Una valiente que mira al sol y se entrega a su barrio de Triana

Los pasos de La Estrella hacen una revirá extra a Pagés del Corro para ‘abrazar’ a sus vecinos. La cofradía adelantó su salida hasta 15 minutos

Iñaki Alonso @alonsopons /
10 abr 2017 / 00:10 h - Actualizado: 10 abr 2017 / 01:00 h.
"Domingo de Ramos","La Estrella","Semana Santa 2017"
  • Una valiente que mira al sol y se entrega a su barrio de Triana
  • La cantera de costaleros sigue muy viva en Triana. / Manuel Gómez
    La cantera de costaleros sigue muy viva en Triana. / Manuel Gómez

La Estrella siempre ha sido la valiente, sin temor al viento, la lluvia, vaivenes históricos,... pero casi siempre le había dado la espalda al sol. Es su sino desde el camino que se inicia en su capilla de San Jacinto e inicia la revirá para dejar su tierra, cruzar el puente de Triana y pisar Sevilla. El sol sólo tocaba el rostro de Jesús y de su madre de soslayo, casi como una caricia. Hasta ayer. Había una sorpresa reservada a su barrio de Triana. Primero con Jesús de las Penas. Y después con la Virgen de la Estrella. Ambos pasos, nada más salir de la capilla, optaron por hacer un paréntesis en su camino hacia la capital hispalense y dirigirse antes, por unos minutos, hacia la calle Pagés del Corro, a donde le esperaban decenas de personas, agolpadas junto a las vallas, después de aguardar, en plena canícula, hasta tres largas horas pacientemente. Un gesto inédito.

Al principio se barajó la posibilidad de que se tratara de un guiño a la banda de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas, con la que comparte algo más que trienios de convivencia. Hecho que quedó descartado en cuanto la Virgen de la Estrella hizo idéntica maniobra. Luego se planteó que era para presentarse al pueblo, pero a los allí presente. Pero, finalmente, desde el interior de la capilla de la Estrella se apuntaba más a un abrazo a Triana, una contraprestación al cariño que recibe no sólo cada tarde de Domingo de Ramos.

Esa entrega al barrio llegó en una demostración de fe costalera. Tres marchas para situar los pasos hasta el mismo cruce con la calle Alfarería. Jesús de las Penas, que a su monte de claveles rojos sumó una innovación de cera color tinieblas con disparidad de opiniones, llevó este transitar con Salud Christi, Una vida de esperanza y, tras la revirá sorpresa al barrio, A la Triana costalera. Con el Cristo ya pasado el puente, la Virgen de la Estrella, recibida con vivas y aplausos, recorrió sus primeros tramos con dos clásicos: Estrella Sublime y Corona de Estrella.

Mucho antes de esa entrega a su barrio, la hermandad se había dispuesto a sacar a la palestra su gen de valentía con una batalla al crono. En un día como este, donde las nueve cofradías que hacen estación de penitencia a la Catedral han agrandado notablemente su nómina de nazarenos, el hecho de llegar a tiempo para pedir la venia se antojaba casi como una proeza. Más si cabe para una hermandad como La Estrella, que ya cuenta con 2.183 nazarenos –2.488 papeletas de sitio–. «Debe ser un 12 por ciento más que hace un año», mascullaban algunos hermanos, de los históricos, en pequeña tertulia entre tramo y tramo de Virgen, donde se concentra el mayor tiempo de las dos horas de recorrido. Ese crecimiento se vio plasmado en un tramo más en el Cristo. La solución inicial pasaba por arañar minutos, así que el portalón se abrió 15 minutos antes de lo esperado, como pusiera en práctica horas antes la hermandad de Jesús Despojado.

Así que La Estrella salvó, al menos esta vez, ese dicho de morir de éxito. Un éxito que parte de la base de un relevo generacional que está más que acreditado. Gracias a niños como Lola, Pablo y Gonzalo, de 7, 5 y 2 años respectivamente, que llegaron a la capilla para rezar para que sanara un familiar. Y, a partir de entrar ahí, han hecho de este templo su lugar de peregrinaje, como relata José Venegas, padre y cofrade de San Bernardo de siempre y de La Estrella desde ahora.