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Actualizado: 29 may 2016 / 18:00 h.
  • Corona de flores en la N-IV a la altura de Los Palacios en protesta por las muertes ocurridas en la carretera y para reclamar el desdoble. / El Correo
    Corona de flores en la N-IV a la altura de Los Palacios en protesta por las muertes ocurridas en la carretera y para reclamar el desdoble. / El Correo

Cuando el 9 de diciembre del año pasado el alcalde de Los Palacios y Villafranca, Juan Manuel Valle (IU), y varios de sus concejales se metieron con sus zapatos de políticos en las arenas del campo donde se habían clavado las estacas orientativas para el comienzo de las obras del desdoble de la N-IV, ninguno de ellos sospechaba que, medio año después, las estacas iban a estar donde mismo, pero ocultas por el trigo crecido o los jaramagos que impulsó la primavera. Por eso no tuvieron empacho en llevarse copas de cristal, brindar con vino del pueblo y bautizar aquella jornada como «un día histórico», sonrientes ante las cámaras. Faltaban 11 días para las elecciones generales, y aunque desde la oposición se había tachado el anuncio del Ministerio de Fomento del Gobierno del PP de electoralismo descarado, todos calibraron que si volvía a ganar el PP, el desdoble continuaría su marcha, y si perdía, al menos las obras ya habrían empezado.

Lo que no estaba en las quinielas de nadie es que no iba a ocurrir exactamente ni una cosa ni la otra y que las únicas obras del desdoble iban a ser las de aquel día: desbrozar la tierra a la orilla de la carretera y colocar unas cuantos hitos que habían de llevar al líder sevillano del PA –uno de los partidos que más había luchado por el desdoble–, Manuel Visglerio, a tachar la maniobra de «timo de las estacas» cuando incluso el Partido Andalucista había firmado ya su propia defunción. El alcalde palaciego, por su parte, que también llevaba años liderando las protestas ciudadanas contra la pasividad gubernamental para con un tramo de vía que en lo que iba de siglo se había cobrado más de cien víctimas mortales, tuvo más paciencia y esperó a que Demarcación de Carreteras diera alguna señal de vida después de que la empresa adjudicataria de las obras, la UTE Acciona Infraestructuras SA – Levantina Ingeniería y Construcción SL, colocase su caseta-oficina en el punto kilométrico 563 como un amago de empezar de un momento a otro. Pasaron las elecciones, y la fiebre postelectoral, y los intentos fallidos de conseguir alguna coalición, y las reuniones con el monarca, y la esperanza y la desesperanza. Y llegó la primavera.

«En abril nos dijeron que las obras empezarían en abril», cuenta ahora Valle, dos meses después. «Pero ahora en mayo nos dicen que tampoco; que Fomento no tiene aún una fecha concreta para que empiecen las obras, así que el PP acabará otra vez la legislatura sin mover ni un metro de tierra», advierte.

A todo esto, el objetivo de las obras se había reducido considerablemente, porque si el proyecto inicial prometido por el Gobierno de Zapatero en la cresta del delirio –hace una década– era desdoblar los 70 kilómetros que separan Dos Hermanas de Jerez de la Frontera, el único tramo al que el proyecto se refería desde que los Presupuestos Generales del Estado para 2015 contemplaban una partida de nueve millones era el de Dos Hermanas-Los Palacios, solo 8,5 kilómetros. Y si el Gobierno había licitado la obra por 66 millones, la UTE adjudicataria promete hacerla por 43,6.

En 2006, en plena efervescencia económica del Gobierno socialista, fue fácil prometer lo que parecía fácil acometer. Pero la situación financiera cambió tan radicalmente en la segunda legislatura de Zapatero, que también fue fácil negar lo que antes se había prometido. En el verano de 2011, tras un accidente en el que murieron tres jóvenes palaciegos y que conmocionó a toda la comarca, los socialistas volvieron a prometer el desdoble, pese a que la crisis iba incluso a peor. Pero la promesa parecía condicionada al triunfo electoral. Ganó el PP, y la nueva ministra de Rajoy, Ana Pastor, sentenció en 2012 que «el tiempo de las obras faraónicas y de los convenios sin dinero ha terminado», en referencia a un reclamado desdoble que a partir de entonces –mientras se sucedían los accidentes mortales entre Dos Hermanas y Los Palacios o en la recta de la vía a la altura de la pedanía de Maribáñez– iba a protagonizar innumerables gestos propagandísticos. Empezaron a correr ríos de tinta sobre la carretera de la muerte. El alcalde palaciego acostumbró a enviarle a la ministra una corona de flores mortuoria cada vez que se registraba una nueva víctima mortal. El PA organizó varias marchas ciudadanas, y su concejal en Los Palacios Emilio García recorría a diario el tramo de carretera en bicicleta y con una leyenda reivindicativa en el dorsal de su camiseta. Toda la corporación municipal de Los Palacios, el pueblo más afectado por víctimas mortales y en la encrucijada del tramo más accidentado, llegó a cortar varias veces la carretera y a acordar un calendario de movilizaciones, constituir una plataforma ciudadana por el desdoble e incluso animar a un boicot a la AP-4 durante meses al que incluso le llovieron las críticas porque, a la postre, obligaba a los conductores a rechazar la autopista segura y meterse de lleno en la boca del lobo.

Entonces subió el precio del peaje, y conforme se acercaban de nuevo las elecciones la promesa del desdoble volvía a tomar forma, envuelta en el celofán de que íbamos saliendo de la crisis. El parlamentario del PP por Sevilla Jaime Raynaud volvió por Los Palacios para dejar constancia de que la voluntad de su partido, al contrario que la del PSOE, era desdoblar la carretera. Lo confirmaba el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz. En mayo de 2015, Fomento licitó las obras. En noviembre, el alcalde palaciego tuvo que lamentar que «nos hayamos tenido que enterar de la adjudicación por el Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública». Sin embargo, brindaba contento un mes más tarde.

«Nos sentimos engañados», sentencia ahora Valle. «Desde el Ministerio de Fomento tienen que exigirle a la empresa que las obras empiecen ya. Llevan seis meses deslindando, solucionando por dónde van los cables de la luz y la telefonía, y ya han tenido tiempo más que suficiente para que las máquinas estuvieran trabajando», ha declarado el regidor palaciego, que entre 2013 y 2015 se reunió personalmente varias veces en Madrid con los máximos responsables de Fomento para una reivindicación que, a estas alturas, no esperanza en serio a nadie. El sentir general entre la ciudadanía es que las obras se han convertido simplemente en un señuelo electoral, ya incluso ineficiente. Miembros de la desactivada plataforma por el desdoble aseguran ahora que «simplemente se ríen de los ciudadanos». «Hemos sido muy prudentes y respetuosos con los trabajos técnicos, pero este retraso pasa ya de castaño oscuro; llevan meses dándonos pares y nones, y a este ritmo las obras no tardan 30 meses ni en broma, de modo que nos estamos planteando volver a las movilizaciones si las obras no comienzan de inmediato», asegura Valle, que ha añadido: «Esperemos que no haya ningún accidente porque recaerá sobre las conciencias de Rajoy y la ministra».

En el punto kilométrico 563 de la N-IV, sin embargo, hay instalada una caseta-oficina donde los empleados de la UTE van diariamente a trabajar. «Estamos aquí por algo», dice uno de ellos que prefiere no dar su nombre, «y aunque parezca que no se está trabajando sí se está, planificando, con trámites administrativos y solucionando cuestiones técnicas que van surgiendo, porque la realidad de 2008 no es la misma que la de ahora», justifica. «Tenemos en mente incluso una fecha aproximada para que la gente comience a notar la obra, claro que sí», insiste, aunque prefiere no darla si Fomento apuesta por la prudencia.

Mientras el tiempo pasa, la AP-4 –que desde el año pasado aplica rebajas para vehículos pesados– avanza hacia la extinción de la concesión a Abertis, que termina el 31 de diciembre de 2019, según lo garantizado una y otra vez por la plana mayor del PP. Pero las promesas llevan casi medio siglo prorrogándose. Abierta en 1972, fue la primera autopista de peaje construida en el sur de España. El decreto franquista de 1969 había dispuesto la concesión para 24 años, hasta 1993. Pero Adolfo Suárez (UCD) aprobó incrementar aquel plazo hasta 1999. El socialista Felipe González aprobó una segunda prórroga en 1986 para que el peaje durase hasta 2006, precisamente el año en que empezó a soñarse con el desdoble del único tramo de la N-IV que no contaba con una alternativa de dos carriles a la autopista de pago. Para no ser menos, también José María Aznar (PP) prorrogó la concesión hasta 2019. De modo que, a este paso, se liberará antes la AP-4, si se libera, de que la N-IV se desdoble, si se desdobla. En cualquier caso, si una se desdoblara y la otra se liberara, habría dos carreteras paralelas, separadas apenas medio kilómetro, para hacer cómoda y seguramente el mismo recorrido, ida y vuelta. De momento, todo el cuento hay que narrarlo en subjuntivo.