos de la década de los años treinta del pasado siglo, en donde el hermano mayor de aquel entonces agradece a un antepasado mío la colaboración prestada en aquellos tiempos tan difíciles para la hermandad... No todos pueden decir eso.

—Todo el mundo pronostica que serán unas elecciones muy reñidas. ¿Cree que se romperá el techo de voto en unos comicios en la Macarena? ¿Cuál es su prospección de participación?

—La hermandad de la Macarena mantiene en las últimas décadas un crecimiento sostenido en todos los aspectos, por lo que parece evidente que también deberá crecer el número de hermanos que ejercerán su derecho al voto el próximo domingo, aunque es complicado ofrecer una estimación.

—Lleva 20 años en juntas de gobierno, tiempo suficiente para conocer sobradamente las carencias (si las tiene) de su hermandad. ¿Qué es lo primero que habría que arreglar o mejorar?

—Después de tres comicios consecutivos con la concurrencia de dos candidaturas enfrentadas, entiendo que lo primero que hay que acometer es el curar las heridas e ir sentando las bases para que en el futuro todos los hermanos puedan volver a hacer una vida de hermandad basada en la unidad y la fraternidad. En cuestiones materiales y patrimoniales, lo más inmediato es la ejecución de las obras que ya se han iniciado y que mejorarán las condiciones de accesibilidad a las diferentes estancias de la casa de hermandad, proyecto en el que llevo muchos años colaborando con nuestro hermano mayor.

—Sainz de la Maza, Ruiz Cárdenas, Manuel García. ¿Qué ha aprendido de cada uno de los hermanos mayores a los que ha servido como oficial de junta?

—Tenacidad, delegación y dedicación.

—En 1995 vimos a la Virgen bajo el Arco presidiendo una misa que quedará para el recuerdo con motivo del cuarto centenario fundacional de la hermandad. ¿Ya tiene en la cabeza cómo habrá de ser la salida extraordinaria de la Macarena en 2020?

—Si la autoridad eclesiástica lo autorizase, debiera ser la culminación de una serie de actos que mostrasen a los más jóvenes nuestros orígenes y cuál ha sido el camino recorrido hasta llegar a hoy. Que cada veinticinco años recordemos efemérides como ésta es magnífico porque de esa manera mantenemos fresca nuestra memoria colectiva a la que continuamente se van incorporando nuevos hermanos. Será el momento de volver a dar gracias a Dios por tantos dones que nos ha regalado y de renovar nuestro compromiso cristiano vivido en el seno de nuestra hermandad. En cuanto a la anunciada procesión extraordinaria en acción de gracias por este aniversario, la contemplo por el barrio, donde nació y creció su devoción, ya que se trata de un momento propicio para llevar a la Virgen de la Esperanza por todas esas calles y plazas en las que residen tantos macarenos y por las que habitualmente no transita durante la estación de penitencia y que están deseosas de volver a recibirla como tan bien saben. No veo negativo que de vez en cuando su barrio se ilusione por tenerla más cerca, al contrario.

—Han sorprendido unas declaraciones de su oponente en las urnas descartando una salida extraordinaria de la Virgen en 2020 por el «frikismo» que supondría convertir lo extraordinario en ordinario. ¿Le merecen alguna valoración?

—Evidentemente no sólo no lo comparto sino que lo veo fuera de lugar. Es tanto el bien que hace la Virgen de la Esperanza cada vez que sale a la calle, que estoy completamente de acuerdo con unas declaraciones realizadas por un anterior hermano mayor y Medalla de Oro de la hermandad cuando afirmaba que «cuantas más veces salga a la calle, mejor». Y por ese motivo. No hay nada extravagante en los rostros de quienes la contemplan al pasar, ni en sus lágrimas, ni en sus sonrisas, ni en sus miradas absortas, ni en la expectación que provoca su inminente llegada, ni en el recuerdo de los que están ya junto a Ella. Eso es Esperanza y así es la Macarena. Además, tratándose de Ella, nada de cuanto la rodea puede calificarse como ordinario, sino extraordinario, como lo es su propia presencia.

—¿Qué hay que hacer con Queipo de Llano?

—Se encuentra en la Basílica como hermano mayor honorario de la hermandad y con el paso de los años ha quedado su lápida despojada de cualquier elemento diferente de esta cualidad. Mi candidatura contempla un antiguo anhelo de nuestra corporación como es la construcción de un columbario, amplio y acorde a las dimensiones presente y futura de nuestra hermandad en el que poder depositar las cenizas de todos los hermanos y devotos sin distinción que así lo soliciten.

—¿Hay que recortar el tiempo de la cofradía en la calle?

—Habría que procurar conjugar el comprensible deseo de los devotos de que las imágenes permanezcan el mayor tiempo posible en la calle con el gran esfuerzo que realizamos los hermanos que participamos en la estación de penitencia, aunque bien sabemos y aceptamos gustosos lo que nos espera cuando se abren las puertas de la Basílica. Se puede hacer menos sufrida esta estación de penitencia para los hermanos si recortamos el recorrido por las calles más céntricas en beneficio de las calles del barrio.

—¿Puede garantizar que continuará José Manuel Lozano como vestidor?

—No creo equivocarme si digo que en los últimos tiempos el oficio de vestidor está alcanzando grandes cotas debido a la irrupción de una generación de grandes artistas que bebiendo de destacados maestros están revolucionando este arte que completa necesariamente cómo se presentan las imágenes de candelero a los fieles. No creo desvelar ningún secreto si afirmo que actualmente hay variadas opiniones entre los hermanos y devotos; y que junto a José Manuel, en la nómina de la hermandad se encuentran otros magníficos vestidores, por lo que esta cuestión será motivo de reflexión y discusión.

—¿No cree que sacar de vez en cuando a relucir la ruptura de la concordia no ayuda a restablecer unas buenas relaciones con sus hermanos del Gran Poder?

—Se tiende a confundir la concordia con la venia, siendo ésta una parte de aquella. Nunca ha sido, ni es mi intención incomodar a nadie, todo lo contrario. Considero que existe una opción que es la mejor para las seis hermandades, y por eso he defendido siempre que la solución que se elija debe ser consensuada, eficaz y duradera en el tiempo.


«Abandonar Cuna por la Alfalfa no soluciona nada en estos momentos»

Ha defendido públicamente que antes de abordar cualquier reforma en la Madrugá habría que esperar a conocer cuáles serán los cambios que se anuncian en la Carrera Oficial para el año 2019. ¿Pero hasta dónde estaría dispuesto a ceder? «No creo que la solución a los problemas de la Madrugada sea ceder por ceder, sino encontrar entre las seis hermandades la mejor solución posible, sin menoscabo de la dignidad de nuestro cortejo ni el bienestar de los hermanos nazarenos, ya de por sí muy castigados por nuestra estación de penitencia. Abandonar Cuna por la Alfalfa, no soluciona nada en estos momentos, tan sólo sería un gesto vacío; tendremos que hacerlo forzosamente cuando llegue nuestro momento. Me gustaría recordar que la hermandad de la Macarena lleva gran parte de su existencia siendo generosa y cediendo lo que le pertenece», sentencia.