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Actualizado: 07 abr 2017 / 12:07 h.
  • Planificar el viaje con tiempo puede ahorrar tiempo y dinero. / Javier Díaz
    Planificar el viaje con tiempo puede ahorrar tiempo y dinero. / Javier Díaz

El final de la cuenta atrás ha llegado. En muchas casas españolas las maletas y los ánimos están listos para dar un respiro a los cuerpos, para curar el estrés provocado por las exigencias y responsabilidades laborales y familiares. Pero, ¿qué hace un español medio para poder tirarse a la bartola durante unos días? Y lo que es peor, ¿puede un español medio tirarse a la bartola durante tanto tiempo?

Las cifras no mienten, y el histórico de estas fechas desde que empezó la crisis es cada año más bajo. Si una persona se gasta de media 856,62 euros en ocio en esta época del año –casi el sueldo de un mes en muchos casos–, no hace falta un máster en Economía para deducir que pocos viven esta experiencia placentera. Pero como Dios aprieta pero no ahoga, alguno que otro afortunado ha podido hacer encaje de bolillos, liarse la manta a la cabeza o empeñarse hasta las orejas para hacer de su capa un sayo y coger carretera y manta con los suyos hacia destinos siempre agradables. Si bien es cierto, de dichos populares, ni se vive ni se disfruta.

Según un informe emitido por Kelisto, baja la inversión para la Semana Santa de este año en un dos por ciento respecto a 2016, aplazando el pago hasta 1,7 millones de familias, por lo que tendrán que pagar un interés medio –si es por tres meses– del 41’7 por ciento TAE. Es decir, que abonarán la friolera de 60,2 millones de euros en intereses, aunque las cifras aseveran que solo se trata de un 9,5 por ciento de la población.

No obstante, el estudio demuestra que la mayoría afrontará los gastos a tocateja, pero el resto se hará con préstamos o financiaciones específicas para afrontar el coste de estos días de descanso. Estefanía González, portavoz de Finanzas Personales de Kalisto.es, asegura que «las opciones más interesantes para aplazar las vacaciones son las tarjetas de crédito con vinculación bancaria, mientras que en el extremo contrario se sitúan los préstamos personales».

Pero entre tanta oferta y demanda, ¿cuál se adapta mejor a nuestras necesidades? En un período de vacaciones, el coche es el medio de transporte más utilizado. Por lo tanto, repostar a un precio competitivo es una prioridad. La Tarjeta Pass de Carrefour ofrece descuentos de hasta el 8 por ciento en sus propias estaciones de servicio y del 4 por ciento por repostar en Cepsa.

Respecto a los seguros, estas tarjetas ofrecen una amplia cobertura. En el caso de ING Direct, el cliente que paga el billete, el hotel o cualquier otro concepto cubre una cobertura de hasta 150.000 euros. Los descuento también son fundamentales para ajustar los gastos. Las tarjetas permiten descuentos que pueden llegar hasta el 40 por ciento en hoteles, restaurantes y otros gastos habituales durante las vacaciones. La Visa del grupo de viajes Nautalia ofrecen rebajas del 1% y del 8% en sus respectivos paquetes vacacionales. En cuanto a los costes, por pagar en un mes es cero en las tarjetas más atractivas del mercado. Pero si el pago se aplaza, los costes crecen significativamente. La tasa anual equivalente alcanza el 27,24 por ciento con la Wizink Oro.

Aunque también existe la opción del microcrédito, una «solución rápida para pequeños gastos urgentes», según Kelisto. Entre las más competitivas estarían Vivus, CréditoMás y Dineo, todas sin intereses ni gastos pero para nuevos clientes y por 300 euros a devolver en un mes.

El gasto vacacional puede convertirse en una trampa si no se es consciente del desembolso. Los expertos recomiendan que el gasto aproximado a realizar a lo largo del año en actividades de evasión no supere aproximadamente el 1,5 por ciento de los ingresos anuales del hogar. Es más, para no tener que hacer frente a un desembolso importante llegado el momento, se aconseja destinar un porcentaje determinado del presupuesto de cada mes durante todo el año.

Aunque las vacaciones de Semana Santa no son las preferidas de los españoles por cuestiones culturales en muchas zonas o por el tiempo, si es cierto que deben aprovecharse al máximo y elegir bien y con margen es fundamental.

El final de la cuenta atrás ha llegado. En muchas casas españolas las maletas y los ánimos están listos para dar un respiro a los cuerpos, para curar el estrés provocado por las exigencias y responsabilidades laborales y familiares. Pero, ¿qué hace un español medio para poder tirarse a la bartola durante unos días? Y lo que es peor, ¿puede un español medio tirarse a la bartola durante tanto tiempo?

Las cifras no mienten, y el histórico de estas fechas desde que empezó la crisis es cada año más bajo. Si una persona se gasta de media 856,62 euros en ocio en esta época del año –casi el sueldo de un mes en muchos casos–, no hace falta un máster en Economía para deducir que pocos viven esta experiencia placentera. Pero como Dios aprieta pero no ahoga, alguno que otro afortunado ha podido hacer encaje de bolillos, liarse la manta a la cabeza o empeñarse hasta las orejas para hacer de su capa un sayo y coger carretera y manta con los suyos hacia destinos siempre agradables. Si bien es cierto, de dichos populares, ni se vive ni se disfruta.

Según un informe emitido por Kelisto, baja la inversión para la Semana Santa de este año en un dos por ciento respecto a 2016, aplazando el pago hasta 1,7 millones de familias, por lo que tendrán que pagar un interés medio –si es por tres meses– del 41’7 por ciento TAE. Es decir, que abonarán la friolera de 60,2 millones de euros en intereses, aunque las cifras aseveran que solo se trata de un 9,5 por ciento de la población.

No obstante, el estudio demuestra que la mayoría afrontará los gastos a tocateja, pero el resto se hará con préstamos o financiaciones específicas para afrontar el coste de estos días de descanso. Estefanía González, portavoz de Finanzas Personales de Kalisto.es, asegura que «las opciones más interesantes para aplazar las vacaciones son las tarjetas de crédito con vinculación bancaria, mientras que en el extremo contrario se sitúan los préstamos personales».

Pero entre tanta oferta y demanda, ¿cuál se adapta mejor a nuestras necesidades? En un período de vacaciones, el coche es el medio de transporte más utilizado. Por lo tanto, repostar a un precio competitivo es una prioridad. La Tarjeta Pass de Carrefour ofrece descuentos de hasta el 8 por ciento en sus propias estaciones de servicio y del 4 por ciento por repostar en Cepsa.

Respecto a los seguros, estas tarjetas ofrecen una amplia cobertura. En el caso de ING Direct, el cliente que paga el billete, el hotel o cualquier otro concepto cubre una cobertura de hasta 150.000 euros. Los descuento también son fundamentales para ajustar los gastos. Las tarjetas permiten descuentos que pueden llegar hasta el 40 por ciento en hoteles, restaurantes y otros gastos habituales durante las vacaciones. La Visa del grupo de viajes Nautalia ofrecen rebajas del 1% y del 8% en sus respectivos paquetes vacacionales. En cuanto a los costes, por pagar en un mes es cero en las tarjetas más atractivas del mercado. Pero si el pago se aplaza, los costes crecen significativamente. La tasa anual equivalente alcanza el 27,24 por ciento con la Wizink Oro.

Aunque también existe la opción del microcrédito, una «solución rápida para pequeños gastos urgentes», según Kelisto. Entre las más competitivas estarían Vivus, CréditoMás y Dineo, todas sin intereses ni gastos pero para nuevos clientes y por 300 euros a devolver en un mes.

El gasto vacacional puede convertirse en una trampa si no se es consciente del desembolso. Los expertos recomiendan que el gasto aproximado a realizar a lo largo del año en actividades de evasión no supere aproximadamente el 1,5 por ciento de los ingresos anuales del hogar. Es más, para no tener que hacer frente a un desembolso importante llegado el momento, se aconseja destinar un porcentaje determinado del presupuesto de cada mes durante todo el año.

Aunque las vacaciones de Semana Santa no son las preferidas de los españoles por cuestiones culturales en muchas zonas o por el tiempo, si es cierto que deben aprovecharse al máximo y elegir bien y con margen es fundamental.