A las 12.57 horas, con los acordes de la Marcha Real atronando en el órgano catedralicio a modo de banda sonora, después de subir los nueve peldaños de las escalinatas que le permitieron encumbrarse al estrado y enfrentarse cara a cara a la dolorosa, las manos del arzobispo Asenjo se aupaban al cielo pétreo de la Catedral gótica más grande del mundo para depositar sobre las sienes de la Virgen de la Paz su corona de plata de siempre, la que cinceló Juan Fernández en 1941, enriquecida para la ocasión por los Hermanos Delgado con pedrería que han brindado hermanos y devotos.

A esa hora, la ovación cerrada de los más de 3.000 fieles que vivieron in situ la ceremonia celebrada ante el Altar del Jubileo anunciaba en las entrañas de la montaña hueca el histórico y mágico momento de la coronación canónica de la dolorosa titular de la hermandad de La Paz. Se convertía así en realidad el sueño de los más de 4.700 hermanos de la corporación del Porvenir y de los centenares de fieles y devotos que ha ido ganando más allá de los frondosos dominios del Parque de María Luisa esta Virgen de dulce semblante gubiada por Antonio Illanes en el mismo año fundacional de la cofradía, 1939.

Seis años y cinco días habían transcurrido desde que la catedral fuese testigo de la última coronación canónica de una dolorosa de la capital, la de la Virgen de Regla de la hermandad de Los Panaderos. Y, a diferencia de aquella, la Virgen de la Paz ha recibido la corona fuera de su paso de palio para favorecer una mejor visión del que ha sido uno de los acontecimientos más importantes en los 77 años de historia con los que cuenta la hermandad que cada Domingo de Ramos descorre los cerrojos de la Semana Santa. La dolorosa de Illanes figuraba exenta sobre una minimalista plataforma a dos metros del suelo situada entre la mesa de altar y el retablo del Altar del Jubileo, adornado para la ocasión con verdes daneses, colores grises y platas, rosas blancas y anthurium blancos.

La Virgen de la Paz se ha convertido así este sábado en la décimo séptima dolorosa sevillana en gozar del privilegio de la coronación canónica, en una «mañana que quedará escrita con caracteres indelebles en los anales de vuestra corporación», según dejó escrito el arzobispo en la homilía de la misa estacional, a cuyo término se procedió al rito de la coronación, propiamente dicho.

Las familias de la hermandad, representadas por un grupo de 56 niños con edades de 9 a 12 años, fueron las que ejercieron de padrinos de la coronación. Ataviadas ellas con traje blanco y ellos con camisa alba y pantalón gris, con la medalla de la hermandad colgada de sus cuellos, estos niños participaron disciplinadamente de la procesión de entrada portando en su manos una rama de olivo, símbolo de la paz. Cuatro de estos niños –los más antiguos de los que se apuntaron para este menester– fueron los encargados de portar sobre unas pequeñas andas la presea de la coronación. Sofía Flores Herrera, Javier Lena Perea, Jesús Yoldy Gómez, todos ellos con 12 años, y María del Mar Sánchez Castro, de 11, podrán contar el día de mañana que fueron ellos los que, en representación de todas las familias de la hermandad, acercaron al arzobispo la corona para que le fuera impuesta a la Virgen de la Paz, mientras que un quinto niño, Jaime Gómez Lancha, de 12 años, les acompañó portando el acetre con el agua bendita y el hisopo. Tras varios intentos de ceñir la corona sobre la imagen –el prioste segundo de la hermandad, Alfredo de la Cerda, tuvo que completar la operación–, el arzobispo Asenjo permaneció unos segundos en oración ante la nueva dolorosa coronada y besó su mano.

Felicitaciones

Muchos son los piropos que lanzó el arzobispo durante su homilía a la hermandad de La Paz por una coronación que, a su juicio, ha resultado «modélica» tanto en su preparación como en todos sus detalles. «Cuando hace tres años recibía en el Arzobispado al hermano mayor y a los miembros de la junta de gobierno para solicitarme la coronación de vuestra titular, les pedí que el acontecimiento tuviera una tonalidad eminentemente pastoral y evangelizadora, y que no buscaran otras finalidades que no fueran la renovación profunda de la vida cristiana y el incremento del amor a la Virgen de sus devotos. Les pedí también que fuerais austeros en los gastos y que no os olvidarais de los pobres, con una acción social realmente sólida, apreciable y consistente. Y lo habéis cumplido con creces», subrayó Asenjo. «Vuestra preparación de la coronación ha sido ejemplar, modélica diría yo para otras hermandades», prosiguió el arzobispo, quien agradeció a la hermandad la «aportación generosísima» que, a modo de acción social de la coronació, ha brindado a la Fundación diocesana Santa María Reina de la familia, institución que agrupa a los cinco Centros de Orientación Familiar diocesanos, una obra pastoral y social de primera magnitud.

Y no faltó en ocasión tan distinguida la petición del arzobispo por España «nuestra patria, en esta hora crucial, en la que no se adivina un horizonte claro en lontananza, para que nuestros representantes en las Cortes busquen con sincera generosidad y sin tardanza, por encima de otros intereses, el bien de los españoles». Unas palabras del arzobispo que casualmente coincidían este sábado y a esa misma hora con la celebración en Madrid del Comité Federal del PSOE que debía dilucidar el futuro de este partido, y de cuyas intrigas tomaba parte el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

La segunda ovación de la mañana en la Catedral se la llevó la lectura de la bendición especial concedida por el Papa Francisco a la hermandad de la Paz, solicitada hace unos días por el arzobispo Asenjo al nuncio apostólico de Su Santidad en España, monseñor Renzo Fratini. Antes de que se pusiera fin a la solemne ceremonia con el rezo en latín de la Salve Regina, el hermano mayor de La Paz, Santiago Arenado, agradeció al párroco de San Sebastián, Isacio Siguero, haber sido el «guía en todo este proceso». «Hoy nos vamos todos de aquí llenos de paz. Hoy, más que nunca, la Paz reina en todos nuestros corazones».

APUNTES

mañana de Chaqués y mantillas blancas Suele ser una estampa habitual en las coronaciones canónicas. Los miembros de la junta de gobierno de La Paz asistieron a la misa estacional vistiendo chaqué, mientras que muchas damas acudieron a la Catedral luciendo la clásica mantilla española, esta vez en color blanco.lamentable imagen con los periodistasLa organización de la Catedral enjauló a los periodistas acreditados para esta coronación en el altar mayor de la Catedral, reconvertido ayer en una saturada sala de prensa en la que se vieron a plumillas sentados en las escalinatas del altar y a gráficos encaramados a los bancos. Penoso.

LOS DETALLES

el arzobispo lució una casulla de juan pablo ii

El arzobispo Asenjo vistió en la misa estacional de la coronación la casulla que vistió San Juan Pablo II en la ceremonia de beatificación de Santa Ángela de la Cruz celebrada en el campo de la Feria en 1982.

numerosa presencia de representación militar

Ante la ausencia del alcalde, la primera representación municipal la ostentó Carmen Castreño, primera teniente de alcalde. El delegado del Gobierno, Antonio Sanz, y la subdelegada del Gobierno en Sevilla, Felisa Panadero, también aistieron a una ceremonia con una masiva representación militar, encabezada por el general jefe de la Fuerza Terrestre, Juan Gómez de Salazar Mínguez, y el general jefe del Estado Mayor, Jaime Domínguez Buj.

apoetósica procesión de regreso al porvenir

Poco después de las cinco de la tarde, el palio de La Paz asomaba por la Puerta de los Palos, iniciando de ese modo su retorno, en procesión trinufal, al barrio del Porvenir.