Antequera, que se sitúa en el corazón de Andalucía, custodia uno de los mayores tesoros patrimoniales de la Semana Santa andaluza. Concretamente, sus jornadas más señaladas, el Jueves Santo y el Viernes Santo, son un reclamo para los cientos de turistas que se acercan a la Ciudad del Torcal cada año para vivir su Semana Santa.
Es en la noche del Viernes Santo cuando se viven los momentos más emotivos. Las cofradías de la Paz, conocida popularmente como la de Abajo, y del Socorro, la de Arriba, son las encargadas de celebrar un acto que se remonta a tiempos inmemoriales, correr La Vega. Según la tradición oral, desde la Edad Media, los antiguos tronos que portaban los hermanacos –figura similar a la del costalero– ascendían a ritmo muy rápido hasta lo alto de la ciudad para que los campos de la zona fueran bendecidos.
Las hermandades de La Paz, que sube la cuesta del mismo nombre, y del Socorro, que asciende hasta el punto más alto del trazado urbano, el Portichuelo, concentran a cientos de personas junto a sus tronos, que suben a la carrera y de una sola ‘chicotá’ la empinada cuesta –hasta tres en el caso del Socorro– que lleva a las cofradías a transitar desde la céntrica plaza de San Sebastián hasta sus respectivos templos.