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Actualizado: 12 ago 2018 / 15:16 h.
  • «¿Barça o Sevilla? Aquí gana Marruecos»
    Sevillistas en el zoco de Tánger. / Pons
  • «¿Barça o Sevilla? Aquí gana Marruecos»
    Sevillistas en el hotel de la plantilla en Tánger. / Pons

Tánger es una ciudad internacional, donde han pasado españoles, franceses, ingleses... Ahora, su corazón internacional se divide entre Messi y Cristiano Ronaldo. Hasta en una peluquería en la Medina dan a elegir entre los look de estas dos estrellas mundiales. Esa preferencia de los tangerinos no cambia en un partido como la Supercopa.

“Visca el Barça”. Es la forma de captar a los turistas españoles. A veces pinchan en hueso, porque son sevillistas de camuflaje, sin distintivos ni cánticos. Ahí se ve el talante negociador. “Me gusta el Barça, pero el Sevilla me cae bien”, comentaba un vendedor de casi todo, desde alfombras, túnicas, teteras hasta calzado “fresco para que no se asen los pies”. Pero casi nunca se equivocan. Aquí es mayoría culé, tanto la que ha venido en avión como la autóctona.

Pero, ¿alguien aventura un ganador? En Tánger lo tienen claro. “¿Barça o Sevilla? Aquí gana Marruecos”. Medi, un joven guía turístico, da en el clavo mientras muestra el exterior de las mezquitas, los hornos de pan y las estrechisimas calles hasta tocarse los ventanales haciendo que la convivencia sea algo más que vecinos. La final de la Supercopa de España es la oportunidad para lucir su potencial turístico, como ya pasara hace un año al alojar la Supercopa francesa entre Mónaco y PSG.

En el zoco hay muchas tiendas de camisetas de fútbol, pero hay que esmerarse en encontrar una del Sevilla. Al final está. A 18 euros sin regatear. Si emulan a Banega tal vez la arañe por diez. Y si hace como Messi... Por sus angostas y bulliciosas calles asoman los primeros sevillistas, ya con bufanda en mano. Pese a las reticencias del formato, el ferry de Tarifa se pintó de rojiblanco. Algunos optaron por el turismo más tradicional y otros se plantaron al hotel Hilton, donde se hospeda la plantilla nervionense, blindado por la seguridad. La odisea será después, cuando toque ir al estadio, situado a las afueras de la ciudad. Para los despistados, un gran cartel en una rotonda en la avenida Mohamed VI muestra el camino: “Dirección al estadio”. Un aviso: vayan con tiempo, que Tánger es tan bulliciosa que puede encontrarse con un buen atasco.