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Actualizado: 14 jun 2018 / 09:59 h.
  • Mural de la Virgen de Roca-Amador, titular de la Soledad de San Lorenzo. / El Correo
    Mural de la Virgen de Roca-Amador, titular de la Soledad de San Lorenzo. / El Correo

El término Roca-Amador va unido de forma inequívoca a la hermandad de la Soledad de San Lorenzo. Es titular de la corporación del Sábado Santo aunque, como peculiaridad, la imagen de la Virgen no está tallada en madera sino que está presente en un fresco ubicado en el interior de la parroquia donde reside, próximo a la capilla del Dulce Nombre, propiedad del Gran Poder. La pintura mural, de finales del siglo XIV, fue el germen de una hermandad de gloria: la del Rosario de Roca-Amador, cuyas reglas están datadas en 1691. En la pintura aparece la Virgen ataviada con ricos vestidos, de indudable inspiración en los ropajes ceremoniales de emperatrices de Bizancio. El Niño que lleva en sus brazos, y que la mira con dulzura, también destaca por su ropaje. En el siglo XIX, en concreto en 1844, se fusionó con la sacramental y en 1977 con la de penitencia.

Advocación de procedencia francesa –Rocamador o Rocamadour es una localidad cercana a Burdeos–, su nombre viene de las reliquias de San Amador, cuyo cuerpo se halla en el célebre santuario del municipio galo, donde se encuentra una talla de la Virgen sobre una roca. La Virgen de Rocamador también se la relaciona con el camino de Santiago, circunstancia que contribuiría a su devoción en España y Portugal. Por otra parte, cuenta una leyenda que el rey Alfonso X El Sabio, que nombra a esta imagen en varias cantigas, fue quien trajo esta devoción a nuestro país.

La hermandad de San Lorenzo rinde culto anual a su titular letífica mediante un solemne triduo. La corporación la tiene presente también en dos insignias: un valioso estandarte sobre tejido de tisú blanco, bordado con hilos de oro y sedas de colores y una reproducción pictórica en su parte central. Esta insignia presidió en 2016 un imponente altar de cultos en el altar mayor de la parroquia con motivo de su triduo. Un segundo estandarte, bordado en terciopelo rojo –restaurado en el taller de Sobrinos de José Caro– y con una pintura de Domingo Martínez, sale en el cortejo de nazarenos.

En 2012, tras 16 meses de trabajo, concluía una importante rehabilitación en la capilla de Roca-Amador. Las labores efectuadas sobre las pinturas, la bóveda, el retablo de madera y la azulejería le devolvieron su esplendor original. ~