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Actualizado: 20 sep 2018 / 09:58 h.
  • El guitarrista José Quevedo, ‘Bolita’, es una imagen promocional. / Félix Vázquez
    El guitarrista José Quevedo, ‘Bolita’, es una imagen promocional. / Félix Vázquez

Después de una larga trayectoria como guitarrista acompañante y de coquetear con el jazz en el proyecto UHF, José Quevedo ‘Bolita’ dirige su propia ‘Big Band’ y se presenta con ella en la Bienal 2018.

—¿Cómo se titula un espectáculo Caótico, para un arte tan amante del orden como el flamenco?

—Amante del orden según se mire [risas]. El título me vino porque un día estaba mi hija haciendo los deberes, y me preguntó qué significaba caótico. Me puse a cavilar sobre esas palabras que usamos todos los días sin ver la dimensión que tienen, y llegué a la conclusión de que soy el caos en persona. Pero ese caos musical y personal consigo domarlo y llevarlo al orden. De todos modos, creo que todos estamos inmersos en ese caos cotidiano, que se ordena como por arte de magia.

—Gerardo Núñez pasó por la anterior Bienal con una big band, ahora usted con este proyecto... ¿El tamaño importa?

—Sí, pero debo puntualizar que Gerardo vino con una big band al uso, y esta es la Bolita Big Band: aquí, por ejemplo, no hay batería, sino que cuento con Paquito González a la percusión, y el piano también me lo cargo... Prefiero que el resultado lo catalogue el oyente. Sé que me he metido en un berenjenal del que a ver cómo salgo, pero estoy muy contento.

—Este proyecto es una co{ntinuación natural de lo que empezó a hacer con Ultra High Flamenco (UHF)?

—Más bien sí. Empezamos hace ya once años, cuando me encontré con Pablo Martín, Paquito González y Alexis Lefevre, y fueron ellos los que me enseñaron otra cosa, algo que abrió otra ventana a la inquietud que siempre he tenido, porque me gustaba desde tiempo atrás la guitarra latinoamericana, de Lauro y otros... Pablo controla música barroca y jazz, Alexis es también un músico de muchos mundos. Ellos me llevaron de forma natural a esa cocina que es UHF, y ahí está el origen de la Bolita Big Band.

—Siempre que un flamenco se aventura por territorios experimentales, parece obligado a explicar que no se sale de un determinado camino. Pero, ¿quién pone hoy los límites?

—Mira, yo voy a empezar tocando por soleá,, luego por seguiriya, por alegrías, por tientos-tangos... Con eso quiero decir que en la estructura de los temas, la base es flamenca. Luego quien quiera que la etiquete. Hace poco me preguntaron, «Y eso de sacar los pies del plato, ¿cómo lo llevas?». Marchena cantaba con un traje rojo, y con otro verde limón, y ahí está. Y durante mucho tiempo se han cantado boleros por bulerías, y Bernarda y Fernanda cantaban Se nos rompió el amor de tanto usarlo. El que quiera, que piense lo que quiera. Yo vengo de tocar toda mi vida bulerías, rondeñas, malagueñas... No voy a discutir con nadie por esto. ¿No lo ves flamenco? Bueno, a mí no me gustan tus gafas. Yo solo pienso en hacer lo que siento. El que quiera escuchar toda su vida a Terremoto y a Sordera, los tiene ahí, al alcance de la mano.

—¿También incluye un tema que popularizó Miles Davis. ¿Se lo lleva a su terreno?

—Yo me acerco a un disco suyo, Sketches of Spain, pero el tema original es de Léo Delibes. Miles lo arregló con Bill Evans, él quiso acercarse a la música de corneta y tambor de las bandas de Semana Santa, hizo incluso temas por soleá. Yo estaba buscando hacer una versión de dentro de ese disco, aprovechando que tengo a estos grandísimos músicos a mi lado. Lo primero en lo que me fijé fue en el título de ese tema, The maids of Cádiz, me sedujo, y luego me pregunté: ¿por qué no llevar la sonoridad y la forma expresiva de un trompetista como él con la guitarra?

—¿Qué aprendió el músico José Quevedo del productor José Quevedo?

—En realidad es otro trabajo muy distinto. A veces me meto donde no me llaman, soy culo inquieto y necesito hacer cosas. Lo de producir surgió por casualidad: Marina [Heredia] fue la primera que confió en mí y acabé haciendo todos sus discos, también Argentina, y Miguel Poveda con ArteSano...

—Con Paco de Lucía como invitado especial, dicho sea de paso...

—Yo ya conocía al maestro de mis tiempos en Madrid, estuve muy cerca y fue una suerte poder estar mano a mano con él.

—¿Y de sus tiempos de tocar para el baile, qué evaluación hace, considerando que ha estado con los mejores?

—Sí, desde Grilo, que fue el primero que apostó por mí, a muchísimos que no quiero nombrar por no olvidarme de ninguno. Tocar para el baile es la mayor universidad que hay en el flamenco, sin duda. Hay que pasar por ahí. ¿Después quieres quedarte ahí, o quieres tocar para el cante, o quieres ser solista? Todo bien, pero esa base la tienes que tener. Ahí aprendes la parte rítmica, y la melódica, y también debes estar pendiente del cante. Eso sí que es un máster.

—Imagino que lo habrá contado muchas veces, pero, ¿de dónde le viene lo de Bolita?

—Es muy sencillo. Todo el mundo cree que es porque era gordito, pero qué va, aunque lo era más que ahora, que parece que estoy siempre de perfil. La cosa es que mi madre me cortaba el pelo casi al cero, y mi hermano Manuel empezó a decir: «Mira, parece una bolita». Y hasta hoy.