Cuaresma 2019

«No soy Lope de Vega pero desde la sencillez se escriben cosas bonitas»

La periodista Charo Padilla se convertirá el próximo domingo en la primera pregonera de la Semana Santa de Sevilla con una intervención «hecha desde la calle» y «llena de autenticidad y de emoción»

Manuel J. Fernández M_J_Fernandez /
30 mar 2019 / 08:28 h - Actualizado: 26 mar 2019 / 16:25 h.
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  • La periodista Charo Padilla, en un momento de la entrevista en la Plaza Nueva de Sevilla. Foto: J.R.
    La periodista Charo Padilla, en un momento de la entrevista en la Plaza Nueva de Sevilla. Foto: J.R.

Cuenta que «aún» no está nerviosa y que «por las noches, en la cama», lee y relee en compañía de su esposo [el conocido músico y compositor Manuel Marvizón] el texto, al que reconoce haber hecho «algunos cambios» de última hora. Acostumbrada a llevar siempre la esponja naranja de Canal Sur Radio para sacar un canutazo (declaraciones periodísticas) al alcalde, al arzobispo o a vecinos anónimos de barrio, Charo Padilla Huyuela (Sevilla, 1962) acude esta semana a la Plaza Nueva no como entrevistadora sino como entrevistada. Pese al cambio de roles, mantiene el humor de siempre. «Esto es un no parar. En media hora, tengo otra [entrevista] en la terraza del Hotel Inglaterra... ¡Vamos chiquillos, que ni David Bisbal!», bromea con su genuino desparpajo con compañeros de prensa que salen del Ayuntamiento y se deshacen en elogios a la que el próximo 7 de abril, Domingo de Pasión para más señas, tendrá el honor de derribar uno de los últimos muros que quedaban en pie en el plano de la igualdad de la mujer dentro del mundo de las cofradías al convertirse en la primera pregonera de la Semana Santa de Sevilla.

Sentados en uno de los bancos de madera de la Plaza Nueva y bajo la atenta mirada del rey San Fernando, Charo Padilla cuenta sin tapujos cómo ha escrito el pregón de la Semana Santa, después de que superar «el miedo» de los primeros días tras su designación por el Consejo de Cofradías el pasado mes de septiembre. «Ha ido surgiendo poco a poco, como no puede ser de otra manera. Indagando en el cajón de mi memoria. Recordando 30 años atrás: vivencias, emociones, momentos que he pasado».

¿Dónde? Charo Padilla asegura categóricamente que ha sido lejos del hogar familiar y del «jaleo de los hijos adolescentes». Por contra, las musas le han llegado en «la tranquilidad de la redacción de una radio, los fines de semana. En una redacción prácticamente vacía, solo con los compañeros que están de guardia». Así lo describe con una inconfundible entonación radiofónica y una sonrisa de felicidad plena: «En mi mesa, con mi ordenador, con mi teclado, con mis auriculares y poniéndome música, que además no tiene nada que ver con la Semana Santa».

Han sido en estos fines de semana ‘horas extras’ y también «por las noches, en noches de insomnio» en los que ha ido poniendo en negro sobre blanco todas sus vivencias como intrépida periodista en sus más de 30 años contando a pie de calle la Semana Santa. También como cofrade convencida, nazarena primeriza de La Redención y, sobre todo, como madre, una experiencia vital que estará muy presente en el atril del Maestranza.

«Cuando digo que voy a contar cosas que sólo una mujer puede contar, es porque sólo una mujer la ha vivido y la ha experimentado. No es que el hombre no tenga sensibilidad, ni nada de eso. Son sensibilidades distintas, porque el hombre y la mujer son iguales en derechos pero distintos... A ver, a lo mejor, yo me fijo en más detalles, que mis compañeros no se fijan, simplemente por ser mujer, bueno, observo más. Si es verdad que en el pregón hay cosas que yo puedo contar porque soy mujer y las he vivido como mujer, y el hombre no las puede vivir porque es hombre... Yo doy a luz, entonces eso es una cosa distinta. He tenido ese honor».

El resultado es «un pregón de la calle» y «de vosotros» porque, como define, «está lleno de vivencias de los espectadores, de los oyentes...» En definitiva, como sentencia en una afirmación rotunda y directa, el suyo es «un pregón hecho desde la sencillez y lleno de autenticidad; y de emoción, espero».

De momento, una de las pocas personas que ha tenido el privilegio de leerlo entero parece confirmar estas intenciones iniciales. «¿Qué me ha dicho Asenjo [por el arzobispo de Sevilla]?... Pues mira, te lo voy a contar aunque no todo, lo que me escribió al día siguiente de estar en mi casa con las autoridades de la ciudad y de llevarse una copia en un pen drive, fue: ‘Charo, me ha emocionado’”.

Continuando con la entrevista, convertida en conversación donde incluso la pregonera replica al periodista («Tú quieres que te cuente cómo es el pregón, yo te entiendo; pero si no no sería una sorpresa»), Charo avanza algunas pinceladas de su intervención, con una duración aproximada de una hora y 20 minutos. «Hombreeee, los barrios. ¡Quién cree que no voy a hablar de El Cerro del Águila o del Polígono de San Pablo!, que lo he visto nacer y crecer cuando iba a hacer reportajes cuando salía el Cautivo solo y daba vueltas por el barrio, pero... (se hace el silencio)... y algún barrio más quizás la gente no se lo espera y también va a estar».

Como buena comunicadora y conocedora de los tiempos periodísticos, La Padilla –como se le conoce cariñosamente en el mundo radiofónico y, en especial, en esa gran familia que es el programa El Llamador-, también juega con el efecto sorpresa que todo pregón guarda en las entretelas de sus protagonistas. «Hay una novedad en música, que es la marcha Madre Hiniesta. Está retocada por Manolo [Marvizón, su ya mencionado esposo] e instrumentada, no sé si de otra manera o con más instrumentos de lo normal. Pero ya del resto del pregón, no he dicho absolutamente nada, de si hay o no hay. Yo no voy a decir que no hay... ni qué sí: habrá que esperar el momento y el día para ver si hay alguna novedad». Para añadir de inmediato: «Ya avanzo que no voy a hacer nada extraordinario, que no sea mi pregón, que creo que todos los pregones son extraordinarios porque son personales”.

«Hay que seguir dialogando el Martes Santo»

Con respecto al contenido, la primera mujer pregonera de la Semana Santa de Sevilla tiene una cosa bastante clara. Y es que este atril no es para temas de actualidad. Ni mucho menos polémicos. «No voy a tratar lo del Martes Santo porque creo que no es el sitio. No porque no tenga importancia, sino porque no es el sitio. Creo que su sitio es el debate, la conversación, la charla, el diálogo, diálogo, diálogo...»

No obstante, emite su opinión sobre un debate que ha llegado a despertar incluso el hartazgo del propio arzobispo con su ya sonado ‘que nos dejasen en paz’. Sin entrar de si debe ser al revés o al derecho por la Carrera Oficial, asegura la pregonera que «hay que seguir dialogando para que las hermandades del Martes Santo estén medianamente satisfechas, porque me consta que hay algunas que están bastantes disgustadas».

Esta «reportera de calle y de micrófono en mano», como se autodefine, siempre ha tenido cierto reparo a escribir. De hecho, hace dos años rechazó el ofrecimiento del pregón de la Semana Santa de Sevilla. ¿Por qué? «Yo no quería dar un pregón. Por mi cabeza nunca se me había pasado. No estaba en mis planes. No me veía». ¿Y qué ha cambiado ahora? La respuesta es larga pero, como es Charo, cargada de sentido común: «Pues entre otras cosas, el haber estado colaborando estos dos años con artículos de opinión en Diario de Sevilla. Eso me soltó. Pero no te creas, mis columnas son muy sencillas. No soy Lope de Vega pero desde la sencillez se escriben cosas muy bonitas. Luego, Asenjo, que cada vez que me veía me decía: ‘¡Charo, el pregón!, ¡Charo, el pregón!’... También, Eduardo del Rey Tirado [insigne cofrade y hermano mayor del Silencio] me dijo un día: ‘Charo, a veces en la vida tenemos que dar pasos que no queremos, pero que hay que darlos...» Y así fue como esta periodista, de madre sevillana «y macarena» y de padre cordobés, aceptó dar el pregón de la Semana Santa 2019... «¡Ufff, qué responsabilidad más grande! Pero tenía que darlo como lo dieron mis compañeras de las tertulias de El Llamador, cada una en su ámbito. Me envalentoné y di el paso. Hay que ser valientes».

De «prosa musical»

Ahora echando la mirada atrás, está más que convencida de que han sido seis meses excepcionales. «Al final, no ha sido tanto. El pregón me ha servido de terapia emocional conmigo misma. Un reencuentro conmigo misma, con mi familia, con mis padres que ya no están aquí, con Dios y para reafirmarme en mi fe... También le pregunto a Dios, porque la religiosidad cada uno la vive de una manera tan personal. Lo más importante es ser buena persona». También han influido los actos a los que ha sido invitada en estos cuarenta días de espera y conversión. De todos ellos, dice uno vivido recientemente le ha tocado el corazón: «Hace unos días en Aspace [Asociación Sevillana de Parálisis Cerebral]... ahí te das cuenta de lo que es verdaderamente importante».

En su histórico debú en el primer atril de la ciudad de Sevilla, Charo Padilla se ha atrevido incluso a hacer alguna que otra rima. «Es más bien una prosa musical y algunos pequeños recursos, sin pretensión literaria. Unos besos muy sencillos, como han ido surgiendo», se confiesa con esa modestia que le ha llevado siempre a ganarse el cariño de los oyentes en Semana Santa, y también durante todo el año. También de quienes ha entrevistado a las puertas de las iglesias, confesandose en el duermevela de las noches de entradas de cofradías: del Porvenir al Chapina, del Cerro a San Julián. Es el mapa de la memoria cofrade de esta sevillana llamada a hacer historia después de 81 ediciones y cuatro teatros del pregón de la Semana Sana de Sevilla.

Pero Charo Padilla tiene, como siempre, los pies en la tierra. Disfruta de este momento, como le han recomendado pregoneros como García Barbeito, Carlos Herrera, Alberto García Reyes o el recientemente fallecido Rafa Serna. Por eso lo tiene muy claro qué pasará los días después del pregón: «Estaré como un clavo en La Hiniesta para retransmitir su salida». Y es que como asegura esta sevillana de 57 años, «la vida sigue». ¿Temor a las críticas o los titulares del día después? Más bien poco. «Las críticas, de verdad, de verdad, de verdad, que eso es lo que menos me importa. Respeto todo lo que diga la gente. Soy consciente de que no lo puedo gustar a todo el mundo, pero seguro que habrá gente que se emocione. Estoy completamente segura. A todo el mundo, no le puedo gustar. Eso sí, quiero que digan: ‘Era Charo Padilla, la que estuvo en ese teatro. Con eso me conformo».

Las ‘otras’ mujeres del pregón

El pregón de Charo Padilla tendrá más de un nombre de mujer. Algunas, como ha avanzado, «sonarán» en su locución en el teatro de la Maestranza; y otras estarán presentes en el escenario de distinta manera. «No lo he elegido. Ha ido surgiendo sin darme cuenta. ¿Quién me podría vestir? Al final es la firma de una mujer, al igual que los zapatos que llevaré, o la ilustración de la portada del libro del pregón que editará el Consejo. La ha pintado mi hija Sofía, de 15 años». Lo recaudado con la venta de la publicación irá destinado a la obra de caridad de las Hermanas de la Cruz.

Perfil de urgencia

Charo Padilla Hoyuela nació en Sevilla un 20 de marzo de 1962. De madre sevillana y padre cordobés, cursa estudios de Periodismo en la Fcaultad de Comunicación, primero en Madrid y luego en Sevilla. Desde un primer momento comenzó su carrera laboral como la radio, «una de sus grandes pasiones». Desde 1990 trabaja en Canal Sur Radio, donde forma parte del equipo de profesionales del programa El Llamador, que dirige Fran López de Paz, participando desde un principio en las retransmisiones de Semana Santa. Habitual periodista de micrófono en mano, se ha pateado toda la ciudad, incluidos los barrios más alejados, para contar con emoción y autenticidad las vivencias más cofrades y personales de las hermandades. Casada con el conocido músico y compositor Manuel Marvizón, tiene dos hijos adolescentes. Es hermana de la Macarena por tradición familiar materna; de La Rendención, donde se estrenó el pasado Lunes Santo como nazarena; y de El Cerro del Águila y del Polígono de San Pablo. Por estas últimas dos corporaciones, siente una especial predilección.