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Actualizado: 18 sep 2018 / 22:52 h.
  • El presidente de EEUU, Donald Trump, ayer durante una conferencia de prensa. / Efe
    El presidente de EEUU, Donald Trump, ayer durante una conferencia de prensa. / Efe

China reaccionó ayer a la inminente entrada en vigor de nuevos aranceles en Estados Unidos a los productos chinos importados por valor de 200.000 millones de dólares con el anuncio de una nueva tanda de gravámenes a bienes estadounidenses por 60.000 millones de dólares. Este anuncio se produjo después de que horas antes el Ministerio chino de Comercio advirtiera de que estaba obligado a tomar represalias equivalentes, sin precisar cuáles, y pidiera al presidente estadounidense, Donald Trump, que rectificara «a tiempo».

Los productos chinos afectados serán más de 5.000, entre los que se incluyen bolsos, arroz o prendas textiles, y se les aplicarán gravámenes del 10%, que podrían incrementarse hasta el 25% a partir de enero si ambos países no alcanzan un acuerdo, según amenazó el mandatario estadounidense. «Estamos profundamente apesadumbrados», afirmó ayer el Ministerio de Comercio de China, que manifestó su esperanza en que «Estados Unidos reconozca las consecuencias dañinas de su acción y rectifique a tiempo con medidas convincentes».

Horas más tarde, ese mismo departamento confirmó que China impondrá aranceles de entre un 5 y un 10% (los expertos barajaban que podrían ser de hasta el 25%, pero finalmente Pekín ha moderado las contramedidas) a unos 4.000 tipos de productos por valor de 60.000 millones de dólares.

«A pesar de la decidida oposición de China y a la presentación de quejas formales, Estados Unidos ha insistido en adoptar una postura errónea, violando las normas de la Organización Mundial del Comercio”» señalaron en un comunicado las autoridades de Pekín, que ya habían amenazado con tomar esta medida si Washington dictaba nuevas tasas. Pese a las continuas amenazas por parte de ambas potencias, hasta la fecha únicamente se han impuesto aranceles mutuos por valor de 50.000 millones de dólares que se aplicaron en dos fases (una inicial a bienes de 34.000 millones y una segunda a productos por valor de 16.000 millones de dólares).

En ambos casos, Pekín esperó a que entraran en vigor las tasas estadounidenses para aplicar de forma inmediata las suyas, tal y como ocurrirá con la nueva tanda de gravámenes que se aplicará el 24 de septiembre, día festivo en China por la Fiesta de Medio Otoño. Es posible que la respuesta de China desencadene nuevas medidas de Trump, quien, según avanzó ayer, está dispuesto a imponer una nueva oleada de tarifas a productos por valor de 267.000 millones de dólares en caso de que hubiera reacción de Pekín.

Los equipos negociadores de Washington y Pekín han mantenido ya cuatro rondas de conversaciones (dos en cada ciudad), en las que no han conseguido ningún acuerdo, y se emplazaron la semana pasada a una nueva reunión a finales de este mes en suelo estadounidense, a invitación de EEUU. No obstante, la confirmación de que una nueva tanda de aranceles de semejante envergadura se empezará a aplicar desde el próximo lunes pone en riesgo ese encuentro.

Por su parte, el presidente norteamericano Donald Trump dijo ayer que «China ha afirmado de manera abierta que está tratando activamente de impactar y cambiar nuestra elección atacando a nuestros granjeros, rancheros y trabajadores industriales por su lealtad a mi». Las elecciones legislativas estadounidenses tendrán lugar el próximo 6 de noviembre, y en ellas se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes así como un tercio del Senado.