Hace un año, aún con 21, Sebastián Cristóforo (Montevideo, 1993) acababa de ser operado por segunda vez en su rodilla izquierda. Le esperaban lágrimas en soledad, otros siete meses de duro trabajo en el ostracismo, de rabia transformada en lucha por cumplir su sueño de ser futbolista de élite en Europa. Ahora, en febrero de 2016, el Sánchez-Pizjuán le grita «¡Uruguayo, uruguayo!» y ha compartido su buen momento con El Correo de Andalucía en el restaurante El Candil (Condequinto).

—¡Cómo es la vida y el fútbol en particular...!

—Cierto. Ha cambiado mucho la situación. Por aquel entonces había terminado mi recuperación de la primera lesión, jugué en la Copa y volví a sentir que la rodilla no iba bien. Tuve que pasar por el quirófano, fue durísimo, pero enseguida lo tuve claro: tenía que luchar por volver a sentirme futbolista. Ahora siento una alegría inmensa por haberlo conseguido.

—¿Se planteó dejar el fútbol profesional después del segundo varapalo?

—No tanto, me sentía con fuerzas para intentarlo y era muy joven. Te planteas muchas cosas, de repente no sabes porqué un ligamento cruzado se rompe o literalmente desaparece como me pasó la segunda vez. Te preguntas la razón por la que te pasa a ti siendo tan joven, pero al final siempre piensas en volver a jugar. La gente siente por lo que uno pasó, todo lo que uno trabajó y todo lo que doy en la cancha. Por ello también le doy las gracias al Sevilla, porque todos en el club se han portado de maravilla.

—Lo que sí se planteó de verdad fue marcharse a otro equipo.

—Sí, quería jugar, tener minutos. Llevaba mucho tiempo trabajando bien, perfecto y no llegaban las oportunidades. Hasta que no juegas no te sientes del todo recuperado. Hablé con muchas personas, valoré la competencia que hay en esta plantilla y había opciones muy interesantes, pero finalmente me quedé.

—Y ahora resulta que pocos se acuerdan de Krychowiak...

—Sustituirlo es muy complicado, es un jugador muy importante por todo lo que nos aporta, pero entre todos creo que lo hemos cubierto.

—¿En qué ha cambiado el Cristóforo de 2013 respecto al de ahora?

—Pues han cambiado muchas cosas, la verdad. Son lesiones muy duras y muy lentas de recuperar. Yo mismo me he sorprendido de cómo reaccioné. Ahora soy una persona más tranquila, quizás más maduro, en definitiva mejor.

—¿Qué piensa Cristóforo de un fútbol como el actual, en el que una liga como la china, apartada de la élite, se lleva a grandes jugadores a golpe de talonario?

—Al fin y al cabo esto es una profesión y son varios los objetivos: estar económicamente bien y conseguir logros deportivos. Según la etapa de un futbolista se puede optar por diferentes cosas. Yo personalmente quiero saber hasta dónde puedo llegar futbolísticamente, intentar mejorar lo máximo posible.

—Y hablando del fútbol moderno: ¿Entiende lo que está ocurriendo con la afición, las sanciones por cánticos, las pancartas de sevillistas prohibidas en otros estadios, etc...?

—No estoy mucho al tanto de la razones, pero sí veo que la afición del Sevilla está muy marcada, que están muy encima de ellos, pendientes de cada cosa que hagan, de cada cosa que dicen. Los aficionados están para apoyar a su equipo, para ayudarlo, y la nuestra es muy importante, así que esperemos que esto se termine de una vez por todas. La gente del Sevilla vive el fútbol de forma impresionante, siempre tiene ganas de que llegue el domingo, el día del partido.

—Un fútbol actual en el que por muchos aspectos al hincha se le aleja de los partidos: precios, violencia, etc...

—El fútbol no es el de hace 20 años, pero pasa en todos los deportes. Las cosas evolucionan y las reglas cambian, hay que adaptarse.

—Cuando debutó en Peñarol con 17 años supongo que algún día soñaría con jugar un partido como el del domingo en el Camp Nou.

—Por supuesto, cuando eres joven te ilusionas con todo, con debutar con tu equipo, con jugar en un grande como el Sevilla, con estar en grandes partidos... Yo he jugado en todos lados, empecé por diversión jugando con mis amigos y mire... A medida que pasan los años las ilusiones van cambiando, pero siempre jugaré con pasión, como se vive el fútbol en Uruguay, donde el primer regalo a cada niño siempre es un balón.

—¿Usted se fija más en Messi, Neymar y Luis Suárez o en Busquets?

—Todos nos fijamos en los tres de arriba, pero los que entendemos de fútbol sabemos cómo de importante es la labor de Busquets, quizás más oscura que la del resto de estrellas pero clave.

—¿Vio el famoso penalti de Messi con Luis Suárez?

—Sí claro.

—¿Se lo hubiera tomado como una falta de respeto?

—(risas) Son situaciones que se dan y ellos decidieron que esa opción era la mejor.

—Sí, pero ¿y si hubiera estado usted en el campo?

—Hubiera tratado de llegar al balón antes que el rival y ya está. Me enfadaría que hicieran gol, pero no por cómo lo hagan sino por el hecho de que nos marquen. Cada uno hace lo que quiere.

—Lo marcó Luis Suárez, compatriota suyo en plena racha.

—Le diré que siga haciendo goles este año, pero que pare ya, que contra nosotros se pare (más risas).

—Usted no marca tantos...

—He hecho pocos a lo largo de mi carrera, quizás me estoy reservando para la final de la Copa... (vuelve a reir). Ojalá que marcara en un partido así.

—Si sigue en esta progresión quizás pueda un día jugar con la selección de Uruguay junto a Luis Suárez...

—Es un sueño que siempre está en la cabeza. Poder representar a tu país en un gran torneo es algo inolvidable, yo lo experimenté en un Mundial sub-20.

—¿Le respetan los jugadores más a Messi que al resto a la hora de disputarle un balón? Por aquello de la trascendencia mediática como a alguien le dé por lesionarlo...

—Si ya cuesta agarrar a Messi, imagínate ya darle una patada... Yo siempre voy igual, no me paro a pensar quién es el jugador en cuestión a la hora de disputar una pelota. Nosotros también tenemos muchos jugadores imprescindibles y no me paro en los entrenamientos.

—Como Banega.

—Hay jugadores que son diferentes al resto y Éver es uno de ellos. Casi todas nuestras mejores jugadas parten de él y cuando no entra mucho en juego o no está es como si nos faltara algo. Lo que todos queremos es tener a los mejores, ojalá se quedara con nosotros.

—Bueno, a ver si sabe responder a esta: ¿Por qué no gana el Sevilla fuera?

—Es una racha que ni nosotros entendemos. En casa estamos muy bien y fuera no conseguimos ganar. A ver si se termina el domingo...

—Difícil ¿no?

—Muy complicado, pero debemos hacerlo porque ganar de visitante es importantísimo para conseguir los objetivos. No sé si la palabra es ansiedad por conseguirlo, pero todos estamos intentando hacer todo lo que podemos. El Barcelona agarra el balón y el rival corre mucho, por mucho que estudies cómo juega, hay que marcar porque ellos atacan muchísimo.

—Pero antes del Barça, el Molde, la Europa League. ¿Quizás es esta vía la menos complicada para estar en la Champions?

—Depende de los rivales que nos toquen. La Europa League es una ilusión para nosotros pero no por el hecho de tener premio Champions. Pero sí te digo que es más difícil lograrlo en este torneo que en la Liga, aunque el Villarreal nos lleve ocho puntos. La Liga es lo que te marca toda la temporada, como dice nuestro entrenador.

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