Un año de cárcel para el pirómano del Sagrario del Gran Poder

El individuo tendrá que estar cuatro años alejado del templo

23 dic 2017 / 08:00 h - Actualizado: 22 dic 2017 / 21:20 h.
"El Gran Poder"
  • Detalle de la capilla del Sagrario de la basílica del Gran Poder. / Rafael Avilés
    Detalle de la capilla del Sagrario de la basílica del Gran Poder. / Rafael Avilés

El individuo que el 19 de septiembre de 2016 intentó prender fuego con un mechero al paño de la mesa de altar de la capilla del Sagrario de la Basílica del Gran Poder ha aceptado esta semana una condena de un año de cárcel y cuatro de alejamiento del templo, amén de tener que restituir los daños patrimoniales causados, estimados entre 3.000 y 4.000 euros. La sentencia se ha alcanzado de conformidad entre las partes, por lo que no ha sido necesario llegar a la celebración del juicio. La Fiscalía solicitaba inicialmente una pena mayor, pero al alcanzarse un acuerdo y pedir perdón el acusado, ha rebajado su petición.

La hermandad del Gran Poder descartó en su día ejercer la acusación particular contra un individuo que no parecía estar en plena posesión de sus facultades mentales, por lo que simplemente se limitó a hacer entrega a la Policía de la grabación de las cámaras de seguridad del templo.

El acusado, residente en otra comunidad autónoma y que se encontraba de paso en Sevilla, aprovechó el 19 de septiembre de 2016 la celebración de la misa de las 20.30 horas –cuando las dos puertas del camarín al Señor se encontraban cerradas– para actuar a resguardo de miradas ajenas. Por el pasillo de la tienda de recuerdos accedió directamente a la capilla sacramental, quitó los dos reclinatorios ubicados a la derecha de la primera mesa de altar –situados allí para impedir que los feligreses manoseen los enseres–, se situó ante el sagrario y, agachado, prendió fuego con un mechero a uno de los picos del paño de la mesa de altar, cuya madera resultó algo chamuscada. Según recogió la grabación de las cámaras de seguridad del templo, el individuo desapareció de la escena para regresar un minuto más tarde, colaborando con los feligreses que se afanaban en apagar las llamas.

Después de prender fuego, el detenido salió corriendo a la tienda de recuerdos del templo con un trozo del paño quemado para pedir auxilio a la dependienta. Allí lo tiró y lo apagó, y hasta acusó de causar el incendio a «dos gitanitos que se habían ido corriendo». Su versión quedó desmentida tras una rápida revisión de las cámaras de seguridad de la Basílica del Gran Poder