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Actualizado: 12 jun 2018 / 22:56 h.
  • El término ‘baculazo’ procede de báculo, el cayado que llevan los obispos. / Antonio Acedo
    El término ‘baculazo’ procede de báculo, el cayado que llevan los obispos. / Antonio Acedo

El término baculazo es un neologismo que se ha aplicado a la decisión que toma un obispo de la Iglesia Católica cuando es considerada, por aquel que se siente perjudicado por ella, como un cierto abuso de autoridad (ejem, ejem, cuidado que entramos en terreno pantanoso). Como habrán imaginado, el aumentativo baculazo procede del término báculo, que es el cayado que llevan los obispos como signo de su función pastoral y que se les entrega en su consagración. Bien es sabido que a lo largo de la historia las relaciones entre las cofradías y la jerarquía eclesiástica no han sido en ocasiones tan fluidas como debieran, situándose las primeras en una posición de abierto enfrentamiento o de desobediencia a su pastor. En Sevilla, dentro del ámbito cofradiero, no es necesario remontarse mucho tiempo atrás para encontrar algún ejemplo de cómo la intervención de un obispo resultó decisiva para cambiar una decisión previamente adoptada por las cofradías. En el año 2007, las por entonces ocho cofradías del Miércoles Santo acordaron en plena Cuaresma rechazar la integración de la hermandad del Carmen Doloroso a la jornada. Emitieron un comunicado alegando que no había tiempo material para la reestructuración del día y, de paso, emplazaban al Consejo a realizar un estudio detallado de la nómina de la Semana Santa para proponer el día más idóneo. Bastaron unas declaraciones a El Correo de Andalucía del cardenal Carlos Amigo expresando su disgusto con esta decisión de los hermanos mayores del Miércoles Santo para que a las pocas horas volvieran a reunirse y donde dijeron digo, luego dijeran Diego. Al cardenal Amigo ni siquiera le hizo falta tirar de decretazo para que las hermandades acataran su deseo de integrar al Carmen Doloroso en el Miércoles Santo.