Facebook Twitter WhatsApp Linkedin Copiar la URL
Enlace copiado
Actualizado: 24 ago 2018 / 16:48 h.
  • ¿Quién es Isabel Bayón?
    Isabel Bayón, ayer en el Estadio de la Cartuja durante la presentación de su espectáculo ‘Yo soy’, que estrenará en la Bienal de Flamenco de Sevilla. / Jesús Barrera

Yo soy es una travesura, como todos los ejercicios de amor. Pero esta vez lo es aún más. La sevillana Isabel Bayón ha ofrecido hoy a la prensa un pequeño pero jugoso aperitivo de lo que será este espectáculo suyo que todavía está un poco en el horno –o eso dice ella, para que no se le sonsaquen detalles que prefiere reservar como sorpresa– y que estrenará en la inminente Bienal de Flamenco de Sevilla el sábado 29 de septiembre en el Teatro Central.

Y no solo es una travesura: es, sobre todo, memoria. Memoria enamorada de la gente que quedó atrás, de la familia, de la música que la envenenó, de los que se fueron. También un guiño, una voltereta en el tiempo, una adivinanza, un sueño, trocitos del camino recorrido. Con una atmósfera tan entrañable que parece mágica, y donde la artista canta, baila, interpreta y se sueña a sí misma en un tiempo confuso de recuerdos atesorados, y pone voces de niña, de vieja, de monstruo, de madre, haciendo teatro, haciendo flamenco, cantando y bailando con cinco músicos haciéndole la media luna a esa nana. Hay humor, ternura, mucha memoria –ya se ha dicho–, pero además hay aires modernos, guasa, desenfado, mezcla de cosas, como si abriera Isabel Bayón un baúl imaginario que hubiera encontrado en la buhardilla de su memoria y hubiera empezado a sacar de dentro juguetes, libros, fotos amarillas, discos de cuando joven, quizá algún secreto personal, detalles, las pieles de todas las edades anteriores. Todo ello, aflamencado con sencillez, con mucho corazón y mucha verdad, sin entrar en teorías inquisitoriales sobre el arte flamenco, recordándose a sí mismo, y ahí lo mismo entra Mairena que Michael Jackson, como explica la artista, porque así es la vida y nadie es una sola cosa, salvo los fanáticos.

«La idea del espectáculo, que se llama Yo soy, es un poquito remover sobre mi familia, mi entorno, poniendo el foco en cómo soy en este momento», confirma ella con palabras tras haberlo dicho con su interpretación. «Todo lleva algo de quien lo hace, algo propio, pero la mayoría de las cosas que tenemos han sido adquiridas o influidas por alguien, gente que te encuentras, incluso por tus genes, y a veces quieres entender lo que eres, cómo eres, y en este espectáculo he querido hacer un poco una reflexión y siempre en torno a la música, que es como el hilo conductor de mi vida, y sobre todo del flamenco».

«El espectáculo lo he planteado como en tres bloques», explica la sevillana; «uno sobre mi abuela, otro sobre mi madre y otro el mío propio, mis recuerdos más directos y actuales. Y este en concreto del que he dado un adelanto es sobre mi madre, y son... pues juegos y canciones que ella hacía con mis hermanos y conmigo y que me parecía muy bonito evocar y darles una forma, no exactamente tal y como son, pero sí una forma medianamente flamenca y como yo los siento ahora».

Celebra su presencia en la Bienal de Flamenco, donde dice sentirse como en su casa, aparte de la importancia de asomarse a «este gran escaparate que está en mi ciudad, en el sitio donde he nacido, donde me he criado y donde siempre he estado. Y es importante porque además he querido hacer este año algo diferente a la propuesta de la última bienal, que fue dirigida y creada por Israel Galván, como ya recordaréis, y este año quería estar con algo muy propio, muy personal».

Sobre el escenario, el espectáculo Yo soy. Pero... ¿y con palabras? ¿Cómo diría ella que es? Se le hace un mundo intentar explicarlo, pero da dos o tres pinceladas: «Yo creo que tengo cosas de... por eso quería hacer un pequeño recorrido por mi abuela, por cosas de mi madre, cosas mías propias. Soy sensible como mi madre, la sensibilidad artística es de mi madre. También fuerte como mi abuela, tiro p’alante con lo que haga falta, con la adversidad; no me canso, soy muy perseverante, muy pesada, y perseverante, cabezona, sensible, fiel... y no sé».

La escenografía será tan sencilla como se pueda esperar: un elemento sencillo de decoración, ella y sus músicos: Juan de Mairena al cante, David Carpio –estos dos, nuevas incorporaciones a su familia artística–, Paco Arriaga, José Carrasco a la percusión y su marido, Jesús Torres. «Y una colaboración de Sandra Carrasco. Ella está en el bloque de mi madre. Va a evocar un poco esa artista que mi madre pudo ser y no fue».

«Mi bloque es el más personal, el más íntimo. Y la duración, alrededor de una hora y cuarto o así, me gustan los espectáculos que no sean demasiado largos. Pero no sé, como estamos en proceso todavía, lo mismo me engancho ahí, je, je, pero no lo creo. Es que no quiero tampoco contar mucho. Pero sobre mi abuela está la época de su vida en que fue la Guerra Civil, mucha penuria, mucha fatiga, mucha pérdida, y luego mi madre es la parte más sensible, más artística; mi madre quiso ser cantaora y no pudo serlo en su momento por las circunstancias que la rodeaban y porque en esa época estaba considerado el flamenco para la mujer un poco diferente, vamos a decir. Y luego llegan mis recuerdos, mi niñez, Mairena, Matilde, mis referentes musicales, Paco de Lucía, Camarón, Manzanita, Michael Jackson, Joan Manuel Serrat, música de mi época, ochenta, noventa. Un recorrido por las raíces y recovecos de mi memoria, y de lo que no es mi memoria pero me han inculcado».