Que John Axelrod, entregado a compartir con el público sevillano las virtudes compositivas de su maestro, Leonard Bernstein, haya decidido interpretar las tres Sinfonías del popular músico norteamericano quedará, a buen seguro, como uno de los hitos del tejano al frente de la ROSS. Ya celebramos hace unos meses la ejecución de la Sinfonía nº2 La edad de la ansiedad como un capítulo especialmente iluminado en la trayectoria de Bernstein. Pero la Sinfonía nº3 Kaddish es seguramente el cenit de su catálogo, un auténtico compendio de técnicas compositivas del siglo XX, una amalgama extraordinariamente bien urdida en el que unos pasajes y otros se engarzan con una naturalidad pasmosa. Modernidad y tradición se dan la mano así en una creación que consigue algo tan difícil como hacer pasar por amigos a ambos polos estéticos.
Pero además, en su primera interpretación por parte de una brillante Sinfónica, ejemplarmente entregada, se contó con la versión más arriesgada, también la más explícita y literaria, sí, pero no por ello menos exigente. Las narradoras del sincero y emocionante texto de Samuel Pisar, uno de los más jóvenes supervivientes del Holocausto, fueron su viuda y su hija, Leah y Judith Pisar. Qué lección dieron, qué hondo dramatismo sin afectación alguna, sin impostura, que manera de estar en el escenario. Porque a veces la palabra recitada, crudamente leída, puede ser tanto o más escalofriante que la cantada. Ira y recogimiento, amor y ruptura, certidumbre y desconfianza se hilvanan en un texto de feroz vigencia cosido desde la fe. John Axelrod levantó el imponente edificio de casi una hora de duración que es esta Sinfonía Kaddish sin escatimar ni un solo gramo de la contemporaneidad que exuda unos pentagramas que, efectivamente, es ahora cuando parecen tener su momento. Un fresco sinfónico coral de la música del siglo pasado que estaba ahí aguardando nuestra atención. La soprano Kelley Nassief subyugó con un canto de medida brillantez, casi mate, como no queriendo imponer pirotecnia alguna en la oración de Bernstein. Tanto el Coro del Maestranza como la Escolanía de los Palacios redondearon el círculo perfecto, penetrando en los restallantes colores y en el continuo vaivén de tensiones de la obra. Sinfonía que es grito, lamento y síntesis. Ha de ser escuchada (¡hoy hay una última oportunidad!). Qué absoluto triunfo podría ser llevarla fuera, asomar al mundo esta ROSS y este Bernstein.
De manera previa se pudo escuchar el estreno mundial de Sefarad, del compositor Samuel Zyman a partir de una Suite de Sergio Gross, que contó con el guitarrista José María Gallardo del Rey en la parte solista. Axelrod y él parecieron disfrutar de la pieza. La ROSS pasaba por allí. Partitura que dice hablar de las Tres Culturas, de Andalucía, de muchas cosas. Pero que suena como la banda sonora descartada de La máscara del Zorro, aquella película de Antonio Banderas. Reconozcámosle también una cierta influencia de Waldo de los Ríos y su cabecera de Curro Jiménez. Qué pena de tiempo y esfuerzo. ¿Cuántas orquestas europeas querrían programar algo así? ¿cuántos compositores (españoles o no) querrían poder disponer de toda una primera parte de un programa para sí? Tirada por ahora la toalla en este compartimento de lo contemporáneo, volvamos sobre Kaddish. Gracias por programarla.
Ficha del concierto ****:
Teatro de la Maestranza: 13 de septiembre.
Programa: Sefarad, Samuel Zyman. Sinfonía nº3 ‘Kaddish’, Leonard Bernstein.
Intérpretes: K. Nassief, soprano. José María Gallardo del Rey, guitarra. J. Pisar & L. Pisar, narradoras. Coro de Amigos del Teatro de la Maestranza. Í. Sampil, director. Escolanía de Los Palacios. A. Rioja, directora. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. John Axelrod, director.
Concierto de inauguración de la temporada 18/19 de la ROSS.