Salidas extraordinarias del Señor del Gran Poder

Jubileo de las cofradías. El venerado Nazareno de Juan de Mesa sólo ha abandonado su sede canónica fuera de la Semana Santa -San Lorenzo o la actual basílica- en diez ocasiones en los últimos dos siglos

04 nov 2016 / 09:16 h - Actualizado: 04 nov 2016 / 09:21 h.
"Cofradías","El Gran Poder","Historia","El Gran Poder en el Jubileo de la Misericordia","Señor de la Misericordia"
  • 1939. El 1 de abril de 1939 se ponía punto final a la Guerra Civil. Para celebrar el fin de la contienda, el 3 de mayo, el Gran Poder fue a la Catedral vestido con su túnica persa.
    1939. El 1 de abril de 1939 se ponía punto final a la Guerra Civil. Para celebrar el fin de la contienda, el 3 de mayo, el Gran Poder fue a la Catedral vestido con su túnica persa.
  • Salida en 1965 con motivo de los 50 años de la Misiones Generales.
    Salida en 1965 con motivo de los 50 años de la Misiones Generales.
  • 1979. Uno de los grandes Vía Crucis de las Cofradías que recuerda la ciudad.
    1979. Uno de los grandes Vía Crucis de las Cofradías que recuerda la ciudad.
  • 1987. Ocho años después el Gran Poder es elegido para presidir el Via Crucis.
    1987. Ocho años después el Gran Poder es elegido para presidir el Via Crucis.

El Señor ya está en la Catedral. Será una ausencia breve que, previsiblemente, le llevará mañana mismo de vuelta a su basílica aunque las inclemencias meteorológicas podrían retrasar el retorno a la mañana del domingo brindando una estampa tan hermosa como inesperada. Pero no es normal ver al Gran Poder fuera de su casa. En la memoria reciente se encuentran los traslados a Santa Rosalía, forzados por las obras de adecuación de su templo basilical. Esas reformas motivaron la mudanza de las imágenes después de la Semana Santa de 2008. Era la primera vez –en más de tres siglos– que el Señor residía fuera de la plaza de San Lorenzo, su casa...

Pero conviene seguir buceando en la historia para encontrar al Gran Poder en las calles fuera de su reino de la Madrugada. Podríamos colocar el punto de partida en el cierre del siglo XVIII, con el Señor residiendo ya en San Lorenzo. En 1800, el Gran Poder presidió una procesión de rogativas en unión de la hermandad vecina de Rocamador, el Silencio, la Carretería y los franciscanos de San Antonio. Lo curioso del caso es que los hermanos –era un 7 de noviembre– salieron vestidos de nazarenos pero es que la peste que asolaba Sevilla pesaba. Mucho.

Hay que esperar hasta el 3 de mayo de 1939 para ver al Señor fuera de San Lorenzo de nuevo y en fechas desacostumbradas. Lo hizo para presidir un triduo y una función de acción de gracias en la Catedral por el fin de la Guerra Civil. El Nazareno de Juan de Mesa volvió a San Lorenzo cuatro días después acompañado de una nutrida escolta militar del Regimiento Granada con compañía de honores, bandera y banda de música. La Guerra, entonces sí, ya había terminado....

Bueno Monreal sería el encargado de convocar las célebres misiones populares de 1965. El flamante arzobispo se apoyó en el poder de las imágenes para dar contenido una iniciativa que pretendía –de alguna manera– unir la Sevilla que iba naciendo más allá de sus límites históricos con los antiguos veneros de Fe. El arzobispo movilizó a 55 cofradías que, cosas del momento, no tuvieron demasiado margen de maniobra para aceptar unos traslados que suponían conducir las imágenes titulares a chamizos, almacenes, garajes, carpas... y hasta a una caseta de feria. El Gran Poder y su Madre del Mayor Dolor fueron llevados en andas al barrio de Nervión, cruzando el puente de San Bernardo. El Señor se quedó en la parroquia de Santa Teresa y la Virgen, en el colegio de San Fernando. La lluvia que amenazó el traslado obligó a cobijar al Señor en el garaje de Araújo, dando lugar a la extendida leyenda que forma parte del imaginario hispalense contemporáneo.

El Señor volvería a salir ese mismo año para tomar posesión de su capilla, elevada posteriormente al rango de Basílica Menor. Fue el 27 de mayo, Domingo de la Ascensión, incluyendo función catedralicia, recepción municipal –el paso del Nazareno fue recibido con música– y triunfal procesión de regreso a la plaza de San Lorenzo para entrar en el flamante templo que habían trazado Delgado Roig y Balbontín.

Catorce años después, en 1979, la imagen del Señor del Gran Poder era escogida para presidir el Vía Crucis de las Cofradías, que había estrenado el crucificado de las Misericordias de Santa Cruz, sólo tres años antes. La venerada imagen repetiría en el mismo acto en 1987 en coincidencia con la beatificación de Marcelo Spínola, antiguo párroco de San Lorenzo, arzobispo de Sevilla director espiritual de la Hermandad y fundador de este periódico.

Mucho más comentada –y frustrada– fue la salida programada para el 10 de marzo de 1995. El Ayuntamiento le había concedido al Gran Poder la Medalla de la Ciudad pero la lluvia impidió que el Señor fuera trasladado en su paso hasta la plaza de San Francisco para recibir la presea. El acto se acabó celebrando en el propio templo sin que muchos hermanos pudieran ocultar su satisfacción. Cosas del Señor... Sin embargo, el traslado de 2003, en hombros de sus hermanos, tuvo un carácter más intimista. El Gran Poder recorrió sólo unos metros para presidir un besamano extraordinario que conmemoraba el tercer centenario de la llegada a la imagen al templo laurentino, que había sido su casa hasta 1965.

En 2008 llegaría el comentado traslado de ida y vuelta a Santa Rosalía. Las imágenes se marcharon el 27 de abril y volvieron el 14 de noviembre a su remozado templo. Apenas un año después adquiría plenos poderes como arzobispo de Sevilla el prelado seguntino Juan José Asenjo, que pronto tendría ocasión de comprobar el poder de convocatoria de las imágenes sagradas en la particular idiosincrasia hispalense. En ese caldo de cultivo se gestó la convocatoria del Vía Crucis Magno que tenía que haber saludado el año de la Fe decretado por el papa Benedicto XVI. Pero las inclemencias meteorólogicas, una vez más, se iban a encargar de sentenciar el evento. Es historia reciente también: aquel 17 de febrero de 2013 se hartó de llover. Las imágenes escogidas tuvieron que quedarse en sus templos mientras el Vía Crucis se verificaba por las naves del templo mayor con la Cruz de Guía del Silencio y el Lignum Crucis de la Hermandad de la Vera Cruz. Sólo la cofradía de Torreblanca se atrevió a sacar su paso de misterio más allá de la puerta de Santa Marina –la iglesia que la había acogido– en una polémica decisión.

En cualquier caso, Asenjo asumió que la iglesia diocesana hispalense no se puede entender sin el poder de las imágenes ni la capacidad de convocatoria de las cofradías que le dan culto. Pero hay devociones que están por encima del bien y del mal. El año de la Misericordia convocado por el papa Francisco sólo podía ser clausurado en olor de multitud apuntando a San Lorenzo. En ese caldo de cultivo se ha gestado la petición a la hermandad del Gran Poder para que sea la imagen del Señor la que presida el jubileo de las hermandades y cofradías de la Archidiócesis. El arzobispo Asenjo, en la carta enviada la los hermanos del Gran Poder, justificaba inmejorablemente la elección del Nazareno de Juan de Mesa: «el rostro del Señor del Gran Poder es el que mejor refleja plásticamente el amor y la misericordia de Cristo hacia todos nosotros». Ni más ni menos.