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Actualizado: 23 may 2016 / 11:40 h.
  • Varias hornadas de estudiantes españoles han pasado por esta cantera de creadores literarios apoyada por la Universidad de Navarra. / El Correo
    Varias hornadas de estudiantes españoles han pasado por esta cantera de creadores literarios apoyada por la Universidad de Navarra. / El Correo

La carrera literaria de Miguel Aranguren (1970) vio la luz cuando el autor apenas contaba 19 años. «Aunque comencé a escribir mucho antes», puntualiza. «De niño. De hecho, conservo un sinfín de cuadernos con aquellas primeros textos así como mis diarios de viaje y los apuntes literarios que tomaba durante los veranos». Este autor se forjó con la biblioteca de su familia, cuyas lecturas se sumaron a su capacidad innata para narrar, aunque no alberga dudas al afirmar que en su vocación literaria «jugó un papel fundamental» su colegio. No es solo un reconocimiento general; lo es en particular a «la tutoría personalizada que recibí, que no sólo me aproximó a novelas fundamentales para que descubrirse espejos en los que mirarme, sino que me despertó la curiosidad por las múltiples posibilidades culturales de Madrid, ciudad en la que vivo». Museos, conferencias, exposiciones, conciertos... lejos de hacer de él un niño repelente, le abrieron «una curiosidad insaciable, que es la base de todo narrador».

Aunque reconoce haber dedicado muchas tardes y noches de su adolescencia a escribir, «sin otra pretensión», como dice, «que pasármelo bien», fue a los 17 años cuando una experiencia en África se convirtió en su primer libro. Desde entonces, ha publicado once novelas, además de miles de artículos en los principales periódicos y revistas de nuestro país. Desde hace un par de años, Miguel Aranguren firma todos los lunes una columna en El Correo de Andalucía.

Hora de devolver

«Sorprendentemente, a pesar de la juventud con la que empecé, las críticas y las ventas avalan mi carrera literaria, hasta el punto de que mi primera novela se sigue vendiendo después de más de veinticinco años». Por lo extraordinario de su caso, se sentía en deuda con la vida, «porque resistir en el mundo de la literatura es casi un milagro». Pero antes de encontrar el modo de devolver su fortuna, Aranguren experimentó un sentimiento agridulce: «Cada vez que tenía un encuentro con lectores jóvenes, me alegraba saber de tantos chicos y chicas que soñaban con una experiencia parecida a la mía, pero enseguida caía en la frustración al reconocerles la casi imposibilidad de que fueran a publicar sus obras».

«Nadie con un talento creativo se merece un no por respuesta», dice. «Debía ofrecerles una ayuda personalizada durante esas edades en las que nació mi vocación, lo que implicaría también a los colegios». De este modo nació Excelencia Literaria: un proyecto artesanal en el que no importan tanto los números (a pesar de que en cada curso participen varios centenares de alumnos) como los frutos. «El tiempo me ha enseñado que cuando a un joven se le exigen grandes ideales, el resultado termina por ser excelente». Su proyecto aplica la cultura del esfuerzo como herramienta para conseguir los mejores resultados, «que son las primeras publicaciones de muchísimos adolescentes, primero en la página web del programa (www.excelencialiteraria.com), y después en importantes medios de comunicación».

Uno de los lemas del artífice de este proyecto literario es que «el escritor no es la persona que escribe, sino aquel que escribe para los demás –para un lector desconocido– y consigue publicar sus textos», que es un modo de combatir el miedo escénico y la escritura íntima, propios en las edades que contempla Excelencia Literaria (de 14 años en adelante). La web recibe cientos de visitas diarias «desde todos los rincones de la Tierra en los que alguien lee en español, por no hablar de la repercusión de los textos de los ganadores de Excelencia Literaria, que tienen esa difusión privilegiada».

La llave del éxito

Lo que parecía una quimera, va camino de su decimotercera edición, en las que han participado cerca de 9.000 alumnos de toda España (también de México, desde el pasado curso), de más de cien colegios, «lo que viene a constatar el alto nivel de satisfacción por parte de los educadores, ya que la mayoría de los centros han repetido».

Aranguren ofrece dos modalidades de escritura a los alumnos: relato breve y artículo de opinión, en las que se emplean a lo largo del curso después de haber mantenido una jornada literaria con el autor, que visita todos y cada uno de los colegios. «Durante ese día celebramos un libroforo, para que conozcan el modo con el que construyo mis novelas, ya que en adelante voy a trabajar con ellos, codo con codo>>». Además, imparte una sesión de escritura práctica, exclusiva para los que voluntariamente han decidido inscribirse.

«En Excelencia Literaria no caben las obligaciones: sólo se puede escribir desde la libertad», remacha. «No me importa si un chico o una chica deciden, a mitad del curso, que este programa no es lo suyo. Me interesan aquellos que están dispuestos a pelearse con las ideas y las palabras, a pesar de sus lógicas limitaciones técnicas».

La iniciativa cuenta con el apoyo de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra. De hecho, coincidiendo con la primavera, los profesores y alumnos que participan en cada edición se reúnen en ese campus del norte de España para celebrar unas jornadas cargadas de actividades culturales en las que cada joven escritor termina por sentirse universitario. «Adolescentes de corazón universal, que entienden que la literatura es transversal a todas las carreras. De hecho, les digo que quien no lee de manera habitual, no se merece un puesto en la universidad». Es durante esas jornadas cuando se entregan los premios a los ganadores de cada edición.

Basta un rápido viaje por la página web del proyecto, para detectar el caudal de miles de relatos y artículos firmados por adolescentes de toda España. De los que se publican en cada curso, un jurado elegido para la ocasión –compuesto por personalidades relacionadas con la literatura, el periodismo, la universidad, etc.– escoge a los cuatro mejores alumnos en cada una de las dos categorías, «a los que Excelencia Literaria les brinda, como premio, empezar a publicar en los medios de comunicación asociados al proyecto, compromiso que por mi parte no tiene fecha de caducidad», comenta Aranguren. El visitante encontrará en la web enlaces a los escritos de estos jóvenes excelentes, repartidos por muchos periódicos y revistas en formato papel y electrónico con esa idea, expresada por el promotor del proyecto, de «renovar el ámbito literario con savia nueva».

Valores

Los valores humanos son la espina dorsal que da cuerpo a las creaciones de todos aquellos que consiguen publicar. «Escribir», dice Aranguren con rotundidad, «es prestar un servicio a la sociedad, que es lo contrario a la frivolidad. Por eso el escritor tiene la obligación de intentar que sus lectores crezcan a través de la lectura. Muchas veces basta con lograr una sonrisa o una reflexión en aquel que ha decidido viajar por nuestros textos».

Numerosas personalidades han avalado Excelencia Literaria: Miguel Delibes, Lorenzo Silva, Javier Gomá, Mercedes Salisachs, Stratford Caldecott, Ymelda Navajo, Luis Alberto de Cuenca, Alberto Vázquez-Figueroa, Carlos Pujol..., así como un número nada desdeñable de rectores, catedráticos y profesores universitarios, poetas, periodistas y referentes de las distintas artes.

«Mi sueño se ha cumplido», finaliza Aranguren. «De hecho, este sueño vuelve a cumplirse al comienzo de cada nuevo curso, pues me encuentro ante quinientos, seiscientos, setecientos... adolescentes que desean plantearse un reto distinto y excelente».