Parecía que no iba a llegar nunca pero ya esta aquí. Hoy primera jornada de Liga y nuestros equipos vuelven a la división de honor. Tardes de transistor y carrusel, días de porras y quinielas, plazas con veladores, botijos y tintos con sifón acompañados de chochos y aceitunas y los más afortunados al estadio con toda la familia para disfrutar de ese espectáculo con emoción y alegría. Ya si tocaba derbi, la fiesta era aún mayor. León Lasa, Areta o Rojas en el Betis. Valero, Malaver o Ruiz Sosa en los de Nervión. Este era el paisaje de nuestra ciudad. La rivalidad era sana, se ceñía al campo, a las peñas, a los hogares y los lunes eran fabulosos. Disfrutemos del fútbol y no camuflemos la absurda violencia en la rivalidad del deporte. Sí a los grupos que defienden a su equipo, sí a aquellos que animan y pierden la voz vitoreando a los suyos. Sí a la guasa con arte. No se refugien en el deporte para hacer violencia, ahí pierden todos. Recuerden que los más de cien años de historia de nuestros clubes están forjados por luchas campales por un balón que rueda durante 90 minutos y luego esos enemigos efímeros siguen siendo hijos de, como diría mi querido amigo Víctor, «la ciudad más maravillosa del mundo». Hago mi porra con ustedes: Sevilla 3-Español 1 y Barcelona 1- Betis 2.