Ocurrió en los años 70. Era una hermandad nobel y humilde pero con una identidad muy particular. Ocurrió que en el barrio León se juntaron unos niños de Triana a quienes no les faltó tiempo para remangarse literalmente las ropas para construir baldosa por baldosa la que hoy es su casa de hermandad.
Hoy es Lunes Santo y hace estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral la Hermandad de San Gonzalo. Viene a vernos desde Triana el Señor del Soberano Poder ante Caifás porque así lo quiso la cuadrilla de hermanos costaleros que forjara Juan Vizcaya. Si el tiempo lo permite, hoy San Gonzalo sí que cruza el río Guadalquivir. Un viaje que Vizcaya no pudo hacer nunca porque aquel 12 de abril de 1976 la lluvia así lo impuso, y un accidente de tráfico le quitó la vida cuando solo tenía 35 años. Vizcaya no pudo ver nunca a sus niños costaleros cruzando el puente. Pero su legado se quedó y el testigo lo cogió Manolito Garduño a la edad de 16 años nombrado como capataz por sus costaleros, y lo sigue siendo hasta la fecha.
No hace ni cien años de esto, pero para la hermandad parece que hayan pasado siglos porque el espíritu de unidad que los treinta locos de Triana fraguaron al fundarse la cofradía ha provocado un crecimiento vertiginoso que los llevará este próximo mes de octubre a la coronación canónica de su Virgen de la Salud.
Este año es especial para los del barrio León. Todos ellos, hasta los más jóvenes, han escuchado las historias de cómo día a día con mucho esfuerzo consiguieron hacer estos niños la gran hermandad que hoy en día supera en nómina los más de 6.000 hermanos. Fue todo gracias a la Hermandad de la Estrella, que gustosamente les prestaba los enseres. A Juan Borerro, que por su trabajo no pedía nada a cambio. A Alfredo Flores, el que salía de la Audiencia Provincial y al soltar el maletín de trabajo se ponía a hacer mezclas para levantar su casa de hermandad.
Así es San Gonzalo. Es una cofradía de Triana que tiene un compás y un sabor distinto que además por reglas destina más del 40% de sus ingresos anuales a caridad: el motivo fundamental por la que fue creada. Así es la cuadrilla de costaleros que creó Vizcaya y que no solo dejó la herencia de cómo se trabaja, sino de cómo funciona una hermandad donde años después todo sigue siendo unidad.
Hoy es Lunes Santo y a las tres de la tarde sale el Soberano Poder a la calle con sus dos claveles rojos tras el llamador de Garduño. Los que colocara Doña Modesta en el 77, la madre del primer capataz. Los mismos que no simbolizan otra cosa que las manos y el buen hacer del que hizo que todo fuera posible.