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Actualizado: 08 jun 2018 / 15:57 h.
  • Espectacular, instructiva, fascinante...

Espectacular, instructiva, evocadora, fascinante... Son algunos de los calificativos que se merece este espectáculo, en el que las técnicas del video mapping y la danza contemporánea juegan con los cuadros de Murillo que, lejos de la temática religiosa que le dio la fama, tienen como protagonistas a los niños, mendigos y pícaros, que poblaban la Sevilla de su época.

El espacio elegido es un factor más de la obra. Aunque sea uno de los monumentos de la ciudad más antiguo, la Torre de Don Fadrique es una gran desconocida. Situada en el Monasterio de Santa Clara, no es fácil verla desde el exterior. No en vano es una torre medieval concebida como atalaya. Por fortuna gracias a este espectáculo, encuadrado en las actividades de ‘El Año Murillo’, durante todo lo que queda de junio y hasta el 28 de julio, de miércoles a sábado, se dejará contemplar de cerca.

Ya de por sí la Torre es un recinto mágico y sugerente, con leyenda y todo. Es una joyita arquitectónica que primero las monjas, y ahora las autoridades, se han encargado de preservar con sumo celo. José María Roca lo sabe, pero fiel al espíritu trasgresor no ha dudado en jugar con ella hasta convertirla en el eje central de la obra. Para ello ha creado un montaje audiovisual que, gracias a la técnica del video mapping, convierte la Torre en una sala de exposiciones donde se reflejan los cuadros en los que Murillo pintó a los niños. Esos cuadros a los que rinden pleitesía fuera de nuestras fronteras mientras que aquí no fueron valorados en su momento. De todo ello nos informa la voz en off de Manuel Molina al principio del espectáculo, que también nos habla de la situación que vivía la ciudad en el momento de creación de las pinturas. Así, además de la fascinación que ejercen las luces y las proyecciones de las pinturas y los bailarines marineando por la Torre, la dramaturgia nos enseña a mirar los cuadros con otros ojos, los del conocimiento, tanto del contexto como de la personalidad del insigne pintor.

La coreografía, fruto de la creación colectiva de los bailarines y bailarinas que componen el reparto, interacciona con el espacio y la voz en off con un fondo musical de música clásica. En ese sentido cabe destacar el contraste de la danza contemporánea con el resto de las imágenes, así como la frescura y limpieza técnica de su interpretación.

Obra: Los Niños de Murillo

Lugar: Torre Don Fadrique

Producción: Sala la Imperdible S.L./Equipo de cine/Agencia Andaluza de Instituciones Culturales/Escenoteca, Arte y educación

Coreografía: Colectiva

Guión y dirección: José María Roca

Intérpretes: María José Villar, María Gómez Risquet, Iván Amaya, Carlos Cams

Calificación: Cuatro estrellas