El barrio ecijano de Las Moreras tiene unas 150 viviendas y una Virgen, la Del Sol. Y una idea de hermandad. La iniciativa es de Amador Díaz, actual vicepresidente de la asociación de vecinos y presidente durante cuatro años. Y la talla es de todo el vecindario, que ha sufragado de su bolsillo los 8.000 euros que ha costado la talla.
La Virgen del Sol cumplió tres años el pasado mes de diciembre. «El día 23, entre la Lotería y el día de Nochebuena, llegó a mi casa, a la calle Ciprés», enfatiza Amador Díaz. El hermano mayor de una hermandad a medio hacer que, con sus 28 años, es el mayor de un grupo que acredita una media de veinte años, y que afirma que la Virgen de Las Moreras «nace de una idea del barrio, de crear una talla que fuese la Madre de Dios, María».
¿Y eso por qué? ¿Acaso no hay ya suficientes dolorosas en Écija? «Muchísimas, pero hay un proyecto, una ilusión de hacer una hermandad para el barrio, un barrio señalado, marginado, con mucha exclusión social», explica Díaz. El estigma de Las Moreras es el de cualquier barriada de gente humilde, azotada por el desempleo, la falta de oportunidades y la marginalidad, que siempre aparece en los datos de las administraciones para ser objetivo de planes contra la exclusión social, como reconoce su vicepresidente.
«Vimos que hacía falta algo para unir al barrio, y pensamos que una hermandad puede dar mucho; y el barrio se está volcando con su Virgen, se está recuperando esa fe cofrade que se estaba perdiendo», asegura Amador Díaz. «Por eso inicié esto, por una ilusión de niño, porque soy cofrade y porque quería quitar a Las Moreras esa imagen de barrio marginal». Y ha empezado por encargar una talla de una Virgen, nuclear una protohermandad en torno a ella y sumar a todo un barrio en la financiación de la imagen.
El camino empezó en 2012, en la cercana ermita del Valle, donde hay una talla de Jesús de las Almas, un nazareno que Amador Díaz pidió al cura que le dejara para hacer un vía crucis por su barrio. «Se llevaron las manos a la cabeza, pero al final hicimos cuatro horas de vía crucis, cuando lo normal es poco más de una horita».
Ya entonces salió la mala opinión contra Las Moreras. «Había gente que decía que el Nazareno de las Almas iba a salir del barrio sin las potencias, que le íbamos a robar hasta la soga que le amarra las manos; cuando la verdad es que dimos una lección: las vecinas engalanaron los balcones, algunas lucieron mantillas, y toda la barriada se volcó. Fue espectacular», rememora Amador silabeando.
Y la Virgen del Sol recoge como aval el éxito de ese viacrucis y del que se celebró el año siguiente, en 2013. Aprovechando el resurgir cofrade en torno al Nazareno de las Almas, Amador Díaz contactó con un imaginero de Lucena, Francisco Javier López del Espino, le encargó una talla y nació la Virgen del Sol, costeada con rifas, verbenas en el barrio, clases de baile a precios populares dadas por el dirigente vecinal, tres galas...
«Hasta me he ido a recoger naranjas y todo el dinero que he cobrado lo he dado para pagar al escultor», enfatiza Amador, para quien la Virgen del Sol es una forma de hacer barrio, «porque es la Virgen del barrio, ella tiene un pergamino dentro que dice: Yo soy de Las Moreras», señala. Y, para demostrarlo, va a salir en procesión por las calles del barrio, y por las de los alrededores, incluida la plaza de Colón, el próximo 17 de marzo, aunque la intención sus hermanos –cerca de un centenar– es que salga de forma permanente el Sábado de Pasión, cubriendo el hueco que deja El Olivo.
Y si no sale en Semana Santa o en sus vísperas, a Amador y su protohermandad no parece importarles. «Con quedarnos en el barrio nos vale», dice, «queremos ser una hermandad del barrio y ayudar al barrio».