La hermandad del Cristo de la Salud ha renovado un año más el acuerdo con la Fundación La Caixa para formar a mujeres ecijanas víctimas de malos tratos con el bordador Jesús Rosado. En su taller de la calle Zamoranos –epicentro del barrio de otra hermandad puntera de Écija, la de la Sangre– el artista enseñará el oficio y dará una oportunidad laboral a astigitanas que huyen de la exclusión social que casi siempre trae aparejado el maltrato.
A través de su Obra Social, la Fundación La Caixa aporta 15.000 euros. El año pasado, primero que se llevó a cabo el taller, el presupuesto fue de 14.000 euros. La intención de la hermandad de San Gil y la Fundación La Caixa es prolongar hasta los cuatro años esta colaboración.
Rosado, un referente en el mundo cofrade y por cuyas manos han pasado y pasan piezas de hermandades de toda Andalucía –y toda España– para su restauración, prestará su tiempo y su taller para que las mujeres que se acojan a esta iniciativa puedan convivir en un ambiente laboral y tener la posibilidad de aprender un oficio que, por lo costoso que resulta, no resulta tampoco fácil de aprender. No obstante, el bordador ecijano no da importancia a su colaboración en esta iniciativa. «Soy un mero colaborador en este magnífico proyecto al que han llegado estas entidades», casi se excusa. «Las tres patas importantes son la hermandad, el Ayuntamiento y La Caixa», señala Rosado. La primera ha dado a luz la idea; el segundo seleccionará a las mujeres en exclusión social a través del Centro Municipal de Información a la Mujer (CMIM); y la tercera pone el dinero.
Tarea complicada
Por este taller de la hermandad de San Gil pasan las mujeres víctimas de malos tratos en ciclos de cuatro, adaptándose a los trabajos que el bordador tiene encargados. «Van llegando al taller y se les va enseñando el oficio», señala Rosado, una tarea para la que no todo el mundo sirve. Las que se van adaptando o a las que les gusta se quedan, «aunque hay algunas que han estado dos días y lo han dejado, algo comprensible», admite el artista, «porque no todo el mundo tiene capacidad para aprender esta tarea, o no le gusta o no es lo que esperaba».
Siempre hay cuatro cada vez. Rosado tiene en su taller a muchas mujeres contratadas, trabajando desde hace «13 o 14 años», personas que aprendieron el oficio en diferentes iniciativas y escuelas taller y que ahora ganan un sueldo en la casa de la calle Zamoranos.
Para el secretario de la hermandad de la Salud, José María Valseca, la iniciativa ha funcionado bien, «de ahí que se renueve un año más. Pero quien puede valorar y agradecer esto es quien recibe la ayuda», enfatiza, «porque la verdad es que cuando a una persona le falta el sustento y no sabe cómo salir de una situación difícil agradece mucho que se le dé una oportunidad».
Para el director de área de Negocio de La Caixa en Écija, Rubén Rodríguez-Arias, el convenio con la corporación astigitana del Miércoles Santo es «de los que más nos gusta, porque consiste no solamente en ayudar a través de la Obra Social, sino que se trata de darle un medio de vida a mujeres que están en situación de maltrato y de pobreza; por usar un símil, no les damos comida, les enseñamos a pescar».
«Es una colaboración distinta», dice Rodríguez-Arias, porque llega a personas en situación de exclusión social y escasa formación a las que ayudamos a buscar formas de incorporarse al mercado laboral». La oportunidad viene esta vez bordada.