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Actualizado: 19 ago 2017 / 20:39 h.
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No puedo ni quiero entrar en balanzas ni en dimes y diretes de diferentes bandos que se pasan toda una vida, como cantara Antonio Machín en la Ciutat Bella barcelonesa, haciéndose el tocomocho en defensa de sus respectivas poltronas, mientras muchos de sus acogidos de otros lares del mundo viven a cuerpo de rey en nuestro país con el gran descaro de preparar y perpetrar, en las mismas narices de sus anfitriones, un atentado tan vil y canalla como el que el pasado jueves tuvo lugar en la ciudad condal.

El dolor es inmenso, pero aprieto los dientes, me como la rabia y escondo el llanto de mi corazón, que ningún desalmado vea mis lágrimas, en la misma mochila que cargaba mi espalda, cuando ya en los años sesenta me enloquecían las veinticinco horas de viaje, con trasbordo de por medio en La Encina, hasta llegar a la Estación de Francia... Empedernido buscavida de aventuras y aprendizaje que hoy prefiero cantar, la procesión va por dentro, en solidaridad con Barcelona, una tierra que me llena de recuerdos y me arranca la gratitud de su hospitalidad.

Por eso... Que la nostalgia toque la guitarra y cante la vida... Barcelona me sabe a un tren de carbón que llamaban sevillano, granaíno y malagueño, me sabe a sueño... Y a la Rambla de las Flores y a Caracoles bailando por la calle Escudellers. ¡Mira!, que la nostalgia toque la guitarra y cante la vida.

Sesenta duros, la pensión completa en casa Dolores... Barcelona me sabe a Plaza Real y a vermut de mediodía con Ocaña y con Nazario, y a viejo barrio... Y a guitarras callejeras y calle La Cera al son de los Amaya y de Peret. ¡Ole!, sesenta duros, la pensión completa en casa Dolores.

Un Gato con sombrero, de mi brazo, en noches divinas... Barcelona me sabe a Nova Cançó y a compás del Jaroteo, hoy puede ser un gran día de Boquería... Y a Gaudí lleno de Gracia y de pertinacia, tallada en cada piedra con amor. ¡Mira!, un Gato con sombrero, de mi brazo, en noches divinas.

Me gusta amanecer con Barcelona, durmiendo en la playa... Barcelona me sabe a Lita Claver y al alterne del Molino, Paralelo de derroche y de descorche... Y «saben aquell que diu» que me cuenta Eugenio, sentados entre tetas del Bagdag. ¡Vaya!, me gusta amanecer con Barcelona durmiendo en la playa.

Y para cerrar, nunca se os olvide, un viejo dicho hispalense: ¡Al enemigo, ni agua, que se bebe el búcaro! ~