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Mesa petitoria de la hermandad de la Candelaria. / Ángel Martín Vázquez
Todas las iniciativas que se desarrollen para que una hermandad pueda tener más recursos económicos siempre serán bien recibidos por los rectores de la hermandad, dado que todos los meses hay muchas facturas que abona y las cuenta no siempre tienen sobrante. Y si lo hubiera, todo el dinero que se destine para la labor social y ayudar a las personas que más lo necesitan siempre resultará insuficiente.
Por ello, una de las iniciativas más comunes que hacen todas las hermandades cada vez que celebran algún acto o culto público es la instalación de una mesa petitoria gracias a la cual se puede obtener más recursos económicos. La mesa petitoria no es más que una mesa, siempre engalanada de la mejor forma posible, que se instala en el interior del templo y en la que se muestran una gran variedad de elementos identificativos de la hermandad y de sus sagrados titulares. Así, lo más normal es encontrar en ella fotografías de varios tamaños, medallas, alfileres de corbatas, rosarios, pulseras, cajas, pastilleros, abanicos, escudos de solapa, llaveros, pulseras, colgantes, etc. Muchos de estos artículos se venden a un precio fijo aunque los de menor cuantía, como las fotografías más pequeñas o una simple pulsera.
Las mesas petitorias se instalan habitualmente cuando se espera una gran afluencia de público en la capilla, como cuando se celebra un besamanos o un besapiés.