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Actualizado: 15 sep 2018 / 22:18 h.
  • Mandi se anticipa a Rodrigo en una jugada del partido. / Efe
    Mandi se anticipa a Rodrigo en una jugada del partido. / Efe

Escribíamos el otro día que la Liga había empezado rara, al menos por arriba. Y sigue así. También que el Betis necesitaba subir su nivel para salir airoso de Mestalla. Y lo hizo. Sin rayar lo excepcional, hay muchas más cosas positivas que negativas tras el empate a cero en Valencia. El comienzo del choque, con una media hora bastante buena de los verdiblancos y un Valencia empequeñecido en su propio estadio, da muestras del respeto que infunden los heliopolitanos. No puede haber un síntoma más claro de que el Betis es un equipo a tener en cuenta por los más poderosos. Y justo después de que consiguiera empequeñecer también al Sevilla en la pizarra del derbi. Setién le cogió las vueltas a Marcelino y hace dos semanas Machín tuvo un empacho de respeto al rival en el Benito Villamarín. Excelente señal en verdiblanco.

Sigamos. El punto en el campo del Valencia dejó una sonrisa en el rostro de Setién y en la mayoría de jugadores. También en la afición, aunque parte torcía el gesto viniendo a mostrar el coraje por no haber ganado tras el arranque del partido. Otro excelente síntoma: inconformismo, ambición, ganas. El simple hecho de que haya debate sobre si considerar o no un empate en Mestalla como bueno es un paso adelante contundente en mentalidad. Y en calidad, tanto dentro como fuera del campo.

Continuemos. El Betis, un año después, se ha ido al polo opuesto en los marcadores: encaja y marca pocos goles. Salvo la debacle inicial contra el Levante, nadie le ha marcado. Salvo el gol de Joaquín en el derbi, nunca más ha anotado. En una competición larga como la Liga, donde se premian aspectos como la regularidad y la solidez, es mucho mejor esta versión en verdiblanco que la de hace 12 meses, donde todos los partidos se convertían en una auténtica ruleta rusa. Ha corrido riesgo Serra Ferrer al dejar la plantilla sin demasiadas garantías en la punta del ataque. Loren tiene una gran pinta pero sólo lleva un cuarto de hora en la élite. Sergio León es el más fiable pero es el tercero en las preferencias del entrenador. Y Sanabria sigue empeñado en no dejarnos claro todavía si es bueno o malo. Por ahora, lo segundo.

Finalicemos. El Betis tiene un plan definido. El equipo tiene mano de entrenador, y no sólo en el estilo de juego. En Mestalla apostó por Canales y Guardado en lugar de Javi García. Y volvió a acertar. Casi todo le sale bien a Setién que, eso sí, adolece de cabezonería: Sanabria por delante de Sergio León y alas cortadas a los dos carrileros (por eso juega Francis y no Barragán). Y entra el Betis en una fase de la temporada (7 partidos en 22 días) donde más le vale al técnico tener clarividencia en sus las rotaciones y combinaciones de jugadores en ataque. Desde la solidez y la ambición sólo se puede ir hacia arriba.